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Jueves 15, finalmente hizo su aparición el Roi Solei, pero gracias a Dios no el de Albert Serra sino el astro rey. A medida que me aproximaba a la costa comencé a ver algunos shorts y hasta un runner en cueros. El mar estaba calmo por primera vez, pero ni bien hice unos pasos por la orilla tuve que cerrar mi campera, de lo contrario hubiese sido un juguete del viento más. Mientras me dirigía hacia el Auditorium murmuraba sobre la próxima película de Competencia Internacional que me tocaba ver.
¿Con qué me podría encontrar? Esa era mi gran duda. El catalán Isaki Lacuesta no se hizo presente en la sala, en cambio una presentadora recordó a las víctimas del submarino Ara San Juan al cumplirse un año de su desaparición. Si estaba algo dormido, la primera imagen de Entre dos aguas me hizo despertar: un primer plano con lujo de detalles de un parto. Eso a las nueve de la mañana. Empezamos bien…
Hace diez años el director estrenó La leyenda del tiempo en la que relataba la vida de dos hermanos gitanos adolescentes en un momento difícil de sus vidas poco después de fallecer su padre, y así mismo hacía un homenaje al cantante Camaron de la Isla de cuyo disco de 1979 surgió el título del film. Entre dos aguas, también tomado de un éxito del cantaor flamenco, es la continuación de aquella obra con los mismos protagonistas al estilo de Richard Linklater en Boyhood (2014), o el personaje de Antoine Doinel que inmortalizó François Truffaut.
Israel viene de purgar una condena en la cárcel mientras que Cheíto trabaja en la marina y ha sentado cabeza. Ambos tienen tres pequeñas hijas a las que adoran y esposas que en algún momento dudaron de su vínculo. Cheíto se lleva ahora bien con la suya en tanto que el ex presidiario es rechazado hasta que no ponga orden en su accionar. Israel es el que se encuentra entre las dos aguas, entre una vida ordenada o una desequilibrada, entre vender droga o encontrar un trabajo decente, entre andar con malas compañías o retornar al seno familiar.
El hermano trata de aconsejarlo, discuten, se pelean, se vuelven a amigar mientras recuerdan viejos tiempos en ese marco gaditano que los rodea, donde predomina la pobreza y la marginalidad. Es un rincón oculto de España que Lacuesta retrata con mucho realismo con toques documentalistas, aunque en esta secuela predomina la ficción. El único reparo es la extensa duración, las idas y venidas de los hermanos en este fresco social penoso podría haberse narrado en noventa minutos. Se la puede considerar entre lo positivo de esta sección.
Ash is Purest White o Esa Mujer, según el subtitulado que apareció en pantalla, es la nueva realización de Jia Zhang Ke, autor de Un toque de violencia (2013). Una vez más su musa, la actriz Tao Zhao, es la heroína enamorada de un gánster que tiene un buen pasar, cae en desgracia, para luego debido a su astucia renacer de las cenizas. La acción abarca el período comprendido entre los años 2001 y principios del 2018, teniendo como telón de fondo las transformaciones geográficas y urbanísticas del país asiático, en la que no podía faltar la referencia a la represa de las Tres Gargantas que tantas críticas recibió.
Dinámica, con un guión cambiante, se sigue con sumo interés sus penurias, un romance complicado y su habilidad para sortear los contratiempos. Zhao, es la mujer de acero, es la mina del tango que hace lo imposible por su varón aunque este la desprecie, es la nueva empresaria china que se hace respetar. Un melodrama romántico a través del tiempo como en Más allá de las montañas (2015) con toques de acción, muy recomendable.
Al terminar me dirigí con premura nuevamente al Auditorium. No sé para qué. Así como Cassandro el Exótico representa a Francia pero trascurre en los Estados Unidos y es hablada en inglés, What You Gonna Do When the World’s On Fire? que representa a Italia, también transcurre en el país del norte y hablada en anglosajón. El director Roberto Minervini castiga al espectador con su documental sobre la comunidad negra en el verano del 2017. Se centra en tres historias: una mujer que lucha contra el cierre de su bar que no le reditúa y el desalojo de su anciana madre; Ronaldo y Titus, dos hermanos que viven con su madre e intentan encontrarle sentido a sus vidas, mientras Ronaldo espera la liberación de su padre de la cárcel; un grupo de activistas de las Panteras Rosas encabezados por una mujer que claman justicia por distintos asesinatos raciales.
A lo largo de casi dos horas y media interminables, se suceden debates y discusiones sobre el miedo y ese gen de inferioridad que lleva la comunidad negra como un estigma, los fondos anuales asignados por habitante para la educación muy inferiores a los que corresponde a un prisionero, y manifestaciones en las cuales amenazan tomar la ley por sus manos. La última entrega de los Oscar tuvo en la categoría Mejor Documental varios exponentes muy superiores sobre la misma cuestión. Minervini no aporta nada nuevo, es un déjà vu reiterativo, una nueva paliza de la mediocre Competencia Internacional.
Una familia muy numerosa que decide festejar el año nuevo de la mano del director inglés Ben Wheatley, seguro que no finalizará de manera pacífica. Happy New Year, Colin Burstead es otra comedia ácida con un humor venenoso en la que con el correr de las horas todo se desbarranca, se degenera, tal como sucedía en Free Fire (2016) vista aquí hace dos años. Uno de los hijos decide reunir a toda la parentela en una mansión de un lord de capa caída. El epicentro de los conflictos será un hermano invitado que abandonó esposa e hijos hace varios años sin ningún remordimiento.
Tal como sucedía en La celebración (Thomas Vintenberg – 1998) el ágape, más que afianzar los vínculos desata odios, reproches, resentimientos y discusiones, que, alentados por el consumo de alcohol como si fuera agua, conducen a un punto en el cual todos pierden. Filmada en apenas doce días con un bajo presupuesto, Wheatley demuestra que con bajos recursos pero buenas ideas se pueden hacer películas de calidad. En un film coral, el montaje pivotea de una sala a otra, entre interiores y exteriores, para dar cabida a todos los personajes con un ritmo incesante propio de video clip. Otra gema de la Sección Autores.
Hoy decidí terminar temprano, ya que mañana se viene un día fuerte. Nos vemos.
