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Frecuentemente, uno puede encontrar en las series de televisión la misma excelencia de argumento y dosificación jubilosa de entretenimiento que poseen las películas que tanto nos gustan. La calidad de ciertas series, hoy en día, llenan el vacio de un séptimo arte en crisis. Series de Película, son los guilty pleasure, que semana tras semana nos envuelven con un frenesí difícil de escapar.
Person of Interest es una serie escrita por Jonatan Nolan (hermano de Chritopher Nolan) y producida por J. J. Abrams. Protagonizada por Jim Caviezel (La Pasión de Cristo) y Michael Emerson (Benjamin Linus en Lost), la serie nos cuenta la historia sobre el ex agente de la CIA, John Reese (Caviezel), quien es contratado por un misterioso, inteligente y a veces escalofriante millonario, para combatir el crimen. A su vez, es perseguido por la detective Joss Carter (Taraji Henson), quien trata de descifrar quién es Reese.
El señor Finch (Emerson) inventó una máquina para el gobierno, post 11/9, que asimila todo tipo de información necesaria como para detectar un posible crimen. Dicha maquina identifica a toda persona de interés que, o bien puede estar a punto de cometer un crimen o a punto de ser víctimas del crimen mismo.
A lo largo de POI vemos y oímos la vida en las calles de Nueva York a través de cámaras de vigilancia, teléfonos y demás dispositivos. Todo es almacenado por la maquina, y ya nada es privado. La serie trabaja como una confirmación más a lo expuesto en “1984”, adaptada a la vida mundana del siglo 21. “Estas siendo escuchado, estas siendo visto”.
Las series policiales siempre han sido un clásico de la televisión, pero la proliferación de formatos repetidos (CSI, CSI: NY, CSI: Miami, CSI: UK) estaba cansando al espectador. Una de las claves del éxito para plantearse era, ¿cómo distinguir una serie del resto de los programas de crímenes? Person of Interest resuelve esta respuesta.
En la serie, la razón del ¿por qué evitar los crímenes? se hace más fuerte a medida que avanzan los capítulos, y poco tiene que ver con el poder que significa contar con dicha maquina. Ambos personajes, Reese y Finch, quieren redimirse de su pasado, arreglando el presente y el futuro. Lo mismo ocurre con uno de sus personajes secundarios: el policía corrupto Fusco (Kevin Chapman). En un análisis algo burdo del show, Person of Interest funciona a un nivel moral muy parecido a lo trabajado en las películas de Batman, guionadas por los hermanos Nolan.
Tanto Bruce Wayne (Christian Bale) como John Reese (veo a Caviezel interpretando a un futuro Batman) viven en la sombra de su sociedad porque son hostigados por la justicia debido a cómo combaten el crimen. No quieren el crédito de sus buenas acciones, solo los motiva desechar a la escoria que arruina a Gotham City y New York respectivamente. Alfred (Michael Caine) y Harold Finch (Michael Emerson) son la columna moral que sustentan a ambos héroes. La integridad total de Wayne y Reese dependen de ellos. Gracias a personajes nobles e incorruptibles como el Comisionado Jim Gordon (Gary Oldman) y la Detective Joss Carter (Taraji Henson), ambos héroes se permiten creer que no todo está perdido en el ámbito de la justicia y la seguridad. En ambos casos, existe una especie de democratización de la lógica en la vigilancia. No hacen una distinción entre la delincuencia callejera y la delincuencia organizada, los trucos sucios de los agente de inteligencia, y la corrupción política. Son todos delitos por iguales y sus autores deben ser detenidos.
La otra clave del éxito de Person Of Interest yace en la caracterización de sus personajes. Emerson, con una síncopa firma verbal que pronto podría competir con Alan Rickman, lleva su personaje Finch a la misma brillantez espeluznante que le dio a Ben Linus en “Lost”. No importa si se vio uno, o todos los capítulos de POI; es evidente que hay más sobre Finch de lo que parece, y sin duda es una de las partes más tentadoras del show.
No solo veo un futuro Bruce Wayne en Jim Caviezel gracias a John Reese, sino que veo a un joven Clint Eastwood, con la mirada entrecerrada y el gruñido amenazador en cada hostigamiento. Caviezel irradia la eficiencia requerida amenazante durante todos los capítulos. La aparente falta de humanidad y chispa de vida en Reese lo hace más atractivo. Su personalidad es más sencilla de lo que parece pero él se encuentra atascado en los rincones de su atormentada alma.
Toda la temporada, Person of Interest mantiene múltiples conspiraciones al hilo, por lo que es medio difícil no querer ver el próximo capítulo; aunque a veces el villano de turno resulte inconstante en comparación con el resto de los episodios. No saber quién es la víctima o el perpetrador hasta el último momento es una de las mejores cosas que desarrolla la serie, junto a las escenas de acción y los diálogos de sus cuatro personajes principales.
Personalmente, Person of Interest llegado el final de su primera temporada dio más de lo que se esperaba. El crecimiento de sus personajes, las vueltas de la vida, saber que Reese no es tan indestructible como parecía, y ver a Finch convertido en todo un Ben Linus (“tengo un plan de contingencia”), la hacen una de las series más entretenidas, y por qué no, una de las mejores del año.