La saga de Star Wars no necesita introducción alguna. Sí, suena así de cliché, pero es la verdad, es la trilogía que cambió para siempre la industria del cine, la imaginación de incontables generaciones y los corazones de millones de fanáticos. La cultura pop de la actualidad fue forjada por el inabarcable universo de Star Wars y aunque quizás el legado se haya visto afectado por sus tres últimas incursiones en la pantalla grande, hoy comienza una nueva trilogía. Una revancha.
El Despertar de la Fuerza comienza dando rienda suelta al legado poniendo al espectador en el medio de la acción y de una operación que parece concluir pero que sólo está por comenzar. Gran acierto de parte del director J.J. Abrams por empezar casi de la misma manera que lo supo hacer la clásica “Una Nueva Esperanza“. Y es que la parte más sólida de este filme es saber cómo mezclar los puntos más fuertes de los clásicos episodios IV, V y VI. Aunque quizás tome más de la primera película, las tres se sienten presentes en espíritu.
Los homenajes a las películas previas merecen un párrafo aparte. Los planos, la paleta de colores, los tropos de personajes, los efectos prácticos, las razas extraterrestres y los vehículos retrotraen a un universo conocido pero que todavía hoy tiene potencial que explotar. La cantidad de guiños es inconmensurable y cada uno de ellos lleva a un territorio familiar distinto para nunca olvidarse del bagaje que esta película tiene detrás. Los fanáticos se sorprenderán y conmoverán por la cantidad de parafraseos al guión original, las vueltas narrativas y las clásicas e imponentes imágenes homenajeadas en una variada cantidad de planos.
Los nuevos personajes y actores se llevan la mayoría de los laureles. Cada uno representa clásicas figuras retóricas, así como los personajes originales también supieron hacerlo, pero con una vuelta de tuerca que renueva el panorama. Finn y su búsqueda de un nuevo propósito, la travesía por encontrar el destino de Rey y el caído Kylo Ren. Mención especial para este último ya que no sólo nos muestra un lado desconocido de la Fuerza sino que cumple con las características del villano clásico de Abrams, colérico, agresivo y brutal.
Aunque hay algún que otro personaje promocionadísimo y que no resulta muy presente a lo largo de la película, Star Wars puede permitirse algún bache en información o contexto. Porque la franquicia es así, forma parte de un universo, las historias detrás de algunos personajes, si es que hacen falta, vendrán pronto.
Lo que sí podría tildarse de crítica es algunas cuestiones con respecto al guión. Si bien la clásica fórmula de “inicio, desarrollo y desenlace” se siente intacta, hay momentos que parece que la trama se encuentra en un bucle y no avanza. El segundo acto está un poco estirado y cuando parece que el clímax se aproxima, surgen nuevos problemas que alargan un poco de más el desarrollo. Aunque sería mentir decir que esas escenas paralizan la fluidez del relato, o que no tienen importancia narrativa, ya que ningún momento de la trama es desperdiciado y cada escena tiene su función específica.
Comienza una nueva aventura, una nueva trilogía y “El Despertar de la Fuerza” da un puntapié desde mitad de cancha que se convierte en gol. Así de sencillo. Una película especial para que fanáticos puedan gritar, entusiasmarse y llorar de la emoción, así como también que las nuevas generaciones puedan sumergirse por primera vez en esta increíble galaxia y que cambie para siempre sus vidas. Definitivamente estamos en casa, Chewie.
Nota publicada originalmente en elladog