Te recomendamos:
¿Qué pasaría si…? Muchas veces uno fantasea y se hace preguntas cuyas respuestas nunca sabrá, básicamente porque ciertas cosas no podrían suceder jamás. Permitidos, la nueva película del director Ariel Winograd (Sin Hijos; Vino para Robar) cuenta una historia en la que ese tipo de fantasías se convierten en realidad, ¿Qué pasaría si pudieras conocer a tu permitido?.
Aunque probablemente nadie necesite la aclaración, vale decir que el «permitido» es aquel famoso o famosa con el que una persona puede tener una aventura sin que sea considerada una infidelidad. Mateo (Martín Piroyansky) es un enamorado de Zoe del Río (Liz Solari), una actriz que lo deslumbra. En una cena con amigos, surge el tema de los permitidos y su novia Camila (Lali Espósito) le dice sin vueltas: si vos te levantás a Zoe, yo te aplaudo. Por supuesto, estas cosas se dicen porque nadie cree realmente que vayan a suceder y ese es el disparador de esta nueva comedia argentina: qué pasa cuando sucede lo impensado.
El conflicto del film explota en los primeros minutos y en ese sentido hay que reconocerle a Permitidos que va al grano, sin dar vueltas. Mateo conoce a su permitido y todo el mundo de Camila se ve alterado de golpe. Una frase dicha en broma, un tópico planteado en una conversación con amigos, termina modificando la relación de esta pareja que al inicio del film ya sabemos que está comenzando a convivir.
Así, el film da paso a los enredos amorosos (ella también conocerá a su permitido); y comienzan a aparecer otros temas como las redes sociales en el mundo que vivimos (twitter, lo viral, la exposición, la imposibilidad de pasar desapercibido); y las burlas y críticas al mundo de los famosos y del espectáculo en general.
El film tiene muchas cosas destacables, empezando por su premisa y la pareja protagónica que es brillante. Martín Piroyansky ya está entrenado en el género y no es sorpresa verlo triunfar en un papel que le calza perfecto. Pero la que verdaderamente se roba la película es Lali Espósito: la actriz y cantante que surgió del semillero Cris Morena, logró hacer una carrera exitosísima y con este protagónico confirma que la comedia es lo suyo y que incluso cuando el guión no la acompaña, puede salvar una escena con tan solo un gesto.
Benjamín Vicuña y Liz Solari no suelen tener papeles de este estilo y realmente logran lucirse en dos roles que tienen mucho de parodia y burla al mundo de la fama.
Durante poco más de una hora el film cumple con creces. Los chistes funcionan, la incorrección en los diálogos está a la orden del día y la trama fluye casi sin sobresaltos. El director trabaja los elementos característicos de la comedia americana, sobre todo la screwball comedy (comedias alocadas, enredos, situaciones disparatadas, fuerte presencia de la protagonista femenina…) y logra crear algo que no se ve seguido en nuestro cine.
El «problema» viene hacia el final, cuando empieza a notarse que el guión entra en un laberinto del cual es difícil salir. El film derrapa (quizás es un poco fuerte la palabra) con algunas situaciones poco convincentes, y aunque de ninguna manera se rompe todo lo bueno que viene construyendo, queda la sensación de que el desenlace podría haber sido mejor.
De cualquier manera, Permitidos es una propuesta que funciona y el trabajo de sus protagonistas es tan bueno que no se puede dejar pasar.