Cine Miami

El Bar: Alex de la Iglesia entre Buñuel y Hitchcock

Por Victoria Agulla Tagle

Pedir un café puede costarte la vida, especialmente si el bar donde lo pedís es dirigido por Alex de la Iglesia. 

Con El himno de la Alegría sonando de fondo, el director bilbaíno reunió a Mario Casas, Jaime Ordóñez, Terele Pávez, Blanca Suárez, Carmen Machi (integrantes de su anterior film, Mi Gran Noche), Secun de la Rosa, Joaquín Climent y Alejandro Awada para poner sobre la mesa el concepto del miedo desde la óptica de ochos personajes totalmente diferentes, tan diversos que actúan como una suerte de representación general de la sociedad española en un contexto (inter) nacional muy complejo que incluye pánico al terrorismo, miserias post crisis y realidades políticas divergentes.

 

Una mañana común y corriente, ocurre algo inesperado y extraordinario en El Amparo, un bar del centro de Madrid: la muerte de dos peatones en la entrada del lugar.

Tras este suceso, comienza la confortación entre este grupo compuesto por ocho estereotipos de personas totalmente opuestos: la joven coqueta que está a punto de tener una cita a ciegas, el comerciante racionalmente estresado, el ciruja desquiciadamente creyente, la vecina en busca de un sentido en su vida, el trabajador de barrio de clase media, el cliente habitué que va todas las mañanas a desayunar, la dueña del bar corajuda y autoritaria y el mozo de antaño.

Un elenco español de la hostia, del cual se destaca el argentino Awada en su papel soberbio y grandioso.

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Individuos sin absolutamente nada en común hasta ese momento y una situación límite donde su vida depende de permanecer o salir del bar, lo que se transformará más tarde en una pesadilla sin fin.

A través de una trama surrealista que pone en juego el sentido trágico de la existencia comandado por el humor negro y cruel tan característico de Buñuel, De la Iglesia pivotea entre la ironía y la realidad con una dosis moderada -pero constante- de violencia entre los personajes.

Después de dirigir catorce films (en Argentina se destacó por el largometraje MESSI), el realizador de 51 años sabe elegir a sus guionistas. En esta ocasión, Guerricaechevarria es el encargado de plasmar el miedo en la historia de cada personaje, buscando reasaltar cómo el horror nos desnuda para mostrarnos tal cual somos ante una amenaza que atenta directamente sobre la existencia de uno.

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Su pasado de historietista se nota en cada escena marcada por el protagonismo y la mirada de cada personaje. El que también se hace presente en el arte de toda la película es Hitchcock. A través de recursos narrativos meramente audiovisuales, claros y explícitos, De la Iglesia no esconde interrogantes argumentales al espectador. Al contrario, facilita la comprensión clara y rápida en cada fotograma. Mediante las expresiones de los actores, sin necesidad de ofrecer diálogos categóricos, el espectador es quien recibe los mensajes no verbales para ir completando la secuencia. Otro elemento muy hitchcockiano es el sonido y su intensidad en cada escena. La intención estética en cada encuadre, acentuando los gestos y las miradas, busca generar un contraste emocional de cada personaje para que el climax del set atraviese la pantalla. Otro cliché del director inglés es que la caracterización del «malvado» y el «héroe» atraviesa todos los personajes, aumentando el suspenso y la sorpresa. Por último, el lugar más insólito y a la vez clave, en donde transcurre este looping de suspenso llamado El Bar.

Película estrenada en Miami Film Festival. Cobertura auspiciada por Colegio Mark Twain.

Victoria Agulla Tagle

De sangre creativa e inquieta. Con una sensibilidad especial para la fotografía, descubre al mirar y narra al capturar. Lectora social con gran futuro periodístico.