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Hotel Transylvania 3 pone a Drácula (Adam Sandler) y a sus amigos monstruosos en un viaje de relax en un crucero vacacional. Dirigida por Genndy Tartakovsky (conocido por sus trabajos en numerosas series animadas) esta secuela se queda a la deriva en casi todo lo que ofrece – y sin guardavidas que la rescate -.
Hotel Transylvania 3 resulta densa aún para sus 93 minutos de duración y se presta para la pavada fácil sin ningún resultado positivo. Chistes quemados junto con acciones de manual crean una especie de burbuja insoportable que tarde o temprano revienta en la cara del espectador. La pandilla de Adam Sadler y Cia. no transmiten sentimientos y vuelven al formato de Risas, pedos y blablablá en cuestión de segundos; el único personaje que logra salir de la rutina crónica del Sandlerpack ,es una gelatina muda llamada Blobby que con sus solitarios sketchs transforma – o trata de convencer – el film. Por más Blobby y menos del resto!. Tambien hay que destacar que algunos personajes que fueron interesantes en entregas anteriores ahora se encuentran como extras con diálogos sintéticos de relleno.
En pocas palabras: Hotel Transiyvania 3 no inova en nada y demuestra que todo se puede resolver con lo más básico de materia gris. Un film que recurre a La Macarena para salvar situaciones y atrasa las posibilidades de sorprender al público. Valoración: Regular.