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La película cuenta la historia de Riggan, un actor en decadencia que decide montar una gran obra en Broadway para volver a ser reconocido actoralmente. Pero esta vez, escapando del personaje que le hace sombra y que interpretó durante varios años: Birdman, un superhéroe alado que lucha contra el mal y que se alimenta de energía solar.
Michael Keaton (Batman y Batman Returns) interpreta a Riggan, un actor irascible y sensible que intenta emanciparse del superhéroe que alguna vez encarnó. De cierto modo Riggan y Keaton se parecen, ambos son actores que quieren volver a ser reconocidos actoralmente dejando a un lado los superhéroes que los hicieron populares. Claramente en Birdman hay una fuerte referencialidad a la experiencia vivida por el propio Michael Keaton.
No pude dejar de asociar también la reaparición de Keaton con lo sucedido a John Travolta cuando Quentin Tarantino lo rescató del olvido para darle un protagónico en Pulp Fiction. En ambos casos esas reapariciones los llevó a obtener sonoros reconocimientos.
La elección del resto del reparto es sobresaliente, principalmente, por Emma Stone (hija de Riggan) y por Edward Norton que interpreta a un actor soberbio pero divertido que se convierte de cierta manera en antagonista de Riggan. También se destacan Naomi Watts y Zach Galifianakis. Una pieza audiovisual que reúne grandes actuaciones.
La película estuvo dirigida por Alejandro González Iñárritu, uno de los directores más destacados de la actualidad, que ha sabido ganarse su lugar junto a Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro en la industria de Hollywood. Entre los tres mexicanos se ha formado un bloque de directores-productores muy parecido al que conformaron en la década del setenta Spielberg, Scorsese, Coppola y Lucas. Recordemos que el año pasado Cuarón estaba en boca de todos por la dirección de Gravity.
González Inárritu logra una película muy destacada, en gran medida, por la manera inteligente en que hace uso de diversos recursos cinematográficos. Por un lado, gracias al aparente plano secuencia en el que se graba toda la película se genera una situación acelerada y de cierto modo alterada que se condice con los intensos ensayos de la puesta teatral. Lo de aparente no lo digo por restarle mérito al recurso sino porque es evidente cada vez que hay un corte, como por ejemplo, cuando un personaje cruza un oscuro umbral.
Los movimientos de cámara durante los planos secuencia están realmente muy bien realizados y evidencian un gran trabajo de equipo. En Birdman la cámara recorre incesante y armónicamente los camerinos y estrechos pasillos del teatro (casi laberínticos) para enfatizar el conflicto interno que mantiene el personaje principal con su álter ego (Birdman).
La dirección de fotografía de la película estuvo en manos de Emmanuel Lubezki, un fotógrafo mexicano que ha trabajado con Cuarón (por Gravity recibió el Oscar a la mejor fotografía) y también en las últimas películas de Terrence Malick. Muy recordado también por el trabajo fotográfico realizado en Niños del hombre en el que también hay excelentes planos secuencias, principalmente, el del final mientras sucede un enfrentamiento bélico.
Un recurso que funciona muy bien durante la película es el tratamiento que Iñárritu le da a la banda sonora. Durante toda la película una desenfrenada batería acompaña todas las acciones narrativas para generar una atmósfera más delirante. Pareciera que estuviéramos en una sesión improvisada de Jazz. El instrumento es interpretado por Antonio Sánchez, un versátil baterista de jazz y considerado como uno de los mejores a nivel mundial. Un año de películas con presencia de intensas baterías: Birdman y la muy recomendada Whiplash.
En uno de los momentos más hilarantes de la película se lo ve a Riggan caminado semi desnudo por las calles del Time Square entre una multitud de gente. La escena, aunque contó con algunos actores y músicos profesionales, fue realizada en su gran mayoría con personas que no sabían que realmente estaban participando de una grabación. El director tuvo que grabarla en pocas tomas y con un equipo reducido.
Birdman es una película que será recordada y que puede ser vista varias veces sin que pierda su energía. Tiene actuaciones sólidas, hay un buen guión, una buena banda sonora, excelentes efectos especiales y acertadas indicaciones de un lúcido director. Pronostico que muy seguramente será la gran ganadora durante la próxima premiación de la Academia.