El guión ofrece numerosos plot twists sin sentido que no consiguen el impacto necesario para sorprender; se ven las sorpresas y giros pero todo lo que se divisa en pantalla ya se vio anteriormente. Reuniones secretas, pactos malditos, traiciones, todo esto en este «nuevo» mundo mágico se gastó y estamos tan familiarizados a ver este tipo de cosas que al finalizar la película Los Crimenes de Grindewald deja un sabor a nada.
Los personajes que hace 2 años renovaron el aire de la franquicia vuelven como meros adornos circunstanciales y ofrecen una nula novedad. Eddie Redmayne muestra nuevamente su postura tímida, esa misma que es visible en el 90% de sus películas; Dan Fogel hace 2 años fue la revelación de esta nueva serie de películas pero aquí es relevado como una silueta secundaria fuera de foco corriendo por pasillos; las nuevas caras cumplen correctamente con su cometido, a destacar: Jude Law logra ubicarse de excelente forma como un Dumbledore de mediana edad y Zoe Kravitz merece estar en el panteón de los premios razzies por dar una actuación abismal.
De todas formas la película tiene, justamente, animales fantásticos pero se apoyan como talentos secundarios para subtramas sin interés alguno que llevan a ningún lugar y que a nadie le interesa.
Animales Fantásticos: Los Crímenes de Grindelwald es una excusa, un nivel secundario, que conduce a un «bien mayor», no obstante la paciencia se pone a prueba y las dudas de si realmente vale la pena esta historia se imprimen de forma clara tras unos aburridos 134 minutos. Valoración: Regular.