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Tal como se venía anunciando, en los días 24, 25 y 26 de noviembre se llevó a cabo la 6º edición del Festival de Cine de Carlos Paz. La ciudad serrana abrió sus puertas al séptimo arte y se movió al ritmo de los fotogramas recibiendo grandes propuestas cinematográficas en el Teatro del Sol, lugar elegido como núcleo de las actividades del Festival.
Con una cartelera sumamente atractiva, turistas y vecinos nos acercamos (por interés o mera curiosidad) a un evento que va cobrando trascendencia nacional y que ofreció un color diferente a la ciudad, donde la pantalla grande se robó todas las miradas y los actores disfrutaron del contacto directo con el público. Importantes figuras, directores y productores del cine argentino como Lito Cruz, Mirta Busnelli, Muriel Santana, entre otros, se pasearon por las instalaciones del Complejo-cine.
Durante la primera jornada, con la proyección de un video institucional, a través del cual se resumieron los inicios del festival y los referentes que desfilaron por el mismo, el organizador y cineasta Jesús Martínez rescató la función educativa del cine y expresó su agradecimiento recalcando: “Debemos trabajar para fortalecer la cultura, y con especial énfasis en nuestra cultura argentina. Nosotros iniciamos este festival con mucho esfuerzo y creemos que se pueden hacer grandes cosas con voluntad y trabajo”. Luego llegaría el turno para el estreno del film “Boca de Fresa” de Jorge Zima, y un saludo especial para cada uno de los actores presentes.
Sin duda, Lito Cruz se llevó la atención del público presente ya que fue uno de los grandes referentes que arribó a Villa Carlos Paz. El reconocido actor expresó que el Festival “es una posibilidad de ver el trabajo de los nuevos directores y actores, ver cómo abordan sus historias y analizar el excelente cine que se está haciendo en nuestro país”. Con respecto a la producción nacional, indicó que la sociedad debe apoyar al cine nacional para generar un mercado y así incentivar a productores e inversores para apostar en nuevos proyectos.
La segunda jornada fue un poco más intensa. Se proyectaron films de diferentes géneros y públicos variados. Intercalando comedias y dramas, se realizó la competencia de largometrajes en la que se pudieron ver “Los Marziano”, “Cuento Chino”, “Mi primera Boda” y “El Campo”. Como cada año, el cronograma de películas cuenta con destacadas películas nacionales que fueron éxito en todas las salas de cine. Por último, en el marco de la muestra paralela de cine independiente se presentaron “Desbordar” y “Sudor Frío”.
Ese mismo día, Mirta Busnelli que estuvo en la apertura del festival y venía a presentar el sábado 26 la comedia “Juntos para siempre” dirigida por Pablo Zolarz, asistió nuevamente y se quedó para ver “Mi Primera Boda“. Sin darme cuenta, la tenía sentada al lado mío en la misma sala. Una de sus declaraciones fue: “estoy contenta porque venir a los festivales del interior porque uno puede mostrar lo que hace”, comentó la actriz. También, expresó que “en estas oportunidades se pueden ver propuestas que en otras ocasiones no podemos”.
Altas dosis seguiditas de cine argento me hicieron reflexionar sobre varias cuestiones. Por un lado, el festival no tuvo demasiada prensa y por lo tanto no fue tanta gente como se esperaba. Convengamos que el público fiel a las producciones argentinas es contado. Pero no es de ahora, ni significa que sea de baja calidad. Es otro tipo de cine, con otra temática y apunta hacia otro público que no es mejor ni peor que el denominado “pochoclero”, es…distinto, nada más. El 90 % de las producciones nacionales es independiente, que sin el apoyo del INCAA no se podría realizar, así que imagínense, por ahí son buenos proyectos pero con un presupuesto muy escueto.
Por otro lado, si hablas de cine argentino, inmediatamente resuena la opinión generalizada entre los espectadores locales: “las películas argentinas me aburren”. Entonces, ¿cómo tiene que ser el cine argentino? Una vez escuché esta frase: “La gente que hace cine en la Argentina debería terminar de entender, que más allá de lo artístico, el cine es entremetimiento.”
Creo que el problema del cine argentino no es el cine poco convencional que no va a ver nadie, sino las malas películas que, por una promoción insistente, llenan salas, no le dan lugar a los buenos exponentes de la industria local y fomentan la idea de que el buen cine argentino solamente puede ser la ganadora del Oscar “El secreto de sus ojos”, porque el resto no son buenas.
La pulseada, como siempre, es entre las dos concepciones, aparentemente opuestas e irreconciliables, del cine como arte o espectáculo. Alguien como yo, una simple espectadora que cree, tal vez ingenuamente, en la convivencia pacífica entre estas dos concepciones. Un producto artístico puede no buscar el entretenimiento, y que un buen producto de entretenimiento no busca escaparle a los méritos artísticos.