Prometheus: algo más que Alien

Mientras decido sobre si Prometheus me gustó o no, solo tengo la habilidad para decir que la última película de Ridley Scott es visualmente impresionante, a tal punto que recuerda qué convirtió a Alien  (1979) en un clásico de la ciencia ficción, y a su director, en un maestro del género, aun cuando lo haya dejado de trabajar en 1982.

Es algo indiscutible que el regreso de Ridley Scott al sci-fi es un hecho importante a considerar. Digan lo que quieran sobre las películas del director entre 1982 y 2012, pero lo justo es justo: tanto Alien como Blade Runner (1982) son grandes clásicos modernos.

En esta película llamada precuela de Alien, que no es precuela (o si, perdón!), Scott trabaja con un guión de Damon Lindelof (productor de Lost) y el novato Jon Spaihts (escribió The Darkest Hour, date cuenta… ), que terminará jugando con nuestra memoria. La película sin duda comparte el mismo universo con  Alien , y la historia de Prometheus sucede antes de lo que ya hemos visto, pero su gran conexión es el Space Jockey, ese horrible y asqueroso octavo pasajero fosilizado que nos hizo preocuparnos por “¿Quiénes existirán más allá?”.

Mucho antes de su aparición, en el siglo XXI, un grupo de científicos encuentra una serie de mapas estelares, a los que toman cómo una invitación para dar con el paradero de los creadores de la raza humana. A partir de esto, la nave Prometheus emprende un viaje de dos años hacia el planeta que podría tener todas las respuestas del universo. Allí, los científicos emprenden la búsqueda de aquella civilización avanzada que nos creo, sin saber el peligro que les espera.

Discutir sobre films que remiten a los inicios y los por qué de películas ya vistas, es inútil. Las objeciones en contra no van a cambiar este paradigma de moda. Realmente necesitábamos saber de dónde provenía el Space Jockey? La respuesta es muy personal. Elementos para valorar en Prometheus, hay muchos, como también los hay para cuestionar obviamente. Su mayor déficit se encuentra en el planteo de los orígenes como historia, y en lo que mueve a ciertos personajes dentro de ella; pero más allá de las deficiencias de Lindelof y Spaihts, Prometheus es (para mí) una obra maestra del género, y todo gracias a la labor de Scott.

Tenemos una lista extensa de actores de raza que interpretan ferozmente a cada uno de sus personajes. Noomi Rapace evoca sin querer queriendo a Sigourney Weaver (o quizás así lo quiso su director). Charlize Theron (Snow White and the Huntsman) juega a ser de mala otra vez, probando que es lo suyo. Idris Elba (Thor) dice algunas de las líneas más relajadas de toda la película, pero da la sensación que su personaje existe solo para apreciar su trabajo como actor. Guy Pearce (Memento)… que tengan mucha suerte encontrándolo en la película!

Hablar del trabajo de Michael Fassbender (Shame)en la película es todo un asunto. Sí, él es quien se roba todo el show, pero no le basta con eso a este actor alemán-irlandés. Su interpretación del manipulador y perturbador androide David puede ponerte de la nuca. En todas sus escenas existen indicios de Hal 9000 de, 2001: Odisea en el Espacio. Para ser más justa, muchas escenas de Prometheus remiten a la obra de Stanley Kubrick.

Podes amar u odiar a Prometheus. Todo depende de las expectativas que le hayas puesto a la trama de la película. La clave está en no evocar a la historia de Alien mientras se la mira. Entonces se preguntaran, ¿cuál es el gran logro de Ridley Scott en su vuelta a la ciencia ficción? Cuando Alien  deslumbró a la audiencia en 1979, Scott no contaba con todos los efectos especiales que existen hoy en día.

Sin embargo, a pesar del buen uso del 3D como perfectos hologramas entre otros efectos para destacar, podes pensar que el susto, el grito y el salto de la butaca son menos predecibles después de haber visto tanto, pero no. La sensación de impacto y horror está intacta cómo en 1979. Al ver Prometheus se puede sentir ese adrenalina y el shock que provocaba Alien, y que adolescentes de la época tanto predican hoy en día.

Podes pensar que tus ojos estaban preparados para cualquier cosa, pero puede que la visión de terror de Scott te deje en un estado catatónico y de nerviosismo que pocas películas pueden lograr. Al final de Prometheus, te guste o no, la sensación que queda es que Ridley Scott sigue siendo un visionario del terror y la ciencia ficción.

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