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Parece que la tercera es la vencida para Matthew Perry, quien luego de algunos intentos fallidos por continuar su carrera al término de Friends, por fin tiene una serie que se ajusta tanto a su particular sentido del humor como a las necesidades de la audiencia. Después de la inexplicable cancelación de Studio 60 on the Sunset Strip (una comedia dramática de la brillante pluma de Aaron Sorkin) y de la estrepitosa caída de la sitcom Mr. Sunshine, se escribe otra historia que le da una nueva oportunidad a uno de los actores más aplaudidos de la televisión estadounidense.
En un año en el que las novedades de las grandes cadenas ponen el listón bastante bajo, una comedia como Go On es casi un alivio para los amantes de este género. Las series que se presentaron esta temporada no superan a las ya existentes, y en el caso de las sitcoms,
parecen una absurda repetición de lo que lleva años en el aire, un gran punto en contra para
un estilo en el que ya no basta con gags obvios y escenarios repetidos, sino que también es
necesaria una trama que atrape o al menos una manera original de trabajar el relato.
NBC apostó a la historia de Ryan King (Matthew Perry), un periodista deportivo testarudo y nada fácil de llevar, que tras la pérdida de su esposa comienza a asistir a una suerte de terapia de grupo donde se encuentra con personas muy dispares: hay un hombre un tanto pervertido, una latina con serias dificultades para comunicarse, un anciano ciego a quien todos suelen gastar bromas y una chica bastante loca por los gatos. Ryan busca equilibrar su nueva realidad con el trabajo en la radio, mientras intenta desesperadamente no crear vínculos emocionales
con nadie.
Go On tiene un argumento simple, condimentado con el excelente apoyo de personajes
entretenidos y bien logrados, que por momentos opacan el protagonismo de Perry. La trama se balancea entre la ironía y el humor negro, de una manera tan sutil que no llega a incomodar, sino que genera empatía con los protagonistas. Uno de los puntos fuertes de la comedia es el vínculo que se crea dentro del grupo de ayuda, mientras se ensamblan diferentes historias para formar una amistad extraña que es capaz de hacer reír y llorar.
Otro de los puntos a favor es el juego entre lo romántico, lo dramático y lo cómico apoyado en la sensación de pérdida, la soledad y el deseo de salir adelante. Estos elementos convergen
ingeniosamente logrando que, con poco, la serie sobresalga por encima de las otras. Por otro lado, Anne (Julie White) es uno de los personajes más hilarantes. La actriz lleva sin inconvenientes el rol de una lesbiana que también acaba de enviudar y que se encuentra
atravesando un momento de ira, lo cual, la lleva a ser incluso más distante y fría que el propio
Ryan King.
Otro personaje para destacar es Mr. K (Brett Gelman), un hombre de una personalidad muy
especial que nunca revela por qué razón se encuentra en el grupo de ayuda, sino que dedica
su tiempo a hacer sentir incómodos a los demás integrantes. En general, la disposición de una variada gama de cómicos, cada uno con su peculiar sentido del humor, es la manera más directa para captar diversos públicos. Por este motivo, también asoma sutilmente lo sentimental, mediante sugestiones que hace el show acerca de un posible giro romántico para el personaje principal.
Es cierto que para aquellos actores que han interpretado un rol icónico, es muy difícil despegarse de las etiquetas y de la constante comparación. Precisamente, por momentos aparecen similitudes con el tan recordado personaje de Friends, igualmente mordaz y con pocas habilidades sociales. Imaginemos como sería el futuro de Chandler Bing si hubiese enviudado trágicamente. Esto es lo que sucede en las primeras escenas de Go On, especialmente donde se recurre al sarcasmo y al humor como mecanismo de defensa.
Más allá de los pequeños detalles, el trabajo actoral y un guión con remates ingeniosos la
convierten en una de las mejores comedias del año. En cuanto al nivel de audiencia, es uno de
los estrenos más vistos, junto con The New Normal, otra interesante serie del creador de Glee, que pierde puntos por reproducir lo que Modern Family supo hacer antes y mejor. Go On se las ingenió para entrar a la televisión por la puerta grande, apoyándose en un contexto que
le resulta más que provechoso para dar un sello diferente a esta temporada sin necesidad de
preocuparse demasiado.