A simple vista la trama de la opera prima de la actriz Olivia Wilde podría verse como el reverso de Superbad (2007), ese coming of age que nos dio la dupla de Seth Rogen y Evan Goldberg, donde dos amigos de toda la vida vivían las mil y un aventuras antes de llegar a la fiesta de graduación. Algo de eso está en Booksmart, la historia de Amy (Kaitlyn Dever) y Molly (Beanie Feldstein), amigas de toda la vida y excelentes estudiantes que en los últimas días antes de graduarse de la preparatoria descubren que se esforzaron demasiado en vez de haber estado divirtiéndose, por ellos estas dos amigas deciden tomar cartas en el asunto.
Las diferencias son de entrada claras: Se trata de una película vista desde la perspectiva de una mujer, cuyas protagonistas son femeninas y por ende parte del humor va a derivar de esas cuestiones, pero Wilde va más allá de esto; ella entiende que hay temas que son universales y que la unen tanto a Superbad como también a Can’t hardly wait (1998) y a Clueless (1995), en otras palabras, entiende la tradición de las buenas comedias adolescentes, aquellas que retrataban de manera graciosa pero honesta las relaciones y miedos de sus personajes. Booksmart (y esto se agradece y mucho) no está anclada en el pasado sino que es una historia que vive en el presente, se trata de una película generacional, y lo cierto es que faltaba algo así.
El otro gran acierto de su directora es contar con dos actrices en estado de gracia que encarnan a sus personajes con naturalidad y simpatía. Tanto Dever como Feldtein son creíbles como esas adolescentes y lo que logra el guion escrito a cuatro manos por Sarah Haskins, Sussana Fogel, Katie Silberman y Emily Halpern es que las aventuras que viven estas dos amigas, por más estrafalarias que sean, nunca se sientan forzadas sino parte de un viaje.
Por último, el humor de esta película funciona. Booksmart es graciosa, confía tanto en los diálogos típicos de adolescentes como en sus maneras de comunicarse y nunca lo hace desde el cinismo. No ve a sus personajes como criaturas idiotas como solía pasar en muchas viejas comedietas donde el humor de situación a veces grotesco sobresalía en vez de ser parte de la historia.
Lo que entiende también de las mejores comedias adolescentes es que no es necesaria una trama imposible, en vez de forzar una trama con un obstáculo ridículo, lo importante son los personajes. Lo que se hacen con ellos. No es que estén lo que suelen aparecer en todo este tipo de comedias, solo que acá se trabaja desde la óptica de la honestidad y eso proviene del corazón. Booksmart es una película hecha con corazón.
Que no se estrene en salas es una verdadera lástima ya que se trata de una gran película que merece ser vista en pantalla grande y que el público ría, que se sienta identificado y recuerde como era ser adolescente, y que importa si es independiente, su historia es universal. Valoración: Excelente.