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Stand Up y Netflix, dos tendencias se fusionan con Sebastián Wainraich

Por Francisco Vidal

Reírse desde el principio hasta el final. Posiblemente el comediante dice algo como “chinchulín” y ya estás rodando en el piso. Algunos dicen que es porque vas «predispuesto» a que la carcajada fluya. Quizás es porque decís «ya pagué como 300 mangos, me voy a tener que reír». Sebastián Wainraich nos cuenta acá un poco de la mística del Stand Up, antes de su show especial para Netflix, el sábado 26 de agosto en la Ciudad de las Artes de Córdoba pero que estará disponible en la plataforma en enero.

Wainraich relata que su humor va más allá de lo banal y el sin sentido (estrategia que no critica), para hablar de cosas «esenciales» en la vida de muchas personas. El eje del monólogo grabado en exclusivo para la plataforma de streaming será la felicidad. ¿Qué es? ¿Para qué la buscamos? ¿De qué se trata?, son algunos de los interrogantes que el humorista le planteará al público cordobés en su primera visita a “La Docta” junto a su pareja y también comediante, Dalia Gutmann.

Yo no salgo pensando ‘uy será fácil o difícil que se rían’, salgo a dar lo mejor de mí y dejar la vida arriba del escenario

¿Cómo fue el contacto con Netflix? ¿Lo considerás un gran hito de tu carrera?

No sé si es un hito, pero sí algo importante y que está buenísimo. Netflix va a empezar a poner en su plataforma comediantes latinoamericanos, vino a la Argentina y soy uno de los que eligió. Me gusta porque es una gran realización, siempre es difícil mostrar teatro por tele, pero ellos lo producen muy bien y se ve excelente. Además, es la plataforma por excelencia. 

Me preguntaron dónde lo quería hacer y dije Córdoba, porque por distintas razones nunca había podido estar allá, por fechas, disponibilidad de sala, temas míos laborales, así que me pareció una buena forma para debutar en Netflix. También me preguntaron quién quería que me telonee y dije Dalia, que además de ser mi pareja, es una excelente comediante y va a dejar la sala bien arriba para que después salga yo.

Estoy contento, ansioso y nervioso como hace rato no estaba por una función, pero me gusta que me pase esto: no estar tan tranquilo.

Al hacer un show que sabés que va ir grabado para televisión, como ya has hecho con VH1 o Comedy Central. ¿Te sentís distinto, más presionado?

Eso te lo voy a contestar el sábado (cuenta entre risas). Sí, en la previa sí, es como que se bifurca, porque por un lado es una función más, y por otro sé que va a quedar in eternum ahí en Netflix, pero no puedo estar pensando en eso todo el tiempo. Tengo que pensar en la función también, sino me voy a volver loco.

Wainraich y Dalia Gutmann

¿Cuáles creés que son los límites del humor y de qué dependen? ¿Te los autoimponés?

A mí me parece que los límites los pone cada uno. En mi caso no es moral, pasa por si causa gracia o no. Con algunos temas yo no me meto porque no le encuentro el chiste. Hay algunos temas que me resultan tan trágicos, no me gusta provocar solo por provocar. Con otras tragedias si me meto. Tiene que ver me parece con el tiempo y la distancia geográfica. Igualmente, nunca sentí haber superado el límite. Tal vez me pasó alguna vez y no me di cuenta.

Una vez arriba del escenario: ¿es tarea fácil para vos que el público se ría?

No lo mido ni como fácil ni como difícil. Sí hay un trabajo de preparar un texto, una actitud, ensayarlo. Yo no salgo pensando ‘uy será fácil o difícil que se rían’, salgo a dar lo mejor de mí y dejar la vida arriba del escenario. A cambio de eso, uno espera que al público le guste, pero la verdad que no hay una estrategia que vos digas ‘esto es infalible’. Más o menos después de unos años sabes por donde buscarla o qué puede llegar a funcionar o no, pero lo infalible no existe.

