El calvario de un bebé: Crítica a Ivan

ENCUENTRO DE CINE EUROPEO. La embajadora de la Unión Europea en su discurso inaugural del pasado miércoles 2 de mayo en la Alianza Francesa, puso especial énfasis  en la actualidad de las temáticas de las obras a presentar. Fuocoammare,  Last Shelter  y Bienvenido a Alemania desde distintos ángulos reflejan la problemática de los inmigrantes, la rumana Fixeuer la trata de personas e Iván la corrupción en las altas esferas.

Desde el inicio el director yugoslavo Janez Burger, demuestra que no le tiembla el pulso a la hora de filmar, al posar su cámara en un parto con lujo de detalles. Un padre que no aparece, un hijo ilegítimo, la depresión post parto, la  resistencia a darle la teta, la rauda salida del hospital, la actitud desafiante ante la esposa de su amante (un empresario estafador que acaba de salir de la prisión) con el bebé a cuestas, la posterior paliza que recibe por mafiosos enviados por su rival, delinean la personalidad de una madre de carácter duro, de pocas palabras que no se deja llevar por delante fácilmente.

De ahí en más se suceden las huídas, las persecuciones, los abandonos, las culpas y arrepentimientos de los personajes en un film que surfea por el thriller psicológico, la road movie y el drama. El recién nacido sufre las consecuencias de los intereses y mezquindades de los adultos, es una víctima inocente, un instrumento que involuntariamente está a disposición de manejos turbios. Abandonado de manera transitoria por la madre bajo imposición del ex presidiario, es entregado para su custodia a una casa de acogida, donde corre peligro de ser asfixiado por otros infantes que ven peligrar su estancia en ese hogar. Ni Michael Haneke (Amour, La cinta blanca, Horas de terror) se había atrevido a tanto.

Una película incómoda en la que la tensión se diversifica según se enfoque en el destino de la criatura o en la pareja protagónica, que pone sobre el tapete la cuestión de la sociedad y el entorno en el cuál nace un niño, las consecuencias y sus derivaciones. Las asistentes sociales, siempre en el rol del hada mala de los cuentos, tienen su espacio en Iván, pero sus bienintencionados esfuerzos se ven enturbiados por el descuido. El director Burger trae a colación una problemática que no es exclusiva de Europa sino que lamentablemente sacude a otros continentes tal vez con una mayor fuerza. Una de las mejores ficciones que se exhibió en el presente encuentro. Valoración: Muy buena