Berlinale Cine

Goat, cruel fraternidad en la #Berlinale

Por Victoria Agulla Tagle

Fotos Getty Images

Estrenada oficialmente en el Festival de Sundance llegó a la Berlinale para competir en la sección Panorama: Goat, película que trata sobre el sentido de pertenencia en una facultad estadounidense.

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El film inicia cuando Brad Land (Ben Schnetzer) es asaltado y golpeado brutalmente por un grupo de matones al salir de una fiesta. Tras 6 meses de recuperación física y psicológica, este adolescente de 19 años se matricula en la misma universidad que su hermano mayor, Brett (Nick Jonas). Al poco tiempo, Brett introduce a Brad a su «fraternity», pero el problema surge cuando, por el nombre de su brotherhood, tiene que pasar por una serie de humillantes y violentas pruebas a cargo de los «jefes» de esta hermandad.

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El tema de las fraternidades en Argentina no se conoce mucho, ya que en nuestro país no es común ver organizaciones sociales en las facultades. Por esto, Goat es un buen film para toparse con la parte más dramática de este mundo universitario; especialmente porque Andrew Neel la realizó sabiendo lo que estaba mostrando a partir de experiencias propias, las cuales le permitieron dirigir escenas tan impactantes como las de su película.

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Para financiar el film, el director eligió como productores a Christine Vachon y James Franco. El actor estadounidense también aparece en la película remarcando cómo estas prácticas «culturales» contribuyen a desfigurar la psicología de los adolescentes y adultos en EE.UU.

En este impactante debut en el cine, Neel explora las raíces de la violencia en los estadounidenses de piel blanca -hombres que después son los principales políticos, padres de familia y líderes-. A través de los ojos sensibles de sus protagonistas, se refleja el sufrimiento que tienen que pasar algunos jóvenes para «ser parte».

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La verdad es que al principio Goat parece una película yankee estilo Proyecto X, en donde hormonales estudiantes despiden su adolescencia entre bocanadas de humo de cigarrillo, música electrónica, litros de alcohol, eternas fiestas y sexo desenfrenado. Es tal el descontrol de violencia e inmadurez entre estos estudiantes, que uno comienza viendo la película con disgusto y malestar. Sin embargo, a medida que transcurren los minutos, el film plantea preguntas acerca de la lealtad fraternal, la imagen masculina y la necesidad de pertenecer a determinados círculos sociales.

La grieta se produce cuando uno de los personajes muere por un paro cardíaco, indirectamente a causa del maltrato que había recibido para ingresar a la hermandad. A partir de este hecho, se produce también una ruptura entre los mismos hermanos Land y el grupo de amigos del mayor.

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Los espectadores no soportan tanto horror, pero igualmente se quedan hasta el final de la cinta para entender porqué el ser humano puede hacer semejantes crueldades, en pos de sentirse superior a los otros.

Lo que busca Goat es -justamente como su nombre lo indica- mostrar cuán cabrones podemos llegar a ser.

Auspicia esta cobertura: Goethe Institut.

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Victoria Agulla Tagle

De sangre creativa e inquieta. Con una sensibilidad especial para la fotografía, descubre al mirar y narra al capturar. Lectora social con gran futuro periodístico.