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Hace unos días tuve la suerte de reencontrarme, gracias a Youtube, con Last Days, la película de Gus Van Sant que recrea lo que probablemente fueron los últimos días de la vida de Kurt Cobain. Para algunos, la película puede ser una más dentro de la filmografía de Van Sant, pero para otros como yo, es una íntima historia que nos invita a especular y delirar sobre cómo fueron los últimos instantes de uno de los vocalistas íconos del grunge (los otros: Eddie Vedder, Laney Staley y Chris Cornell).
Reivindicar, añorar y dialogar sobre la figura de Cobain es lo que pretende el director con su película. Nadie sabe ni sabrá realmente lo que sucedió con él, pero así como algunos biógrafos ficcionalizan, Gus Van Sant hace lo mismo alrededor de esos últimos instantes. Indaga, por ejemplo, desde los acordes que desvarió en su guitarra antes de su muerte, hasta cómo tuvo que soportar su incesante dialogo interno vinculado con la muerte, la soledad, la pérdida y los otros. Eso, para quien haya sido seguidor o aprecie la figura de Kurt Cobain y Nirvana, tiene un valor excepcional. Qué importa si realmente se bañó en un río o si se travestía drogado en su casa. Lo importante es que formula posibles para que el espectador navegue libremente en el entorno íntimo de Cobain.
La actuación de Michael Pitt como Blake (nombre del personaje principal y que es claramente Cobain) es muy destacada. Por momentos parece ser el mismo líder de Nirvana en ese contexto cuasi documentalizado que creó Gus Van Sant y que recuerda a Elephant. Las dos películas junto a Gerry hacen parte de una trilogía que denominó el director como Trilogía de la muerte. En las tres películas la estructura narrativa tiene un vaivén espacio temporal donde pareciera que hubiera distintos puntos de vista. En Last Days, por ejemplo, se genera una sensación ambigua en la que no sabemos si Blake está realmente vivo o deambula muerto por los alrededores gélidos y nebulosos de su casa.
La figura de Courtney Love en la película, o de una mujer que se parezca a ella, está difuminada, seguramente porque son pocas las personas que reivindican la figura de Courtney sin la ayuda de la existencia de Cobain. Todo lo que logró fue a la sombra de la creatividad del líder de Nirvana y sus miembros. Nunca estuvo a la altura de una Patti Smith, Joan Jett, PJ Harvey o Kim Gordon (integrante de Sonic Youth). Esta última fue una de las mejores amigas de Cobain y aparece en Last Days haciendo un breve personaje. Ella en un momento le pregunta a Blake si tuvo oportunidad de disculparse con su hija por haberse convertido en un cliché del rock. Es la única figura de toda la película que intenta persuadirlo para que abandone la fantasmagórica casa que habita, y eludir así, su inminente muerte.
Gus Van Sant afirmó después de realizar Last Days, que para evitar litigios con Courtney, prefirió no hacer ninguna referencia explícita a ella o a Cobain. Al final de la película el director aclara que aunque la historia se inspira en los últimos días del cantante, todas las situaciones son ficcionalizadas. Courtney ejerce férreos controles por la titularidad de los temas del compositor. Dave Grohl y ella han tenido múltiples litigios por los derechos de las canciones de Nirvana. Tal vez la única referencia a ella en la película es una mujer que llama por teléfono y pregunta insistemente por Blake. La persona que le contesta intenta evadirla con indiferencia diciéndole que todo está bajo control.
En Heart-Shaped Box, entre líneas, Kurt parece plasmar la inconformidad que sentía hacia Courtney. En el video, dirigido por el fotógrafo y director Anton Corbijn, los cuervos rondan la existencia de la banda. Aunque no descarto que podría ser una simple canción de amor.
She eyes me like a Pisces when I am weak, I’ve been locked inside your heart-shaped box for weeks. I’ve been drawn into your magnet tar pit trap, I wish I could eat your cancer when you turn black.
Ella me mira como un Piscis cuando estoy débil, he estado encerrado en tu caja en forma de corazón por semanas. He estado cansado dentro de esta trampa, espero poder comer tu cáncer cuando desaparezcas.
La banda sonora de la película está llena de recursos sonoros fuera de campo para reforzar la tensión narrativa y la permanente atmósfera de soledad, frío y ligera putrefacción que envuelve los últimos días de Blake. La música, aunque no es de Nirvana, tiene la misma esencia distorsionada de la banda. Algunos de los temas que interpreta Blake fueron compuestos por el mismo actor Michael Pitt.
Hay muchos planos para destacar en la película pero hay uno que para mí es particularmente emotivo: el del travelling de alejamiento que tiene como referencia una ventana en la que se ve al fondo a Blake interpretando un tema musical. La ventana juega como un reencuadre dentro del cuadro audiovisual para resaltar un momento de creatividad del músico, en el que se lo ve delirar libremente por distintos instrumentos musicales. El travelling de alejamiento genera la sensación que lentamente lo vamos perdiendo al final del túnel mientras disfrutamos de las últimas notas que interpretó.
Van Sant rinde un homenaje a una de las figuras más destacadas de las últimas décadas de la música. Nada de lo que ha aparecido en los últimos años, tal vez con muy contadas excepciones, ha sido tan potente como la irrupción de Nirvana en el contexto de la música y del rock moderno. Aún recuerdo el preciso momento en que escuché por primera vez en la radio Smells like teen spirit, sentado en la parte trasera de un auto que un amigo sacó a escondidas de su padre para darnos un rolling. Nos miramos con mi mejor amigo y de manera casi sincrónica nos preguntamos: ¿Quiénes eran esos que sonaban con crudeza y desenfreno?. Y eso que en ese tiempo de nuestras vidas de barrio, hablar de una banda que sonaba en la radio era casi un sacrilegio. Kurt Cobain y Nirvana definitivamente llamaron la atención del mundo entero a principios de la década del noventa e impulsaron un evidente cambio en la cultura moderna.
