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Al igual que Hugo, The Artist (El Artista) es una película amante del cine, que incluye partes de su historia, junto a la concepción de éste. El cine dentro del cine… En la primera tenemos un director estadounidense (Martin Scorsese) mostrando brevemente los orígenes del cine en Francia. En la segunda, tenemos al director y escritor francés, Michel Hazanavicius, sumergiéndose y sumergiéndonos, en una historia seria, romantica y cómica que nos muestra todo lo que el cine mudo fue.
Con la química y la inspiración de “Singing in the Rain” y “A Star is Born”, ésta es la historia de George Valentin (Jean Dujardin), un famoso actor de época que se rehúsa a evolucionar con la llegada del cine sonoro a Hollywood, prefiriendo ser un artista y trabajar como un actor del cine mudo. La llegada de Peppy Miller (Bérénice Bejo), hunde más a Valentin en el olvido, que termina desempleado y desolado. Su infalible y adorable Jack Russell Terrier, Ugie, y su fiel mayordomo, Clifton (James Cromwell), resultan ser los únicos que siempre están a su lado, velando por él. Peppy y George, al final no pueden evitar enamorarse, y en sus caminos del ascenso y descenso, aprenderán con y de la industria cinematográfica, mejorando su calidad humana.
Risas sin aliento, emociones desenfrenadas y llanto: el cine logró todo eso cuando las películas eran mudas, y en blanco y negro. Ésta película no está lejos de eso, siendo un dulce homenaje sin ironía a la era del silencio, cuando la pantomima alcanzaba su cima en la cinematografía. El director Hazanavicius consigue con sus protagonistas la química perfecta para lograr el coqueteo y el romanticismo puro en un mundo sin palabras.
Sería una aberración no decir que gran parte del éxito de esta película, se debe a sus dos actores principales. Jean Dujardin es un actor terriblemente magnético, que con su amplia e irresistible sonrisa nos atrae inevitablemente. Él ya es una verdadera estrella de cine y cada vez que aparece en pantalla, no se puede quitar la vista de él, y hasta te hace pensar que existe alguien más ‘galán’ que George Clooney. Y lo mismo sucede con Bérénice Bejo, que no se queda atrás interpretando a la ingenua actriz Peppy Miller, que con sus morisquetas y pestañeos, enamora al personaje de Dujardin, y a su público, dentro y fuera de la pantalla.
En tiempos donde, ‘mientras más grande, más fuerte, y más espectacular’, es interpretado como mejor, la película solo se apoya en los efectos de sonidos, la ausencia de él; el juego de los cuadros, las formas, el baile, los gestos, un perro melodramático, y en el cómo son aplicados cada uno de estos elementos, logrando una experiencia mágica que merece ser vista.
The Artist no solo es una retrospección afectuosa a los comienzos del cine, es una recreación de las historias que marcaron la época del cine clásico, con una pizca de la parodia a los cambios y su evolución. Es una reflexión a como el gusto en el cine ha cambiado, y quizás esa fue la motivación de Hazanavicius para hacer The Artist tal como es.
Para ser una película que se trata todo sobre “la técnica”, resulta interesante como esta simple historia conmueve. Recreada apropósito entre 1927 y 1932 (1929, la primera ceremonia de los Oscars nominaba 5 películas mudas, un año más tarde 4 de las 5, ya eran habladas), sus protagonistas generan los estilos de sus homólogos grandiosamente logrando que el romanticismo y el drama conquiste al espectador. No solo quedamos fascinados por las consecuencias de los cambios y los paradigmas de Hollywood.
También nos preocupamos por sus protagonistas, que no sufren menos que George Méliés (La Llegada a la Luna) en La Invención de Hugo Cabret. Dicho y sea de paso, en ambas películas no existen los villanos, a no ser que consideremos los gustos caprichoso del público y el avance de la tecnología, como un enemigo.
The Artist demuestra claramente que los actores y su creatividad fueron suficientes en los inicios del cine para contar historias, para robarnos risas e incitar el llanto; pero tuvieron que pasar décadas para que las películas mudas y clásicas dejaran de ser vistas como algo inferior, pintoresco y arcaico, y lograran ser un importante y artístico aspecto de la historia del cine.
Esta maravillosa película de Michel Hazanavicius llamada El Artista, no solo tiene cosas que decir y criticar sobre nosotros, los espectadores, y nuestra actitud con respecto al estrellato, sino que como Hugo, celebra la historia del cine y sus invenciones.