Cine

De vuelta a lo básico: Crítica de Haunt

Por Santiago González

Haunt (2019) está escrita y dirigida por los guionistas Scott Beck y Bryan Woods. O sea los mismos guionistas de A Quiet Place (2018). El dato no es menor porque ambas películas son en cierto sentido parecidas. Se tratan de propuestas que toman un género en particular (en estos dos casos el slasher y la ciencia ficción) y la hacen volver a lo básico. No son tramas complicadas y lo que sabemos de los personajes basta y sobra; lo que buscan ambas películas es volver a un tipo de cine más simple, en donde es más importante la puesta en escena, en vez de tirar una catarata de efectos y subtramas, o sea un exceso de información. Son propuestas que apuntan a la importancia del silencio y a la dilatación de la acción. Por eso paciencia porque terror habrá y mucho.

Haunt empieza con el plano de una calle de un pueblo típico de Estados Unidos en temporada de Halloween – ya dejando en claro que uno de sus principales influencias va a ser ese clásico de 1978 dirigida por John Carpenter -. La historia podría ocurrirle a cualquiera pero se centra en una chica llamada Harper (Katie Stevens) que está siendo acosada por un ex novio – y él no será el único que la acose una vez que entre en una casa embrujada junto con sus amigos-. La influencia de The Funhouse (1981) de Tobe Hooper se hará palpable a partir de ese momento. Haunt es entonces un slasher pero de esos que entienden que hacían de bueno a estas películas. Por eso le dedica una primera parte a la construcción de sus personajes y conflictos además de construir el espacio donde van a transcurrir los momentos más aterradores. En su segunda mitad empezará lo que ya ha visto en incontables películas, solo que en este caso los directores no están tan interesados en los crímenes en sí, sino en lo que viene antes de cada asesinato… y no se confundan, hay mucha sangre pero no es lo más importante.

Si algo hay para criticarle a Haunt son algunas decisiones que demuestran cierta inexperiencia por parte de sus directores, sobre todo el uso del montaje que crean una elipsis que resiente a la narración de una trama que es bastante simple. También le juega en contra el peso de una película muy similar llamada Hell Fest (2018) que se estrenó el año pasado y que apuntaba a lo mismo, la revalorización del slasher como forma de hacer suspenso en vez de caer la típica de asesino enmascarado persiguiendo adolescentes. A la película de la dupla Beck/Woods le juegan también en contra algunos actores, como el que hace del interés romántico de la protagonista, que no son del todo convincentes.

Pero a pesar de eso Haunt termina ganando porque pone primero al suspenso. Al tener como base a películas como Halloween y The Funhouse (sí, hay incluso varias referencias) la cosa no puede salir mal. Comparada con A Quiet Place puede resultar decepcionante pero no lo es, es otra manera de volver a lo básico. A una época del cine de terror que se está perdiendo, Haunt, – que hasta su única palabra da entender la simpleza de todo – es un homenaje a esa era y también a los directores que la construyeron. Valoración: Muy Buena.

Santiago González

Estudiante de Artes Combinadas de la UBA y Crítica en el UNA. Le gusta escribir y ver películas la mayor parte del tiempo. Es fanático del cine de terror.