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Después de hacer dupla en la inolvidable Adventureland, Jesse Eisenberg y Kristen Stewart vuelven a trabajar juntos, esta vez en un film bastante diferente a aquel dirigido por Greg Mottola.
American Ultra es una suerte de stoner comedy repleta de acción a la Kingsman, y cada tanto una cuota de humor (que no siempre funciona). El protagonista es Mike (Eisenberg) un joven bastante fumado, con un trabajo deplorable en una tienda de comestibles, cuya tranquila y aburrida vida gira alrededor de su novia, Phoebe (Stewart). La monótona rutina de estos protagonistas se ve alterada cuando entra en juego la CIA y el espectador descubre que Mike es un agente que forma parte de un proyecto secreto, del cual no recuerda nada porque su memoria ha sido alterada.
Cuando la creadora de ese proyecto se entera que el mismo será eliminado y los agentes asesinados, decide activar a Mike para salvarle la vida. A partir de allí, American Ultra se convierte en un producto muy entretenido, donde nada es lo que parece, donde no todos son lo que dicen ser, y donde la acción, la violencia, el drama y el romance se mezclan satisfactoriamente a lo largo de los 100 minutos que dura la película.
Nima Nourizadeh (Project X) recurre a una estética «del cómic» en este film que claramente apunta todos los cañones al pochoclo, al entretenimiento y nunca pretende ser más de lo que realmente es. Sin embargo, y a pesar de mezclar una gran variedad de géneros, no es un film confuso o desenfrenado sin sentido: dentro del caos hay orden, y eso es gracias al guionista Max Landis que, en medio de un festival de sangre y balas, nunca pierde de vista a sus personajes.
Jesse Eisenberg recurre a todos esos tics y elementos que ya hemos visto en varios de sus personajes, para interpretar a este agente drogado que al inicio del film no sabe dónde está parado y luego se vuelve una máquina de matar, blanco de los ataques y peligro inminente para el gobierno. Kristen Stewart vuelve a demostrar que es una gran actriz y le sigue complicando la vida a los detractores que ya se están quedando sin excusas para cuestionar sus habilidades actorales (haters gonna hate diría Taylor Swift).
American Ultra tiene un par de plot twist muy interesantes por lo que profundizar en los conflictos del film puede arruinar la trama. Es suficiente con saber que Eisenberg y Stewart abandonan las maquinitas del parque de diversiones por unas cuantas armas, granadas y patadas voladoras y que el resultado, aunque no tan maravilloso como el de Adventureland, sigue siendo más que satisfactorio.