Sebastián Wainraich empezó su carrera como productor y guionista de Fernando Peña tanto en radio como en sus espectáculos teatrales. Se destacó por su conducción del programa Televisión Registrada (TVR), donde luego participó también en “Duro de domar” y “La Biblia y el Calefón”. Además, escribió la comedia dramática «Una Noche de Amor» y dos libros: «Estoy Cansado de mí y otros cuentos»; «Ser feliz me da vergüenza y otros cuentos».  Actualmente conduce diariamente el programa de radio “Metro y Medio”, en La Metro, y este año estrenó «Una noche de amor», su ópera prima que lo tiene como protagonista junto a Carla Peterson. Un todo terreno.

¿En dónde te sentís más cómodo y te divertís más: radio, televisión o teatro? ¿Qué proyectos tenés pensados de cara al futuro?

Para mí tengo todo en la justa medida. Si hiciera teatro todos los días sería cansador, y si hiciera radio una vez por semana sería poco. Me gusta esta cuota que tengo de radio cada día. Cuando estoy en temporada hago teatro dos o tres veces por semana. Disfruto de los dos, más que de la tele. La televisión es otro tipo de escenario, un poquito más frío, pero también me gusta. Lo que pasa es que la radio y el teatro me dan algo que la tele no. Implementé en el cine también, estrenamos la película «Una Noche de Amor» de un guión que escribí y fue espectacular. El cine no tiene el vivo que tiene el teatro y la radio, pero tiene algo maravilloso y superior que es difícil conseguirlo en otro lugar. Todas las cosas que hago es porque me gustan.

Sobre los proyectos, en realidad ahora sigo con la radio en la que estoy hace 10 años en Metro y medio (el programa se emite de 17 a 20 hs. por FM 95.1 de Buenos Aires), pero además estoy preparando un nuevo unipersonal de teatro con personajes como había sido “Los Frustrados” y tengo otro guión de cine, así que es un montón.

SW1

¿Tratás de dejar algún mensaje en tus rutinas o cuando te comunicás con la gente? Para que, por ejemplo, se vayan pensando a sus casas.

No sé si la palabra es mensaje. Si sé que con el correr de los años te metes con temas que te preocupan más. No sólo buscar el chiste porque sí, que tiene su valor también y no lo veo mal, pero me gusta hablar de temas que me interesan y ahí tratar de meter mi visión cómica sobre eso. Podría ser una tragedia también, pero cada uno elige su camino y en este caso elijo la comedia

En el monólogo del sábado hablo de un montón de temas, pero el eje es la felicidad. Las cosas que hacemos para ser felices. No tenemos muy en claro qué es la felicidad, para qué la buscamos, cuánto dura, de qué se trata. Son temas  que podrían estar en una novela trágica. Es un tema del que me gusta hablar. También hablo de la educación de los hijos, de temas universales que nos interesan a todos y me parece que con el tiempo me dan ganas de meterme en estos aspectos.

El uso de las redes sociales: ¿es una buena herramienta para el humor?  ¿Tenés que reinvertarte y adaptarte a estos nuevos escenarios? En Twitter tenés muchos más seguidores que en Instagram, una plataforma que ahora es muy usada por los comediantes.

Eso creo que es porque llegué tarde a Instagram. Yo era muy twittero y tal vez me siguen más ahí porque mi público es muy twittero. Me parece que son herramientas que están buenísimas. Son otro tipo de espacios también, pero todo suma y estoy siempre a favor de la tecnología. El que pueda explotar por ahí, adelante.

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¿Qué te hace sentir que tu pareja sea tu telonera? ¿Creés que la mujer ha avanzado y tiene más espacios en el terreno de la comedia?

Dalia viene de telonera a hacerme la gauchada como yo lo haría si la cosa fuera al revés. Es una generosidad de colega y de pareja.

Me parece que las mujeres han avanzado, van ganando su lugar gracias ellas, que son buenas en el escenario y que luchan para ganar un espacio que es machista como la mayoría de los espacios del mundo. Está buenísimo que suban al escenario a contar su visión del mundo también.

Francisco Vidal

Periodista, en construcción constante. Comunicación Social. Amante de la ficción y la música. Encontrar lo singular entre lo cotidiano.