Cine

VHS, Las crónicas del Miedo: Be kind rewind

Por Luciano Mariconda

Hay algo ciertamente interesante en el comienzo de Las crónicas del miedo. Sin dudas, está en su espíritu caótico. Durante los primeros minutos vemos como un grupo de personas filma diferentes situaciones.

Primero los vemos destruir una casa abandonada, luego ver como atacan a una chica en un estacionamiento para desnudarla y después como uno de ellos pretende (sin éxito) grabar un video porno casero. Lo que tienen de atractivo estos primeros minutos es la carencia de un sentido narrativo específico. Es como si el espectador encuentre y se disponga a ver una cinta de VHS común y corriente que se ha usado indefinidamente.

Sin embargo, este planteo casi experimental, es abandonado una vez establecido el propósito de la película. La cosa va más o menos así: ese mismo grupo de vándalos es contratado (por alguien que no sabemos quién es) para entrar en una casa y robar una cinta de VHS. Algo que parece sencillo pero que, por supuesto, no lo es. En el medio de la intensa búsqueda habrá varias sorpresas, entre ellas, cinco videocasettes que contienen cinco historias.

Hace poco se mencionaba, con respecto a 7 días en La Habana, que las películas compuestas por episodios o narraciones independientes no siempre resultan satisfactorias. Esto tiene que ver con la calidad de cada una de las historias. En Las crónicas del miedo, de las seis historias (si se tiene en cuenta el relato de los ladrones en la casa) las mejores se encuentran al comienzo y al final de la película. En ambas hay dos elementos en común.

En primer lugar, la cámara está escondida dentro de los personajes (en unos lentes y en un disfraz de Halloween) dándole a cada historia una mayor subjetividad acerca de lo que se está viendo. Por otro lado, ambos relatos están protagonizados por un grupo de amigos que sólo desean pasarla bien. Emocionantes pero nunca melodramáticos,

ambos cortometrajes exponen por debajo de la superficie una temática inesperada: una amistad que pasa de la diversión al peligro.

Sin adelantar detalles, el mejor de los episodios es el último. Es la clásica casa embrujada pero retratada con la subjetividad de la cámara. Esto le brinda un realismo muy interesante de observar ya que los hechos paranormales suceden con extrema naturalidad. No hay trucos de montaje ni efectos sonoros que anticipen una presencia fantasmal. Lo que aparece, se hace presente en el plano de lo real. Traslación emocional capaz, pero el cortometraje transmite lo que uno sentiría si estuviese en ese lugar con un grupo de amigos. El resto es un ejercicio muy logrado de puesta en escena, que brinda sorpresas en cada rincón de la casa. Imperdible.

El problema con el resto de los relatos es que están vagamente compuestos, sin despegarse de la idea de que con sólo una cámara de VHS se puede hacer cine de terror. Cuando se deposita demasiada confianza en un sólo elemento y se descuida la historia y la puesta en escena, se obtienen resultados tan insatisfactorios como mecánicos.

Luciano Mariconda

Hawks, Bresson y Tom Cruise. Eterno apasionado por toda la experiencia cinematográfica e interesado en otras disciplinas artísticas. Siempre en movimiento.