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Fotos: Getty Images
Para los amantes del cine, la noche de los Oscar es la más importante del año. Todos tenemos favoritos, todos apostamos y nos animamos a adivinar los ganadores. Pero si algo tenía de particular la edición 87 de estos premios, es que no eran tan predecibles como otros años. Las categorías principales, como mejor película, director y actor, eran todavía una incógnita. ¿Birdman o Boyhood? ¿Iñárritu o Linklater? ¿Keaton o Redmayne?. A lo largo de tres horas y media fueron llegando las respuestas.
El encargado de conducir la ceremonia fue el carismático y talentoso Neil Patrick Harris, que tenía la difícil tarea de superar (o al menos igualar) lo hecho por Ellen DeGeneres el año pasado. Lamentablemente, nada de eso ocurrió. La ceremonia arrancó con un musical, donde Harris fue acompañado por la persona más cool del planeta, o sea, Anna Kendrick y luego fue interrumpido por Jack Black, lo que generó las risas del público. Las pantallas se volvieron parte del número, se homenajearon películas y no mucho más que eso.
A partir de ahí, lo de Harris fue bastante aburrido. Los chistes no causaban gracia, o al menos nadie se reía. Tuvo algún que otro momento inspirado, como cuando apareció en calzoncillos a lo Michael Keaton en Birdman o cuando sacó sus “predicciones”, pero en general se lo notó raro, sin muchas luces. Es evidente que el guión no lo ayudó ni un poco.
Para colmo, la ceremonia se hizo larguísima. Los shows musicales fueron una constante, ya que se interpretaron las cinco nominadas a mejor canción original y además hubo homenajes. Adam Levine subió al escenario con su banda Maroon 5, para cantar (y desafinar) “Lost Stars” de Begin Again. A él le siguieron Tim McGraw (“I’m not gonna miss you” de Glen Campbell…I’ll be me); Tegan & Sara + The Lonely Island, que cantaron “Everything is Awesome” de The Lego Movie; Rita Ora que hizo su parte con «Grateful» del film Beyond the Lights y finalmente John Legend y Common que cantaron “Glory” (Selma), y luego volvieron al escenario para recibir el premio. Ese fue uno de los momentos más emotivos (y políticos) de la noche.
A su vez, Lady Gaga homenajeó de manera maravillosa a The Sound of Music por los 50 años, y Jennifer Hudson cantó tras el In Memoriam, en el cual aparecieron varias figuras fallecidas en el último año, entre ellos Robin Williams, que se llevó muchos aplausos. Como siempre, hubo algunas ausencias, entre ellas Joan Rivers, algo que fue criticado por muchos.
The Grand Budapest Hotel se llevó 4 premios, más que nada técnicos: vestuario, maquillaje, diseño de producción y el más celebrado, música original a cargo del fantástico Alexandre Desplat, que tenía doble nominación y se llevó por primera vez el Oscar.
Whiplash se alzó con 3 estatuillas, la más importante siendo la de mejor actor secundario, donde JK Simmons ganó sin dudarlo and it was his tempo. Esa categoría era la única totalmente predecible, ya que Patricia Arquette se llevó a casa el de actriz secundaria por la magnífica Boyhood, que fue la gran perdedora de la noche (lamentablemente). Arquette dio uno de los discursos más aplaudidos de la noche (sobre todo por Meryl):
» To every woman who gave birth, to every taxpayer and citizen of this nation, we have fought for everybody else’s civil rights. It is our time to have wage equality once and for all and equal rights for women in the United States of America».
Fue una gran noche para los mexicanos y los argentinos, aunque la alegría hubiera sido completa si Relatos Salvajes ganaba el Oscar a mejor película extranjera, algo que no sucedió porque se impuso Ida, la película polaca de Pawel Pawlikowski que llegaba como favorita.
Graham Moore triunfó en guión adaptado por The Imitation Game y tuvo otro de los discursos más emotivos de la noche:
“When I was 16 years old I tried to kill myself…this is for that kid out there who feels weird or feels different – stay weird, stay different.»
CitizenFour ganó como mejor documental y en película animada, la sorpresa la dio Big Hero 6 que le ganó la pelea a How to Train your Dragon 2, para muchos la candidata tras el gran snub a The Lego Movie.
Finalizando la ceremonia, llegaron las categorías más importantes. Julianne Moore ganó su primer Oscar como mejor actriz por Still Alice y Eddie Redmayne triunfó por The Theory of Everything. La primera gran “batalla” de la noche era entre él y Michael Keaton (Birdman) pero finalmente la ganó el británico.
Sin embargo, aunque Keaton no ganó, Birdman sí lo hizo y a lo grande. El film triunfó en categorías importantes, como mejor guión (dos de los escritores son argentinos, Nicolás Giacobone y Armando Bo), mejor fotografía, donde nuevamente ganó el mexicano Emmanuel Lubezki (el año pasado se lo llevó por Gravity); mejor director, que fue para Alejandro G Iñárritu y la más importante, mejor película, donde le ganó la batalla a la otra favorita, Boyhood.
Una noche con emociones en cuanto a los premios, pero bastante apagada y aburrida en cuanto al show. Faltó espontaneidad, clima de fiesta, distensión y risas. Y por qué no, alguna que otra pizza y selfie. Sí, extrañamos a Ellen…mucho.