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La alianza poderosa entre Tom Cruise y el director Doug Liman (Al filo del mañana, Poder que matan, Jumper) seguramente sea el comienzo – Al filo del mañana también de la dupla es muy buena- de muchas películas con el tono y el taiming perfecto. Barry Seal: El traficante (basada en un historia real), película que cuenta las peripecias del piloto de avión de la compañía TWA que termina enrollado primero con la CIA, después con los narcos del Cartel de Medellín y de nuevo con la CIA y finalmente con la administración de la Casa Blanca en el gobierno de Ronald Reagan, logra mantener el poder de asombro en el espectador desde la primera secuencia. Con un collage de la situación socio políticas de la USA de fines de los setenta, el metraje comienza con fuerza.
La sonrisa y el carisma eterno del genial Tom Cruise le suman a un personaje (Barry Seal) simpático, pintoresco, audaz con una vida absolutamente cinematográfica y eso Doug Liman lo sabe y lo exprime en cada cuadro. Incluso, la película tiene varios pasos de comedia. Las decisiones que toma este novato piloto de avión – absolutamente chistoso- lo llevaran a codearse con el mismísimo Pablo Escobar.
Barry Seal es buen mozo – las mujeres lo apuran en una barra de hotel- canchero, es simpaticón, comprador y tiene una mujer divina (Sarah Wright). “Es el gringo que siempre cumple” como se auto describe en la película, su increíble astucia por meterse en los negocios – también es un eximio piloto– lo involucra en una historia en donde el ritmo y la aventura llevan a que uno se sorprenda minuto a minuto. Tom Cruise viene de batallar la pésima crítica de La Momia de Nick Morton, pero en su carrera, es difícil ver un rotundo fracaso. Cruise lleva de narices al público a las salas de cine.
Su carisma – su bailecito histórico en Ricky Business cumple treinta y cinco pirulos- sumado a que es un actorazo– Vincent en Colateral de Michael Mann es uno de los mejores personajes de la historia del cine– lo convierten en una fija. Pero en Barry Seal Tom Cruise se mete en una historia en donde el drama y la comedia son fundamentales. Cruise sostiene su personaje hasta el final: protagoniza sus propias escenas de acción, habla en español (“un poquito”), es chistoso y encima físicamente (para esta humilde servidora) está mejor que a los treintaypico, hasta el oufit, con esas camisitas colorida hacen que Cruise/Seal sea hipnótico. Hago un paréntesis, hay un personaje que me gustó mucho: JB (Caleb Landry Jones) el cuñado de Seal.
JB quiebra el relato y cuando pensábamos que habíamos visto todo aparece este jovencito como un “as bajo la manga”. Calebey Landry Jones es un espécimen raro, esos hallazgos que el mainstream tiene que cuidar. El pibe actúa bien, es un freak hermoso (David Lynch lo puso en Twin Peaks) y casi todo lo que hace es un éxito. Este año filmó otrora gran película Get Out, haciendo también de “cuñado conflictivo”. Su excentricidad lo sumerge en personajes que, siendo secundarios, son fundamentales para la trama. Barry Seal: El traficante es una de las mejores de Cruise (que definitivamente es como el vino) tiene acción, drama, romance. Un combo de lujo para terminar el año.