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Fortitude, crimen en el paraíso helado

Por Luis García Fanlo

En una remota isla del norte noruego, más allá del círculo polar ártico, existe un pequeño poblado llamado Fortitude ubicado en medio de la nada, gélido, donde todos tienen trabajo, nadie es pobre, no hay robos ni homicidios ni delitos. En Fortitude el paraíso asume la forma del frío, la inmensidad blanca y las auroras boreales, aislados pero a la vez sin que les falte nada de lo que provee la civilización viven de la industria minera y esperan convertirse en la meca del turismo de aventura y de alto perfil de consumo europeo.

El único problema que existe en este lugar olvidado por los males del mundo es una población de osos polares, unos tres mil, que constituyen una constante amenaza para los escasos 713 habitantes, de modo que en Fortitude es obligatorio que todo habitante lleve consigo un rifle para el caso en que tenga que enfrentarse a alguno de estos animales. También en el pueblo hay un Centro de Investigaciones Genéticas y científicos de distintas partes del mundo que estudian fenómenos físicos y ambientales propios de esa extraña parte del planeta.

Pero como se imaginarán, pasan cosas extrañas. Es que más allá de que en todo pueblo chico el infierno es grande, aquí la población es muy cosmopolita: noruegos, norteamericanos, ingleses, individuos de varias partes del mundo confluyen allí por diversos motivos que, como también se imaginarán, tampoco quedan muy claros. Extrañas cenizas caen sobre el pueblo se suman a enfermedades raras, un asesinato cuya modalidad podría ser atribuida tanto a un animal salvaje, un oso polar, como a un terrible asesino y el descubrimiento de los restos que parecen ser de un animal prehistórico conforman un conjunto de misterios que parecen desconectados entre sí pero que poco a poco se rebelan como partes de un misterioso patchwork de intrigas, secretos e ilegalidades.

La serie fue estrenada el 29 de enero de 2015 y su primera temporada consta de doce episodios que emite la novel cadena de televisión británica Sky Atlantic fundada en 2011. A cargo del guión y como creador de la serie está Simon Donald (Low Winter Sun) y está filmada en Gran Bretaña e Islandia aunque la historia transcurre en el archipiélago de Svalbard, un territorio bajo jurisdicción de Noruega. En los papeles protagónicos se destaca el gran actor norteamericano, Stanley Tucci, el irlandés Richard Dormer, Christopher Eccleston (Dr. Who, The Leftovers) y el renombrado actor británico Sir Michael Gambon. En este sentido la serie se enmarca en una tradición de la industria televisiva británica orientada a producir shows que transcurren en los países nórdicos (Wallander, The Tunell) o como en el reciente caso del drama The Missing (Francia) en los países de Europa continental que constituyen un mercado emergente no solo para producciones originales sino también para producir remakes (que luego serán vendidas a la televisión norteamericana) de las grandes series que se realizan en Suecia y Dinamarca.

Aunque la serie tiene una estructura clásica basada en un lugar o espacio aislado en el que todos se conocen, no hay ningún conflicto y de repente estalla esa aparente calma o convivencia en un gran homicidio cuya investigación revela el infierno que se escondía detrás del aparente paraíso, la historia es original y está narrada en una modulación que hace que el telespectador no tenga claro si se trata de una serie de misterio, fantástica, de ciencia ficción o sencillamente de un policial cuyo rompecabezas es improbable pero no imposible. En particular quiero destacar la exploración que se realiza de ese cosmopolita pequeño grupo de habitantes y de cómo se adaptan a las reglas, costumbres y leyes noruegas resulta más que interesante para quienes solemos tener imágenes estereotipadas de los países nórdicos que por supuesto nada tienen que ver con sus realidades sociológicas, históricas, éticas y culturales.

A la vez, los paisajes maravillosos de ese desierto helado nos dejan pasmados al mismo tiempo que refuerzan el efecto aislamiento aunque el pueblo vive con la tecnología, las comunicaciones y el transporte que lo mantienen absolutamente integrado al continente, pero claro, el aislamiento para los habitantes de Fortitude es algo buscado y no padecido generándose una extraña dialéctica entre el afuera y el adentro en varios planos: isla-continente, oso polar-humano, el pueblo de Fortitude y su entorno salvaje e inhóspito, el policía local y el policía que viene de afuera a entrometerse, el nativo y el que está de paso. en relaciones concéntricas, pero a la vez discontinuas entre sí. De modo que la cuestión de la identidad está en el centro del núcleo digamos filosófico o reflexivo de Fortitude.

La recepción en la crítica fue excelente y los niveles de audiencia superaron todas las expectativas en todos los países donde se está emitiendo en forma simultánea (Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Israel, Canadá, Austria, Alemania, Italia). Algunos críticos han considerado que se trata de una serie que tiene parecidos de familia con Twin Peaks aunque en mi opinión, por lo visionado hasta ahora, estamos ante el clásico género del misterio, entre lo extraño y lo improbable, aunque demás está decir esa ambigüedad es uno de los principales componentes que atrapan al espectador. Como digo siempre, una serie es muy buena cuando al terminar de ver un episodio quisieras tener el siguiente para verlo sin solución de continuidad y eso, precisamente, es lo que pasa con Fortitude.

Luis García Fanlo

Luis E. García Fanlo (Buenos Aires, 1957) Doctor en Ciencias Sociales y Sociólogo (UBA). Investigador del Área de Estudios Culturales (IIGG-UBA). Investigador del Centro de Investigaciones en Mediatizaciones (UNR).