Cine

Cuando el suspenso es rey: Crítica de Viene de noche

Por Germán Pérez

It comes at night (título en inglés) se presenta como un proyecto que agrega de nuevo la ya aburrida palabra Apocalipsis a la larga lista de film sobre este tema, pero créanme, los primeros minutos de película nos sitúan ante algo diferente. El film de Trey Edward Shults tiene un escaso alcance de costo en producción, sin embargo entre las actuaciones que ofrece y una dirección que merece sacarse el sombrero y aplauso It Comes at Night, es uno de los aciertos cinematográficos del año.

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La trama es bastante simple: un misterioso virus amenaza con barrer toda vida en la Tierra. Las miradas se centran en la vida de una familia recluida en una casa tratando de vivir con lo que posiblemente sea el final de sus días. Todo esto resulta conocido pero el film está realizado de una forma sumamente especial que no necesita una cantidad desorbitante de sangre, lo groso, lo interesante de It comes at Night, se da a nivel técnico.

El manejo de cámara que da a pie al suspenso es excelente. Shultz instiga a que el público imagine horrores desconocidos tras la seguridad del ojo de la cámara. La incertidumbre que sienten los personajes a los hechos que los rodean, se adivinan en el aire gracias a una combinación de paneos que revelan solamente lo necesario; lo que no se ve, es lo que realmente llama la atención en el film. Un consejo: hay que olvidarse del terror porque en este film el suspenso es rey.

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El trabajo actoral es otra de las fuerzas que posee It Comes at Night, solamente 10 personas tienen presencia en esos 91 minutos de film con Joel Edgerton (Warrior, Black Mass) encabezando la línea de ataque, pero el film no necesita más. Tenemos personajes que brindan intriga en toda la duración del metraje. Acciones predecibles y momentos tontos que generan bronca en el público no van a faltar, no obstante todo esto se da con un grado de actuación asombroso que hace que, decisiones idiotas pasen desapercibidas. Dato a destacar: es increíble el nivel actoral que ofrece Joel Edgerton cuando su única compañía son lágrimas y una botella de whisky.

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It comes at night es una pequeña pero muy efectiva propuesta en la línea de películas apocalípticas; tal vez no tenga una gran producción, pero todo elemento que ofrece en pantalla ya sea actoral como técnico está hecho de una manera sólida que engancha y genera un positivo conflicto en el espectador. De suspenso al por mayor.

Germán Pérez

Lector, escritor y cinéfilo. Pasa sus días en el gimnasio y viendo viejos y nuevos clásicos del cine. Fanático de Michael Mann.