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Koko-di-Koko-Da es el segundo largometraje del sueco Johannes Nyhol, quien tiene una larga carrera como guionista. En esta historia, también escrita por él, da pie a las fabulas nórdicas relacionadas al poder que tiene un bosque encantado y los animales que en ella habitan.
Tobias y Elin (Leif Edlund e Ylva Gallon) deciden acampar en un bosque alejado tres años después de haber perdido a su hija el mismo día de su cumpleaños. Como una especie de camino hacia el terror mezcla con Groundhound day tendrán que vivir el mismo día una y otra vez mientras escapan de tres estrafalarios y siniestros personajes. El líder de esta banda es interpretado por Peter Belli, un cantante pop de la década del sesenta, que solía ser telonero de The Beatles y quien canta algún clásico de aquella época en ciertas escenas aterradora que ocurre con un perro.
Película sobre la culpa, el perdón, el director se regodea con la crueldad en este retrato natural y salvaje sobre la crisis de pareja. Todo eso y más se junta en esta historia de Johannes, quien logra que los repetitivos días nunca abrumen, que entiende que debe ofrecer variaciones de lo que ocurre desde distintas miradas. Y que también logra más de una escena de suspenso bien ejecutada, con la cámara siempre detrás de los personajes siguiéndoles. Con un tono documental el aspecto fantástico de la historia logra que no se sienta forzado o fuera de lugar.
Sobre todo hay que destacar que al principio la propuesta pareciera ser confusa e irritante, e incluso es entendible que volver sobre la misma situación pueda a algunos espectadores molestarle, pero aun así su director consigue que no se vuelva confusa, que sus ideas sean fáciles de entender. El final de Koko-di Koko-da deja todo en claro al final. Por suerte para lograr eso el director tiene varias cartas a mano para que no decaiga nunca esta extraña historia.