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Cuando hay amor en una pareja, se nota. Por más que sean actores de la talla de Michael Fassbender y Alicia Vikander, su conexión real (y relación amorosa confirmada) supera cualquier papel ficticio y en The Light Between Oceans esto es evidente y los hace brillar.
Ambientada y filmada en las costas oceánicas de Nueva Zelanda y Australia durante la pos guerra, el nuevo film de Derek Cianfrance se basa en la novela homónima de M.L. Stedman. Como ya es costumbre, el director estadounidense conjuga el drama y el amor al estilo Blue Valentine, sólo que en The Light Between Oceans ni el guión, ni la fotografía, ni la línea narrativa ni la producción alcanzan a suplir el mal resuelto y rebuscado final, ocasionando la disconformidad en la crítica cinematográfica y la pérdida de chances de ganar el León de Oro de La Biennale de Venecia.
La historia comienza cuando Tom Sherbourne (Michael Fassbender) se presenta como voluntario para encargarse del funcionamiento de un faro de la Commonwealth en una remota isla australiana, donde conoce a Isabel Graysmark (Alicia Vikander), una joven que capta la mirada triste de este veterano de guerra apenas entra a reunirse con la sociedad a cargo del archipiélago.
El romance se desenvuelve de una forma demasiado perfecta hasta llegar al punto más feliz de la historia, cuando Isabel queda embarazada. Pero su felicidad no perdura ya que una noche cuando está sola en su casa, sufre una pérdida y, al salir en busca de su marido al faro, un temporal termina ocasionándole un aborto natural. Buscando eliminar culpas y curar heridas, la tristeza de esta pareja aumenta tras perder su segundo embarazo.
Sin embargo, a las pocas horas, el destino cambia otra vez sus caminos cuando Tom ve entre las olas un bote con una persona aparentemente sin vida. Al buscarlo, confirman que este hombre está sin vida pero se percatan que en la barca también hay una bebé, viva.
Con un instinto natural ardiente, Isabel abraza a la niña como si fuera suya, la llama Lucy y a partir de ese momento se la apropia. El dilema se da cuando tienen que decidir si notificar la muerte del alemán (despertando las sospechas de un homicidio por el país de origen del fallecido y los rencores nacionales) y dejar la tenencia de Lucy en manos de la justicia o rehuir este episodio, adoptar a la niña como si no hubieran perdido su último embarazo y recuperar las ilusiones de formar una familia.
Este drama se sitúa en el siglo pasado pero trasciende épocas, se asemeja a la crisis migratoria actual y concluye como un relato moral ya que, como el mismo actor irlandés resaltó en la conferencia de prensa, «Es una película sobre la vida, sobre gente que toma decisiones sin ánimos de herir a otros».
Auspicia la cobertura de La Biennale, Agustin Andrea Agencia Boutique de Viajes.