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«Farrely maduro» es un oxímoron que en la vida pensé usar en una critica, Peter Farrelly, hacedor, juntos a su hermano Bobby, de películas de comedias disparatadas como Tonto y Retonto, Loco por Mary, Amor Ciego y Stuck on you (mi preferida) entre otras, se puso solemne y deja de lado el slaptick y el humor tontuelo, que manejara especialmente en la década de los noventa, en donde explotaba el humor físico, y el chiste escatológico. Los hermanos Farrelly son de los buenos, son de esas duplas de directores que le hicieron bien a la comedia.
Ahora uno de ellos, Peter, se desprende de su hermano y se avejenta de golpe, pero esa vejez, aunque demodé y medio de antaño le sigue haciendo bien al cine. Green Boook, es la película más clásica de las nominadas al Oscar, su plot es simplón: Un tano que vive en el Bronxs, racista, bruto, Tony Lip (Viggo Mortensen) está en un receso laboral de «patova» de un club de matones en Manhattan en los años 50 y es contratado por un excéntrico pianista afroamericano, el Dr. Don Shirley (Mahershala Ali), educado, intelectual, un tanto pedante. Shirley se lo lleva como chofer por todo el norte de Estados Unidos, por la Estados Unidos republicana.
La road movie, desentraña las miserias del pensamiento xenófobo de una época oscura del país, pero Farrelly nos hace poner toda la atención en las idas y vueltas de la relación entre “jefe” y “empleado”. Lip, mostrándose reaccionario en un principio – ya vimos miles de historietas similares- se le subleva a un personaje solitario, triste al que le cuesta las relaciones amatorias.
Mortensen y Mahershala Alí, hacen un trabajo descomunal, Mortensen gordo – le quedan muy bien sus kilos de más- tiene la cordura como para no exagerar un personaje que podría haber estado desbordado, pero no y – eso también es mérito de Farrelly- ahí está, firme, demostrándonos que es uno de los mejores y que siempre va a estar abonado a la estatuilla del Oscar, por más que Malek (Freddy) o Bale (Cheney) se lo arrebaten impunemente. Marshala Ali, el que sufre, el que debe poner la mejor cara, con inteligencia, mesura ante el maniqueísmo de los republicanos del norte, es – perdón a Richard Grant de Can you ever forgiveme?- mi favorito para ganar el Oscar como mejor actor de reparto.
Pero antentos, este año es sin duda el del pollo frito, en Vice – lease crítica- una de las mejores escenas lo tiene de protagonista y en The Green Book la escena bisagra entre la relación entre el pianista y el tano Viggo, es por un pollo Kentucky Fried Chichen – la road movie pasa por Kentucky- el primero nunca comió pata de pollo frito y el segundo trata de convencerlo que por no hacerlo no sabe lo que se está perdiendo, la disputa por esa pata es el punto de inflexión del relato. Farrelly juega con estos dos opuestos, y si bien todos sabemos de qué trata el cuento, la relación entre ambos es hipnótica. Melancólica y con la intención adrede de que uno llore un poquito, Farrelly dirige a estos dos tanques monumentales. Me gusta el oxímoron he dicho y le pongo Muy Buena.