Cine

Jarmusch, conduciendo la vida: Critica de Paterson

Por Germán Pérez

En la repetición está la magia, y con esto Jim Jarmush (Ghost Dog, Flores Rotas) se encarga de dirigir una película minimalista que genera sensaciones simples pero  efectivas. Paterson muestra la vida de Paterson (Adam Driver) un chófer de autobuses centrado en su monótona rutina. Paterson está casado con Laura (Golshifteh Farahani) una joven soñadora que trata de añadir una pequeña dosis de magia en los días del conductor de autobuses y busca, inquebrantablemente, que su marido encuentre el éxito en base a los poemas que escribe en su tiempo libre; para completar esta familia está Marvin, un bulldog inglés con un carácter fuerte pero absolutamente encantador  con varios planes que lo vuelven una mente maestra en el mundo del crimen perruno (si ven el film, lo van a entender).

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Desde el comienzo vemos que Jarmush intenta desplegar la rutina básica de una vida de la manera más simple posible. Enfocándose en los pequeños detalles, Jarmush, juega con el exhibicionismo pero cambiando poco a poco el ambiente de juego. La vida de Paterson se refugia en su vida rutinaria; vemos que en esa estructura narrativa efímera y ordinaria se encuentran puntos de quiebre, ya sean personas o situaciones que absorben por completo y modifican – directa o indirectamente – la vida del personaje de Adam Driver. Jarmush se divierte con el existencialismo – clásico de sus películas-.

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Lejos ya de Ghost Dog (1999), Jarmush narra las probabilidades de la vida de un individuo con extrema eficacia. Paterson de Paterson, New Jersey – el personaje tiene el mismo nombre que la ciudad donde vive – posee su propio código de tradición al igual que la mayoría de personajes creados por la mente del director, no obstante la película es llana en su estructura. No vemos situaciones de riesgos o modificaciones de estados en los personajes; simplemente es una observación de una vida.

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Paterson logra el interés del público plantando la idea del «¿qué pasará?» en la mente del espectador y Jarmush, con una habilidad fabulosa, se encarga de responder los planteos mostrando respuestas absolutas que requieren segundos para lograr un efecto de asombro. Estas resoluciones funcionan a la perfección gracias al asombroso manejo de cámara de Frederick Elmes – amigo frecuente de Jarmush en varios proyectos – y una banda sonora que funciona de forma ambiental y no como accional de situaciones. Destaco el uso de la canción The Whole Town’s is Laughing at Me de Teddy Pendergrass acompañando una situación, algo irónica, del final de un día del joven conductor de autobuses.

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Paterson de Jarmush es una gran película que contrasta otra obra del director ya mencionada: Ghost Dog. En su diferencias están sus similitudes Paterson se refugia en lo ordinario mientras que Ghost Dog en lo extraordinario – y, manteniendo esa irónica poesía que funciona como oposición de estos dos films Jarmush consigue cerrar una duología perfecta. Plus: en Paterson tenemos un cameo de otro miembro de The Wu Tang Clan, Method Man.

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Si estamos afiliados al trabajo indie de Jim Jarmush, Paterson es indispensable de ver. De todas formas su atractivo reside en demostrar lo básico de una vida común acompañada por numerosas sorpresas diarias. Este film consigue perfeccionar un poco más la experiencia de su director y, si no se busca una película de acción o una trama para agarrarse los pelos, es ideal para disfrutar en cines.

Germán Pérez

Lector, escritor y cinéfilo. Pasa sus días en el gimnasio y viendo viejos y nuevos clásicos del cine. Fanático de Michael Mann.