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The Imitation Game, el hombre detrás de la máquina

Por Josefina Chalde

En los últimos meses, una gran cantidad de biopics (películas biográficas) han pasado (y seguirán pasando) por las salas de cine. Entre ellas, hay una poco conocida que destaca por sobre el resto: la de Alan Turing. Narrada por Andrew Hodges en «Alan Turing: the Enigma», esta fascinante y terrible historia fue llevada a la pantalla grande por el guionista Graham Moore y el noruego Morten Tyldum (Cacería implacable) bajo el nombre de The Imitation Game. 

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El británico Alan Turing fue el genio matemático que logró romper el código de la máquina Enigma, utilizada por los alemanes para comunicarse en la Segunda Guerra Mundial. Con su trabajo (el cual pueden investigar extensamente en internet) Turing no sólo ayudó a acortar y ganar la guerra sino que salvó millones de vidas y dejó todo un legado que lo convertiría, entre otras cosas, en el padre de la informática moderna.

Pero hubo algo más. Dijimos que la historia de este hombre es también terrible, y es porque el británico atravesó un verdadero calvario debido a su homosexualidad. Alan fue perseguido, hostigado y condenado por el gobierno británico (que lo sometió a la castración química para evitar la cárcel) debido a su condición sexual, que en esos años se consideraba obscena e ilegal.

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El film de Tyldum, por lo tanto, intenta articular y trabajar ambos aspectos de la vida de Alan, el vinculado con su profesión y el vinculado con su homosexualidad. Para ello, el guión de Moore estructura el relato de manera no lineal, moviéndose del presente (año 1951) al pasado (adolescencia y guerra) para darnos un panorama lo más completo posible de esta mente brillante. Gracias a la fina edición, el film se mueve con facilidad a través del tiempo sin generar confusión alguna.

Con elementos propios del thriller, por momentos de suspenso y por momentos de espionaje, la película nos muestra a Alan en distintas etapas de su vida: un adolescente maltratado por sus compañeros que recién empieza a descubrir su sexualidad; un matemático embarcado en un proyecto secreto para romper un código en teoría inquebrantable; y un hombre perseguido y castigado por ir «en contra de la ley».

Así y todo, The Imitation Game termina haciendo mucho más hincapié en el trabajo de Turing durante la guerra, tocando la homosexualidad de a ratos, dándole mayor trascendencia cerca del final.

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El encargado de ponerse en la piel de Turing es el actor del momento, Benedict Cumberbatch. El británico compone un personaje sumamente complejo: un genio atormentado, un brillante introvertido, narcisista y arrogante, persistente y decidido, reacio a cualquier tipo de vínculo afectivo. Cumberbatch está increíble en el papel y se carga el film al hombro con maestría. Lo acompaña un pequeño gran elenco de secundarios, con Keira Knightley a la cabeza, Matthew Goode y Allen Leech (cuyos personajes trabajaron junto a Turing para descifrar los mensajes alemanes), Mark Strong y Charles Dance.

La música a cargo de Alexandre Desplat (también nominado al Oscar) es hermosa, como todo lo que hace Desplat, y acompaña muy bien los momentos importantes del film. Si les gusta escuchar bandas sonoras (como quien escribe), no duden en hacerlo porque no tiene desperdicio. «Running», «Farewell to Christopher», «Alan Turing’s Legacy» y «The Imitation Game» son algunas de las piezas más bellas del score.

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Para muchos, Turing fue el hombre que ganó la guerra. Sus logros cambiaron el mundo y su legado es enorme, de eso no hay dudas. Lamentablemente para él, todo eso no sirvió de nada cuando el gobierno lo trató de la manera más atroz y repudiable. El perdón llegó un poco tarde, recién en el 2013 la Reina Isabel II le otorgó el indulto póstumo.

The Imitation Game tiene 8 nominaciones al Oscar, incluídas mejor película, mejor guión adaptado, mejor director y mejor actor. Es, sin dudas, una gran película, pero por sobre todo, es una historia que merecía ser contada y conocida.

 

 

Dato: apoyada por varios actores como Stephen Fry, el mismísimo Benedict Cumberbatch y la entidad Humans Rights Campaign, se creó una petición para que otros 49,000 británicos homosexuales que sufrieron la persecución del gobierno también reciban el perdón real.

Josefina Chalde

Estudiante de Cine. Amante de la música internacional. Un buen libro, un buen disco y una buena película es todo lo que necesita. Londres es su lugar en el mundo.