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Colaboración Germán Perez
MAR DEL PLATA – Mi exégesis cinéfila sigue dando rienda al festival, estoy aquí en la sala de prensa y en frente mio, justo, allí como una aparición divina esta ella, la gran Vanessa Regdrave. Ya publiqué mi nota contando mi fanatismo y la herencia feliz de su nombre por el visionado eterno de mis padres de Junkis y Blow up. Con un rodete y perfectamente maquillada, entro en silencio en la sala de prensa, pero esto es para otra historia. El capítulo de hoy, tiene que ver con la diversidad de mis lista de películas. Conocer otros mundos o explorar universos ya conocidos, dejarse sorprender y emocionarse con el llanto ajeno, esa es la cuestión. Porque el micro mundo festivalero es como la vida y lo bueno es atreverse a elegir.
El día de ayer fue especial, emotivo: Arranqué viendo una gran película, hasta ahora la que más me gustó del Festival, película de Competencia Internacional, Western, luego corriendo bajo el sol pleno de una ciudad intensa, me metí a ver la nueva de Disney Pixar, Coco y termine riéndome tímidamente con el gran Kitano en el cierre de la trilogía Outrage.
El “actor” del Festival: Meinhard Neumann hace inmensa la película de la realizadora alemana Valeska Griseback, el actor alemán se pone a los hombros una película sórdida sobre el lema “pueblo chico…”. Un grupo de trabajadores alemanes estan contruyendo una obra hidráulica en un pueblo de Bulgaria, la relación con los pueblerinos comienza de manera hóstil pero gracias a Meinhard (su personaje tiene el mismo nombre) los vínculos con los foráneos del lugar se consolidaran. Meinhard se aparta del grupo de los obreros y se vuelve compinche con los habitantes de este lugar. El protaonista transita todos los estados emocionales, desde ser rechazado por la señora que vende “cigarettes” en el kiosco hasta ser «hermano» de Adrián el líder del pueblo.
“Los alemanes” se sienten como una amenaza, pero Meinhard comienza de a poco a ganar su confianza. El hombre flacucho, con unos ojos eternos, muta de una manera increíble, convirtiéndose en el “Legendario”. Y es ahí donde la película funciona, más allá de un cierto homenaje al Western y a la aridez del género, el metraje alemán muestra como un extraño, que habla otro idioma, con otra cultura, puede ganarse el afecto de una comunidad. La pesadumbre del comienzo cobra fuerza promediando la mitad de la película, en la segunda parte pasa de todo y los personajes fuertes, clásicos del Western, comienzan a movilizarse. Porque la película trata de cómo un lugar tranquilo, perdido en el mapa, se altera por la presencia de gente desconocida. Meinhard se devora la película y nos genera empatía.
La lagrima fácil: Prometí no llorar, me lo juré a mí misma, pero con una película de Disney nunca se sabe y con Coco es imposible no lagrimear. Contar demasiado sobre la película no me parecería honesto, pero sí voy a decir que tuve el mismo sentimiento que cuando vi Pinocho allá en los ochenta, cuando era una niña. La historia gira en torno a Miguel, un niño mexicano, inquieto, amante de la música que vive en una familia en donde justamente la música esta prohibida, pero en una festividad del Dia de los Muerto, Miguel comienza un viaje iniciático en donde se topara con su familiares fallecidos. Lee Unkrich y Adrian Molina (Toy Story 3) encaran con un profundo sentido del humor el tema de la muerte y de la pérdida, y explora los conflictos familiares sin drama y esto es interesante y le da un respiro moderno al cuento clásico de familia. El colorido de la celebración es llevado al extremo, la fantasía se torna lisérgica y divertida. Es interesante ver una película maintream animada en un Festival, nunca lo había vivido y esta bueno. Pasar de ver una película lenta, poética como Western y meterme para ver una locura hermosa como es Coco. Mañana conoceremos a Gastón Ugarte un argento que trabaja en Pixar y que animó la película, pero ese es otro cuento.
Kitano en La Feliz: Kitano, y sí ese es un gran apellido no?. Desde Violent Cop (1989) que vemos a Kitano dirigiendo – no actuando, esa es otra historia de décadas previas – películas sobre el underworld japonés. Tradición y honor son palabras que frecuentemente están ligadas a su trabajo, también venganza y violencia, pero Beat Takeshi – su nombre de escenario – es mucho más que eso, en su identidad cinematográfica Takeshi siempre nos ofrece emoción. La palabra Yakuza resuena constantemente en su filmografía, pero este gran director siempre se encarga de dar una vuelta de tuerca a lo que puede ser un film de acción básico y, gracias a su habilidad comostoryteller, termina convirtiéndose en una obra magnífica.
Takeshi nos emociona (A Scene at the Sea, 1997), nos sorprende (Sonatine, 1993) y nos corrompe (Autoreiji, en el festival número 32 de mar del plata presenta el cierre de la trilogía con Autoreiji: coda), también Kitano nos hace reír y llorar (Kikujiro y Hana-bi, respectivamente) y nos trae origines (Zatoichi, 2003); cualquier cosa que Takeshi Kitano trae bajo la manga es digno de ver ya que su mirada profunda como realizador de impacto nos invita a pasar un gran momento en la sala de cine. Kitano es imperdible y es una fija en este Festival. Con Outrage Code, el director propone un cierre a la triología, con un tono sarcástico pero profundamente gracioso. Todo empieza cuando un Yakuza quiere tener sexo salvaje con una de las chicas de Otomo (Kitano), desde allí los malos entendidos generan una guerra entre mafias, la comedia se hace presente en esta película, en donde la figura es Beat Takeshi. Kitano esta grande y eso genera nostalgia, pero la vejez potencia ese personaje de culto que es Takeshi. Terminar con esta guerra el dia nos dejo felices. Y aquí estamos culminando esta nota con una sonrisa, pensando en lo que veremos y como será nuestro final de festival.
