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Indudablemente Disney fue y sigue siendo por lejos, cantidad y calidad, uno de los mejores estudios de animación a pesar de su esencia un tanto conservadora. Pero no hace muchos años atrás, las películas de Pixar, pusieron en peligro su podio, por esto Walt Disney Pictures no dudó, una vez que se terminara su asociación, en comprar la ex empresa de Jobs. Sin embargo seguía siendo ‘calidad Pixar’ lo que diferenciaba sus películas del resto.
Esta percepción cambió en el 2010 con el arribo de Enredados (Tangled), una versión tan desenfrenada como graciosa de Rapunzel que le permitía a Disney sacarse el traje conservador y poner en la mesa las mejores cartas que la experiencia le había dado: cuando de personajes femeninos se trata, no hay nadie que pueda superar a Walt Disney Animation Studios. Esto, sumado a que el talón de Aquiles de Pixar es la incapacidad para construir personajes femeninos memorables, y la adición de John Lasseter (creador de Toy Story y director de la primera y segunda parte) como Director Creativo de Disney y Pixar, la balanza terminó favoreciendo al estudio con más trayectoria.
Luego de Wreck-it Ralph y ahora con Frozen los hechos se vuelven a ratificar. El nuevo film de Walt Disney Animation Studios cuenta la historia de dos hermanas que por sus caracteres opuestos necesitan alejarse una de la otra. Elsa, la hermana mayor posee el poder de congelar cualquier cosa que toque y al crecer y no poder manejar esta capacidad, pone en peligro a Anna, su hermana menor atolondrada, que no sabe de su secreto. El día que Elsa cumple la mayoría de edad y le permite convertirse en reina de Arendelle, su secreto es descubierto, congelando el reino y obligándola a autoexiliarse para seguridad de todos. Pero Anna no lo puede permitir y va tras su hermana, creyendo que el amor fraternal puede vencer cualquier poder.
Algo desarraigada de las clásicas historias de amor, Frozen ofrece no uno, sino ¡dos! personajes femeninos que sostienen la película por si solas, sin la necesidad de que personajes secundarios híper divertidos (ejemplos varios: minions, pingüinos, ardillas) levanten el ritmo de la película. La entrada del resto de los protagonistas, como el aventurero y tosco Kristoff junto a su venado Sven, y el melancólico y goofy muñeco de nieve Olaf, se da de forma muy natural para acompañar a Anna en busca de Elsa.
La historia, basada levemente en el cuento La Reina de las Nieves de Hans Christian Andersen, dista de ser predecible o al menos los fascinantes efectos que posee Frozen le permiten a los mayores distraerse de pensar en cuál será el factor sorpresa. Un reino congelado se convierte en uno de los más maravillosos paisajes que el mundo animado nos puede haber dado, siendo un fuerte factor que deslumbrará tanto a chicos y grandes, sin importar si se ve en 3D o 2D.
Otro gran factor por el cual Walt Disney Animation Studios es popular por excelencia es las escenas musicales que aporta. Y es por esto que Frozen supera a Enredados, una película que sí cumplía con la calidad estándar, pero que al final sus ritmos no resultaba tan pegadizos como en el caso de Frozen. Canciones como “Do You Want to Build a Snowman”, “For the First Time in Forever”, “Love Is an Open Door”, “Let it Go” y “In Summer”, todas ‘oscarizables’, tienen ese no se qué que despiertan al niño interior conocedor de todos los clásicos de Disney, apuntando al lado más sensible del corazón, con la promesa de un ritmo que se quedará estancado en nuestras cabezas por un largo tiempo.
Cuando creíamos que estaba todo contado, que iba a costar años para que nos enamoráramos de nuevas princesas y de que Pixar estaba reescribiendo la historia de los mundos animados, Disney, desde el corto bipolar que homenajea Mickey Mouse en su introducción, repasando el leve enfrentamiento entre el bien y el mal en Frozen, es el amor fraternal, la historia principal, lo que subvierte este cuento de hadas y reinos mágicos, que prueban que Walt Disney Pictures no ha perdido el toque.