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Tipo de publicación de ficción terrorífica que se vendía en Inglaterra durante el siglo XIX. Eran historias que se distribuían por fascículos al precio de un penique, por esto también se conocían a estos libretos como «los horrores de penique».
Esta escueta definición del término Penny Dreadful nos dice nada y todo lo que necesitamos saber, en líneas generales, antes de embarcarnos a ver el primer episodio.
Nada, porque bajo el guion de John Logan (Gladiator, The Aviator) y la dirección de Sam Mendes (American Beauty, Skyfall), esta serie dista mucho de ser un producto de un penique. Más bien, todo lo contrario: desde el primer capítulo, la productora Showtime nos deja en claro que este es un proyecto ambicioso desde lo conceptual, lo cultural y lo relativo a presupuestos.
Todo, porque describe a la perfección el concepto general de esta serie de horror y suspenso, repleta de elementos macabros y dispuesta a meter el dedo en la llaga de asuntos tan sensibles como la religión, las artes oscuras y personajes más propios del inframundo londinense de la época victoriana que de las tranquilas veredas iluminadas por el sol.
El tronco argumental nos propone descubrir quién (o qué) ha secuestrado a la hija de Sir Malcom (interpretado por Timothy Dalton), proceso durante el cual la historia principal se irá alimentando de clásicos de la literatura y mitología londinenses de fines del 1800. Victor Frankenstein y su macabra creación, Dorian Gray, Jack el Destripador, Drácula junto a vampiros de todos los colores y muchos otros que mantendremos en secreto.
No pasaremos del primer par de capítulos antes de descubrir una estructura heredada de Once Upon a Time, que irá conectando historias aparentemente inconexas pero que podrían coexistir bajo el mismo universo sin mayores problemas gracias al nexo generado por el trío de personajes centrales. Pero al lidiar con estos buenos muchachos, nos veremos obligados a caminar por un mundo mucho más siniestro, oscuro, perverso y cargado eróticamente que el de la serie mencionada anteriormente. Aquí no hay Capitán Garfio, hay ganchos de carnicero perforando la carne tierna.
Sir Malcom se verá acompañado en su búsqueda por Vanessa Ives (interpretada por la siempre bellísima Eva Green), un personaje parco y distante, que siempre transmite la sensación de ser mucho más siniestro de lo que aparenta a simple vista. Eva Green interpreta este personaje de forma sólida, en parte por sus dotes como actriz y en parte porque el personaje parece tener una sola expresión facial para toda situación que se le presente. Sin dudas es una señorita inteligente y atenta a los detalles, pero quizás los guionistas han errado en otorgarle ciertas cualidades más propias de Sherlock Holmes. Si bien esto no tiene nada de malo, es complejo salir airoso cuando la vara que mide la performance la sostiene en alto Benedict Cumberbatch.
El tercer personaje en cuestión es Ethan Chandler (Josh Hartnett), quien ha sido contratado a modo de guardaespaldas y asesino a sueldo. A medias entre ser el comic relief y alguien de armas llevar, el personaje es una referencia implícita a Van Helsing, cuya informalidad resulta agradecida cuando el resto del reparto es cortado con tijera filosa y manos severas, como si se tomasen a sí mismos demasiado en serio.
Se trata de un gran producto televisivo, con actuaciones correctas interpretando personajes muy bien definidos, momentos de horror y tensión que no demoran demasiado en dar lugar a escenas de acción trepidante. La representación de la Inglaterra victoriana es sencillamente increíble. Maquillaje, sets, efectos visuales: el nivel de detalle es abrumador y se nota que el presupuesto proviene de bolsillos profundos. que, además, saben exactamente donde poner cada centavo.