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Carol es el último film de Todd Haynes que compite en la Selección Oficial de la 68va edición del Festival de Cannes. Basado en la novela (Claire Morgan 1952) de la escritora estadounidense Patricia Highsmith, el drama tiene como protagonistas a Cate Blanchett, Rooney Mara, Sarah Paulson y Kyle Chandler.
La historia se sitúa en Nueva York en los años 50, donde Therese (Rooney Mara), una joven con mirada dulcemente ingenua y aniñada apariencia que trabaja en un negocio de regalos de Manhattan, conoce ahí mismo, una fría noche víspera a navidad, a la distinguida y seductora mujer de tez blanca y pelo brillantemente rubio, Carol (Cate Blanchett).
En esta primera escena, se da instantáneamente un sentimiento profundo entre las dos, un encuentro para nada esperado pero sí muy deseado. Pese a la diferencia de edad y clase, las mujeres se dejan llevar por este sentir y van creando un vínculo de confianza, admiración y cariño -o algo más- a lo largo de los 120 minutos.
Pero no todo es tan fácil en la vida. Carol tiene una aparente “familia ideal“ compuesta por Harge (Kyle Chandler), su posesivo y machista marido y por su tierna hija de cuatro años.
Terry -así la llama su novio- tiene planes de irse a vivir a Europa con Richard (Jake Lacy). Ambas quieren separarse de sus parejas pero la presión social no se los permite.
Harge representa “lo que está en juego“. Mediante discusiones y amenazas, aparece la posible pérdida de la tenencia de su hija. Esto aterra y retiene a Carol aunque su corazón lata por Therese. Además, está Abby (Sarah Paulson), la mejor amiga de la rica neoyorquina, como una persona “peligrosa“ para el principal hombre del film, por ser ésta una gran confidente de la protagonista.
Carol describe con fuerza el periodo de transición estadounidense de 1950, una década sacudida por guerras, paranoias y prejuicios. La cinta demuestra claramente a una sociedad donde todo debe ser de un solo modo. No hay planteos hacia este único modelo de vida. Carol quiere divorciarse del rico bancario -algo que “no está bien“- y la única que la entiende es Therese. Ambas son personas construidas según la norma y esto les provoca un injusto torbellino emocional.
Therese, la veinteañera, descubre la vida cuando conoce a esta “madura“ dama segura sobre sus convicciones y más fuerte que las convenciones y prohibiciones de la época. Carol, a pesar de su apariencia fría e introvertida, es intensa y sensible pero para mostrarse tal cual es necesita de un lazo amoroso.
La película es una historia de amor que representa la verdad como último recurso. Ser fiel a ser uno mismo no cambiará quizás tu vida, pero te hará una mejor persona – Phyllis Nagy.
Blanchett y Haynes ya habían trabajado juntos en I’m Not There, película sobre la vida de Bob Dylan, donde la actriz hace por momentos del personaje del cantante, en interpretación masculina, claro.
La película es una obra de arte por donde se la mire. Con interpretaciones y gran trabajo detrás de cámara, Haynes enamora sin dejar espacio para críticas. La guionista Phyllis Nagy ha adaptado la novela original con el fin de hacer descubrir la historia de Carol al público de hoy de forma directa y sin mayores problemas.
Esperando que gane #Carol. #FestivalDeCannes2015. Un vídeo publicado por Victoria Agulla Tagle (@vitussss) el
Para reconstruir la historia, Carol fue rodada en Manhattan (Nueva York) y Cincinnati (Ohio) -donde los edificios representan perfectamente la época- durante 35 días. Cada detalle te hace pensar que estás viviendo en la NY de hace 60 años.
El encargado de la fotografía es el reconocido director Edward Lachman, quien -inspirado en las fotografías de las mujeres de 1950- decidió filmar en Super 16mm para darle apariencia del 35mm de ese tiempo. Y, como no podía ser de otra forma, lo logra. Las imágenes presentan una mirada poética y un punto de vista subjetivo sobre el contexto visual de la historia. Para esto, los directores integraron la psicología en el movimiento de cámara, luz, decoración y vestimenta.
Sandy Powell es la brillante encargada del vestuario que, a través de la apariencia de los personajes -con la ayuda de la maquilladora Patricia Regan y la peluquera Jerry DeCarlo– muestran la elegancia y delicadeza de los personajes.
Con la decoración se termina de confirmar el tremendo equipo de producción que tiene Haynes atrás. La paleta de colores específica -rosa viejo y amarillo verdoso-, inspirada en aquella que se utilizaba en los 50´, consagran a Judy Becker como una de las mejores jefas de decoración del Festival de Cannes.
Clásicas y hermosas piezas de jazz como Easy Living de Billie Holiday, ambientan la sala. El toque final se lo da la decoradora Heather Loeffler, quien agrega los elementos finales para que el personaje y el espectador se transporten y formen parte de este espacio geográfico, histórico y sociocultural.