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En Capitana Marvel se plantea la posibilidad de que el «dúo rompe records» (Marvel Studios y Disney) demuestren que tienen ese toque extra para dar un puntapié grandioso encaminando el ¿final? de un camino que comenzó con Ironman en el año 2008. Ese camino estuvo repleto de pros y contras, de defensores y detractores pero al mismo tiempo demostró (con algo de paciencia) que las páginas pueden cobrar vida en pantalla grande y maravillar a grandes y chicos por igual. Ahora es el turno de su heroína más poderosa y ese tagline “más alto, más lejos, más rápido” realmente se intenta lograr, pero ¿el intento triunfa, o se viene a pique y se estrella buscando la gloria?
Capitana Marvel cuenta la historia de Carol Danvers (Brie Larson), piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y la obtención de sus poderes superhumanos; estos mismos poderes hacen que Danvers sea una candidata ideal de las tropas galácticas Kree y el as bajo la manga (el arma secreta) contra los Skrull. La historia es eso, algo simple que se complementa con flashbacks del misterioso pasado de la protagonista con muchos guiños y referencias de la época que transcurre toda esta historia: la década de los 90’s.
En ese recorrido de búsqueda interior nos encontramos con un guión tedioso, cansino y superfluo a cargo de sus directores Anna Boden, Ryan Fleck plus Geneva Robertson-Dworet que se esfuerza demasiado en transmitir un mensaje correcto. El recurso de mezclar lo cool con estilo no funciona para nada en esta película y lamentablemente estamos ante una película que se siente como una transición forzada, el típico juego de encastrar piezas en un rompecabezas y conectar todo a la fuerza, porque sí y por placer culposo.
Brie Larson (actriz ganadora del oscar que sufre del síndrome Sebastian Estevanez en todas sus expresiones) logra calzar de forma correcta un rol demasiado grande para ella. Larson se mete de lleno en un rol físico, con pocas o nulas chances de brillar en elegancia actoral. Funciona pero el personaje no se vuelve relevante a pesar de que se venda como “la más poderosa”; la campaña de marketing no engaña, sino el contenido de la propia película se muestra regular, finito, para lo que se prometía.
Además la película no encuentra el equilibrio entre factor entretenimiento y espectacularidad. Samuel L. Jackson cumple (como siempre) con el rol que se le da (además se nota que se divierte haciendo de Fury) y gracias a él la película no se convierte en un bodrio taquillero. En secundarios: Ben Mendelsohn humilla como siempre y Jude Law se muestra censurado y se interna en el panteón de “grandes talentos para clichés” que la firma Marvel viene trayendo hace tiempo película tras película. SPOILER: todo gran nombre en películas Marvelianas conlleva a tener una agenda traicionera, y a estas alturas eso ya no funciona.
Pero la fruta del postre es ver como gigantes del cine se arrastran en roles sin sentido que muestran majestuosidad en una exhibición falsa para celebrar aquellos “años dorados”. En Capitana Marvel es el turno de Annette Bening y señoras y señores a Bening la arrastran como nunca ofreciéndole un rol clave pero básico y vacío. Todo un clásico en repertorio de películas de Marvel. (Se sospecha que la pobre Annette tuvo que pagar los platos rotos que su esposo, Warren Beaty, dejo en una entrega de oscars pasada y la única forma de consolidar un acuerdo era actuando en Capitana Marvel)
Capitana Marvel es un paso atrás en una larga serie de éxitos, es como el episodio mediocre que necesitamos ver para entender la serie. La película tiene sus momentos, pero sabemos que todo esto es para juntar plata y completar la torta de la manera que sea. Valoración: Regular.