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The Honourable Woman, como una muñeca rusa

Por Victoria Barberis

Para ver una y otra vez. Ésa es la gran ventaja de las miniseries, que se pueden ver y volver a ver cuántas veces se quiera. Y también ésa es la característica de The Honourable Woman, una producción que nos invita a volver todas las veces que podamos y donde seguramente, acabaremos descubriendo algo nuevo cada vez. En un afinado relato corto, pasan decenas de cosas y antes de que nos demos cuenta, esta producción que lleva el talentoso rostro de Maggie Gyllenhaal nos ha atrapado, invitándonos a verla una y otra vez, descubriendo e interpretando en todas las aristas de un thriller con todas las de la ley.

Esta historia se mete de lleno en la vida de una mujer: su pasado, su presente y su relación con el poder. Mientras, nos va llevando por otra vereda en paralelo para narrar desde su perspectiva la vida de una baronesa en una de las zonas más belicosas del mundo. El conflicto Israel – Palestina aparece como una parte significativa del argumento. Las extorsiones, las manipulaciones y la muerte están a la orden del día, mientras una mujer inglesa busca hacer uso de su posición de poder para interceder (quizás éste sea un término demasiado ambicioso) entre dos partes que parecen irreconciliables.

Maggie Gyllenhaal es Vanessa (Nessa) Stein, una multimillonaria de origen israelí, heredera del gran imperio que dejara su padre y dispuesta a hacer uso de todo su poderío para lograr un imposible: unir al palestinos e israelíes de la única manera que ella considera que puede hacer la diferencia: por medio de la comunicación y de la implementación de tecnologías a su servicio. Claro que, aunque el nombre de la serie nos adelante que Nessa será la mujer honorable deberá lidiar con muertes inesperadas, manejos de poder y la tensión constante del lugar del mundo en el que se encuentra, sin contar las pesadas cadenas del pasado que comienzan a moverse.

La historia comienza narrándonos cómo ella y su hermano, Ephra (Andrew Buchan), presencian el cruento asesinato de su padre. Luego, como es de esperar, aparecen sus propios secretos representados en saltos temporales que apenas nos dan indicios y nos arrojan de lleno al laberinto del thriller. La obsesión con la figura y asesinato de su padre, la relación con su familia y otros tantos oscuros rincones de Nessa son el gran desafío para el espectador. A eso se sumarán los pequeños entreveros de la familia: la vida de su hermano, su cuñada Rachel (Katherine Parkinson), su amiga Atika (Lubna Azabal) y cómo estos personajes se unen a los umbrosos sucesos que se van desencadenando.

Los secretos se adueñan de quienes los atesoran, y el pasado es un arma de doble filo que puede volver en cualquier instante a restregarnos nuestras más negras miserias, sin importan cuán buenas sean nuestras intenciones. Esta parece ser la premisa de la serie, o más bien la enseñanza que busca dejarnos. Ya desde el principio, la protagonista nos advierte ¿En quién confías? ¿Cómo lo sabes? Es un milagro que siquiera confiemos en nosotros mismos.

Todo comienza con una muerte y continúa con un secuestro. Pero pronto descubriremos que en realidad, la raíz de los bretes del presente se genera años atrás. Por su parte, hay cientos de interesados en irrumpir en escena para frustrar los intentos de la familia Stein. Cuando los intereses no son compartidos y aparece en escena el juego del poder, invaden otros actores. En este caso, espías israelíes y palestinos, el MI5 y MI6, la CIA y cualquier grupo de presión que no se sienta favorecido desde lo político, económico o ideológico con los planes de la baronesa. Ideas que parecen estar predestinadas a forjar alianzas, paz e igualdad, como la implementación de fibra óptica para telecomunicaciones en Cisjordania, universidades o ayuda económica para quienes la necesiten, acaban avivando un fuego de conflicto.

Por otro lado, conoceremos a Sir Hugh Hayden-Hoyle (Stephen Rea), quien ingresa a la historia para investigar las sospechosas circunstancias en las que sucede el suicidio de un importante empresario palestino que estaba a punto de cerrar un importante negocio con Lady Stain. Hayden-Hoyle también lleva sobre sus hombros el peso de ser el jefe de la sección Medio Oriente de la inteligencia británica, cargo por el que es reciamente discutido por parte de sus colegas.

Como toda narrativa inscripta en este estilo (y más aun teniendo en cuenta que se trata de una producción británica), hay un excesivo detalle en los planos, orquestados al servicio de la estética y de la belleza pura. Además, es válido mencionar la calidad del cast, quienes llevan a la perfección un guion que requiere de interpretaciones cargadas de sutilezas, de relatos en cuentagotas, personificando a quienes lo saben y lo ocultan todo bajo siete llaves. Claro que no se puede pedir menos de una producción escrita y dirigida por Hugo Blick.

The Honourable Woman busca desmitificar de alguna manera el clásico relato de ficción donde se muestran los buenos y los malos y donde todo es blanco o negro. Por el contrario, en la miniserie de la BBC Two aparecen personajes muy dispares, con un complejo desarrollo psicológico y que luchan a su manera por lo que creen que es provechoso o correcto, sin importar las consecuencias de sus actos. Todos tienen secretos que interfieren, todos mienten y todos son indignos de confianza ciega. Aquí no hay extremos, sino que se muestra la gran escala de grises que son las relaciones personales, más aún llevadas al plano del poder y de los conflictos políticos.

El ritmo es lento y por momentos la historia parece no avanzar. Es característico en estos formatos que se hagan largos planos que priorizan lo estético y que se trabaje desde una narrativa visual que no impacta, sino que busca mostrarnos los entreveros propios de los protagonistas desde distintas aristas. Ellos saben muchas cosas y nosotros como espectadores, sabemos muy poco. Se nos cuenta una historia en pequeños fragmentos, como asomándonos a lo que vendrá, sembrando más conjeturas que certezas. Vamos conociendo a cada uno muy lánguidamente para terminar enredándonos en una ficción que en silencio nos hace buscar cada vez más, con sed de descifrar todos los códigos.

Victoria Barberis

Es periodista de profesión y escritora de corazón. Es "seriéfila" y una aficionada a las sagas. Su pluma a veces es sarcástica, pero siempre divertida.