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Los periodistas no deberíamos abusar de los adjetivos a la hora de hablar de una película pero la delicada, inspirada y sensible Primero Enero lo amerita no sólo por la belleza sonora y fotográfica que la representa sino también por ser una de las representantes de Córdoba en la edición número 67 de la Berlinale.
En su ópera prima, Darío Mascambroni aborda una relación padre-hijo en una circunstancia especial pero bastante normal en estos tiempos: cómo vive un niño de ocho años la separación de sus padres y todo lo que esto conlleva.. En este caso, el divorcio incluye la venta de la casa de las sierras a donde viajaban juntos cada verano y enero será la última vez que Jorge y Valentino visiten su viejo campo.
San Antonio es el caserío perdido en las sierras de Córdoba en donde transcurre la historia, la elección de esta locación se debió a que “es el lugar al que voy desde que nací ya que una de las primeras casas que allí se construyeron es la de mi bisabuelo” relata el joven director.
El sonido de las sierras se vuelve melancólico con el tango que suena en las escenas claves caracterizadas por un guión que tiene a los mitos de Troya y de la Caja de Pandora como planteo inicial de la madura personalidad del niño. Lo que busca resaltar es que “justamente los niños no están atados a prejuicios y tienen una mirada más auténtica de las cosas.”
Con 28 años cuenta que ve todo el cine que puede y no cree estar influenciado por algo en particular ya que “lo mejor es buscar un camino propio”. Su motivación para filmar siempre es una idea que considera que debe llegar a los demás; un tema, una historia, un pensamiento: “yo elijo filmar porque el lenguaje cinematográfico me resulta fascinante e infinito.”
En este caso, el puntapié de Primero Enero fueron los personajes, o las personas que hay detrás de ello. Padre e hijo en ficción y realidad. Al ser su tío y primito, los conoce muy bien así que “ellos motivaron la historia y aportaron a construirla con situaciones de su propia experiencia y con ideas nuevas”.
Pero más allá de la trama, hay algo concreto en cuanto a visibilidad que es la vidriera que significó para la película su participación en el BAFICI 2016. Ahí la vio la persona que la propuso para el festival de Berlín. En cuanto a la recepción, el equipo cuenta que “fue extraordinario para nosotros” ya que al estar en Generation, una sección dedicada principalmente a un público infantil, los niños demostraron mucho interés, al igual que muchos padres que asistían con ellos”. Aseguran que los comentarios de sus espectadores infantiles fueron “de los mejores que hemos recibido”.
Mascambroni concluye que su ópera prima significó ante todo aprendizaje, “adquirir experiencia para repetir lo positivo y evitar lo negativo en futuros proyectos”. En cuanto a su futuro, en este momento están comenzando la pre-producción de Mochila de Plomo. Será su segunda película como director y cuenta que es un proyecto con el que en 2014 ganaron el concurso Raymundo Gleyzer Cine de La Base lo que les permitió acceder a una de las vías de financiamiento del INCAA. Desde Berlín, se sincera al decir que: “puede que la participación en Berlín nos permite una llegada más directa a determinadas personas del ambiente, pero nada garantiza que se interesen en nuestra próxima película ya que cada proyecto es una nueva aventura”.
Primero Enero (January) – TRAILER from El Calefon Cine on Vimeo.