Cine Comics

¿Es The Amazing Spider-Man sorprendente?

Por Milly Sur Bianchiman

¿Necesitábamos realmente otra película de Spider-Man? ¿Necesitaba otro comienzo el superhéroe arácnido? Quizás ustedes no, pero yo sí.

De todos los superhéroes que coexistían en mi infancia/adolescencia, Spider-Man era el favorito. En realidad, Peter Parker era mi gran héroe, pero no precisamente por las habilidades que desplegaba tras enfundarse en su traje, si no por una relación de similitudes en las edades y situaciones sociales a las que nos enfrentábamos: “ser adolescentes”.

Mi gran problema con la trilogía de Sam Reimi era ese exceso de adultez que tenía Peter Parker, quien más que disfrutar de sus superpoderes como nene con juguete nuevo, los padecía. Tobey Maguire era la cara de la desgracia, y cómo si no fuera poco, la histérica de Mary Jane era “el” amor de su vida. Siempre fui de los que piensan que Gwen Stacy fue el gran amor de Parker. Pero más allá de todas estas contradicciones y desaciertos en las películas de Reimi, su labor como director hacen que sean respetadas.

Siempre fue una cuestión de gustos y preferencias el hecho de no estar satisfechos con lo que Sam Reimi nos dio. Al principio nadie quería saber nada de un reinicio de la historia, sin importar quienes fueran los actores y las afinidades con ellos. La idea de Emma Stone (The Help) como Gwen Stacy era tentadora. Andrew Garfield (Red Social) como Peter Parker, no tanto. El inexperto de Marc Webb, que solo tiene un drama romántico en su filmografía (500 Days with Summer), generaba más dudas, sin importar que tan buena fuese su única película.

Ahora, puedo decir que estoy agradecida de haber visto The Amazing Spider-Man. Marc Webb, en su segunda película, decide retomar la vida de Peter Parker por una vía mucho más sombría y con una carga muchísimo más  dramática que la de Reimi. En este reinicio, Peter decide ir tras las huellas de su padre, quien con su madre, dejaron a Peter siendo muy pequeño, bajo el cuidado de sus tíos Ben (Martin Sheen) y May (Sally Field). El hallazgo de una formula científica, le genera más incertidumbres sobre el pasado de su padre, creando sin querer, un nuevo enemigo impensado. En el mientras tanto, todo lo que se sabe que va a pasar, sucede. Peter es mordido por una araña y el tío Ben fallece.

A diferencia de muchos de los superhéroes que hemos visto en pantalla en las últimas décadas, Spider-Man, no está unido por naturaleza al sentimiento de proteger al planeta como Superman, o a aplicar justicia por mano propia como Batman. Peter se protege con su máscara por la necesidad de salir a buscar justicia y venganza para remediar un error que lo hará sentir culpable por el resto de su vida. El darse cuenta del poder que tiene en sus manos y la responsabilidad que conlleva, es lo que trae al mundo su alter-ego. Al reconocer el deber que tiene siendo Spider-Man, deja su venganza de lado para combatir al villano que creó: el Dr Connor, alias El Lagarto  (Rhys Ifans).

Las aventuras arácnidas continúan como un juego de escondidas entre el Dr Connors, el Capitan Stacy (Denis Leary), papá de Gwen y Peter, mientras él sigue buscando la verdad sobre su padre, con el peligro escondido en cada vuelta de la esquina. «Los secretos tienen un costo» le advierte la tía May. «Ellos no son gratis, ni ahora, ni nunca.»

Marc Webb no solo decide mostrarnos un Peter Parker verdaderamente inteligente (Reimi no enfatizaba en esto), mucho más infantil, que se recluye en sus caprichos, dolencias y resentimientos, sino que a la hora de mostrar la transformación de adolescente a superhéroe, utiliza muy bien el guion para recrear situaciones que despliegan los poderes de Spider-Man, dejándola lejos de la comparación con las películas de Sam Reimi.

A pesar de que Webb es un inexperto en los blockbusters y los efectos como el 3D y el CGI (Computer Generated Imagery), The Amazing Spider-Man trabaja de forma asombrosa ambos efectos como pocas películas. Los planos de los más recónditos lugares de New York son utilizados de forma muy eficaz, haciendo maravillas con la profundidad de campo en conjunto con el 3D.

Lo que es realmente sorprendente sobre este Spider-Man es la actuación del británico Andrew Garfield que corrobora que puede ser un gran actor sin importar el papel que le toque. Su Peter Parker es más aficionado al skeater que a la fotografía, y la vulnerabilidad lo rodea de tal forma que tiene mucha más presencia como superhéroe que Tobey Maguire. Es difícil decir si Emma Stone como Gwen Stacy vuelve loco a Peter Parker o a Garfield. Ambos irradian ternura y una calidez única que Maguire y Kirsten Dunst no tenían. No es de extrañarse porque son pareja en la vida real. En sus escenas juntos abunda la naturalidad, pareciendo en su mayoría improvisadas.

The Amazing Spider-Man no está exenta de defectos. Muy a pesar de que la actuación de Rhys Ifans como villano es maravillosa, ‘El Lagarto’ no es un gran enemigo para comenzar esta trilogía. Pero aparte de eso, el guión no nos da la historia de fondo que necesitamos para entender quién y cómo es el Dr Connors, lo que se torna más confuso hacia el final.

¿Es The Amazing Spider-Man sorprendente? Claro que sí. Marc Webb, sus protagonistas, Sony Pictures y Marvel tenían mucho por perder con este reboot (reinicio), sin embargo todos salen muy aireados. El resultado es la prueba de la imaginación bien aplicada y los recursos bien utilizados. A pesar de lo obvio que necesita ser contado, Webb y los guionistas se las ingenian muy bien para darle una vuelta de tuerca, y evitar las comparaciones con las peliculas previas (algo difícil, pero se intenta). Peter Parker por fin es ese adolescente divertido e inteligente que disfruta a más no poder de sus poderes. Emocionalmente es mucho más introspectiva, reflexiva, dramática y a la vez más cómica que sus antecesoras. Esta película sobre Spider-Man no es LA película de superhéroes, pero puede valerse por sí misma y es digna de ser recordada.

Milly Sur Bianchiman

Cinéfila. Cómic fan. Amante y defensora del hábito de leer y los animales. Detallista a ultranza. Apasionada de los recovecos del séptimo arte.