Cine

El campo es mío: Crítica de Petter Rabbit

Por Germán Pérez

Definitivamente estamos en un año lleno de sorpresas con respecto al 7mo arte. En esa gran variedad de géneros los grandes estudios se arriesgan a intentar de nuevo con películas cuyos personajes principales son digitales. Tenemos grandes triunfos y grandes decepciones, desde Paddington hasta El Pajaro Loco, pero en esta crítica nos encargamos de Peter Rabbit.

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La historia es simple: Peter Rabbit (James Corden) es un conejo que vive con sus hermanos en una madriguera junto a la casa del Viejo McGregor (Sam Neil) y Bea (Rose Byrne). Peter es intrépido y posee un humor – para sorpresa de muchos y muchas – ácido; este joven conejo pasa sus días con su familia y amigos tratando de robar la comida de la plantación del viejo McGregor. Los días son rutina para Peter y para McGregor; Peter trata de entrar, McGregor se enoja, lo perisgue y falla en alcanzarlo… pero un día lo logra y por misterios de la vida en ese mismo instante el viejo campesino cae muerto en el acto por un paro cardiaco. Todo este hecho es celebrado por Peter y sus amigos de forma descontrolada – convierten la casa del viejo McGregor en su propia casa -, pero de tanta fiesta y descontrol se olvidan que el  recientemente fallecido McGregor tiene decendientes y uno de ellos (Domhnall Gleeson) se dispone a arreglar y vender todos los bienes de su tío (incluyendo la famosa casa).

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La película cumple en su premisa básica y sorprende en su desarrollo, francamente uno al ver el tráiler espera algo del montón, nada fuera de lo común, pero Peter Rabbit entretiene y mucho, este tipo de películas generalmente desembocan en el factor primario de producir sentimientos falsos; la ternura, emoción, la lágrima – y en un par de casos, lo irritante – se hace presente, pero en Peter Rabbit todo significa diversión y good times sin golpes bajos.

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Es notable el trabajo de efectos especiales. Todo animal en pantalla se ve como un verdadero espécimen; cada uno de estos personajes animados cuentan con un detallado seguimiento en sus reacciones. Obviamente estamos hablando de animales parlanchines que dicen y hacen lo que piensan pero afortunadamente Peter Rabbit no es Alvin y las Ardillas, estamos frente a un film que se puede exprimir en una futura franquicia sin llegar a lo absurdo.

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En resumen: Peter Rabbit cumple, entretiene y brinda un nuevo prometedor peldaño en esta moda de «Animales parlantes digitales». Gracias a la dirección de Will Gluck (Annie, Fire up!) y buen trabajo del elenco al igual que del equipo técnico, esta película es una simpática sorpresa en las salas de cines. Valoración: Buena.

 

Germán Pérez

Lector, escritor y cinéfilo. Pasa sus días en el gimnasio y viendo viejos y nuevos clásicos del cine. Fanático de Michael Mann.