Series

Ballers, un mundo de hombres

Por Victoria Barberis

En colaboración con Fabrizio Gotelli

Qué cosa extraña el lujo y todo lo que lo rodea. Qué extraño cómo el que vive rodeado de ése lujo a menudo se encuentra pensando que todos quisieran ser como él. Qué vacío eso que les pasa a quienes lo tienen todo y solo por ello se asumen mejores a los demás, con más derechos, con más libertades. La historia que se cuenta en Ballers nos habla desde ése lugar, desde eso que le pasa a aquel selecto grupo de hombres que tienen una vida soñada.

Se supone, al menos para algunos, que todo hombre quisiera tenerlo todo: mujeres, dinero, poder. Y claro, un anillo del Super Bowl. Ballers nos cuenta la otra parte de la vida de algunos deportistas, la que no está tan revestida de gloria como de oro, de los que tienen el trabajo que quieren, envidiado por muchos y por el que ganan incontables sumas de dinero.

El encargado de llevarnos por esta historia es nada menos que Dwayne Johnson “The Rock”, en la piel de un ex jugador llamado Spencer Strasmore, que ahora intenta abrirse paso como manager para poder ganarse la vida sin alejarse del deporte, junto con su amigo Charles Greane (Omar Miller), otro ex jugador desempleado. Su primer cliente es Ricky Jarrett, un futbolista que tras un altercado luego de tener sexo en el baño de un local nocturno, fue echado de su equipo. Desesperadamente, buscará todos los recursos para mantenerse en la liga y lo consigue gracias a la ayuda de Charles y de Jason (Troy Garity), otro agente deportivo. Luego, aparecerá Vernon (Donovan W. Carter), un atleta que vive o mejor dicho es vivido por su familia y sus amigos, algo que también traerá dolores de cabeza a Spencer.

Muchas veces hemos discutido sobre si existen series para varones y series para mujeres. Y si bien en general resulta un absurdo etiquetar a una producción bajo ésa categoría, HBO hace todo lo posible para definir a Ballers como una serie eminentemente masculina. Pareciera que el mundo del deporte es un mundo de hombres, que los autos groseramente caros y que las mujeres-objeto son el mayor estandarte de la masculinidad. Junto con unos músculos de ésos que intimidan, claro.

Como todas las apuestas de riesgo, esto puede resultar consagratorio o puede derivar en un fracaso, pero no deja de ser digno de mención la gran jugada HBO con esta propuesta que recuerda un poco a Entourage (también producida por Mark Wahlberg) en aquello de ser una serie para los varones con un público específico bien delimitado.

En Ballers aparece representada muy fuertemente la mujer-objeto, una figura que no termina de aclararnos si se trata de una ironía o una crítica, si esto tiene que ver con una pequeña muestra de la trastienda del mundo del deporte millonario o si más bien se trata de mostrar unas cuantas escenas de sexo y algunas mujeres en atuendos provocativos simplemente porque sí. Porque de alguna manera, pareciera que el sexo también guarda una fuerte relación con el poder, porque los mejores hombres se acuestan con las mujeres más deseables, porque el cuerpo femenino es otro objeto de lujo que se coloca alrededor del cuello para mostrarlo, como un accesorio que forma parte de su costosa vestimenta o de su desagradable y opulento bling-bling.

El principal problema que puede amenazar a esta idea es que resulta poco apetecible (por no decir casi nada atractiva) para aquellos que no tienen interés alguno en el mundo del deporte. Si bien la serie gira por los entretelones de las estrellas del fútbol americano sin tantos tecnicismos, hay algunos condimentos que son solo para entendidos. Poco podremos apreciar esta serie si no conocemos algo de cómo se mueve este mundo, de cómo se juega dentro y fuera del campo, de qué pasa por la mente de un deportista.

Es por esto, quizás, que las series cuya trama es predominantemente deportiva (más aún si se presenta con características de drama) nunca llegan a los escalones más altos de la televisión. Hay un público pequeño para series sobre deportes y más aún, cuando ese deporte es fútbol americano. Entonces, será cuestión de hacerse fuerte en aquel sector de la audiencia que apreciará esta propuesta y que la verá como una ficción relativamente novedosa y diferente.

Dwayne Johnson aparece muy firme en su rol y sobresale sin problemas, como si el resto del elenco estuviera de algún modo por debajo. A modo de búsqueda de un estilo de comedia, pero marcando los momentos duros y complejos, The Rock no aparece acartonado en el papel de manager. El resto de las participaciones se acomodan y hacen su parte de deportistas y misceláneos que tienen una vida dura de semi-ricos (y fanáticos de las apariencias) que no logran mantenerse del todo en un nivel homogéneo.

Es interesante como aquí se busca apuntar hacia la comedia, y sin embargo, la serie propone en todo momento una gran mixtura con el drama. En este punto, parece desdibujarse el género principal en el que se inscribe la historia, una cuestión que no necesariamente tiene que aparecer como una desventaja o una falla, sino que cuando se sabe utilizar el guion en favor de una idea que mezcla diferentes componentes emocionales, se obtiene un relato que resulta atrapante y que invita a seguir viendo un episodio más, por una cosa o por la otra. Ciertamente, las producciones actuales se inclinan cada vez más a buscar el equilibrio entre el drama y la comedia, a escribir libretos que hagan reír y emocionar.

Ballers busca mostrar la contracara del deporte, la otra vida de esos deportistas que no logran asomar la cabeza del todo y de los que quedaron en el camino, obligados a rehacer su vida aunque sea en algo aledaño al deporte en cuestión. Ballers nos habla, en el fondo, de no quedarse afuera del negocio, porque fuera de este no queda nada.

Victoria Barberis

Es periodista de profesión y escritora de corazón. Es "seriéfila" y una aficionada a las sagas. Su pluma a veces es sarcástica, pero siempre divertida.