Te recomendamos:
Después del tropiezo que significó Batman v Superman: Dawn of Justice (Zack Snyder), DC apuntó los cañones a Suicide Squad (Escuadrón Suicida) en un intento por redimirse y levantar cabeza. Lamentablemente, nada de eso sucedió.
Suicide Squad se sitúa inmediatamente después de la mencionada película de Zack Snyder y reúne a un conjunto de villanos que son sacados de prisión con el objetivo de “salvar el mundo”.
Tras la muerte del oriundo de Krypton, se teme que el próximo metahumano no comparta sus valores y se convierta en una seria amenaza para la población. Por eso, una agencia secreta del gobierno planea una misión suicida con Amanda Waller como líder. Dicha misión es reclutar a estos “chicos malos” para colaborar con la seguridad de la nación a cambio de reducir penas y algunos otros beneficios. Obviamente, si la misión llega a buen puerto, este grupo no recibe ningún reconocimiento público por ello.
El film arranca presentando a cada uno de estos personajes, entre los que destacan el asesino a sueldo Deadshot (Will Smith, de lo mejor del film); la psicópata Harley Quinn (Margot Robbie, por momentos insufrible); el pirómano Diablo (Jay Hernandez); el ladrón Boomerang (Jai Courtney) y Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje). Cada secuencia (en la que abundan los flashbacks) está musicalizada de manera burda, generando así uno de los tantos problemas del film: el uso de la música.
Suicide Squad parece un videoclip de dos horas, donde todo el soundtrack está metido a la fuerza, a tal punto que cuando suena “Bohemian Rhapsody”, ya no quedan energías para poner los ojos en blanco.
El conflicto de la película se presenta de manera confusa y eso es porque el guión es sumamente desprolijo y caótico. Los villanos/héroes son reclutados para luchar contra una futura amenaza, y es el Coronel Rick Flag (Joel Kinnaman) el elegido para conducir a estos desquiciados personajes. Pero dicha amenaza terminan siendo dos villanos ridículos, uno de ellos la novia de Flag, June Moone (Cara Delevingne), una arqueóloga poseída por una bruja llamada Enchantress, de la que todos en el gobierno están al tanto y creen tener bajo control. Esta bruja toma Midway City y junto a su hermano desatan un caos que debe ser detenido por este escuadrón suicida.
No hace falta aclarar que una vez establecido el escenario de lucha entre villanos y villanos, todo lo que sucede en el film es predecible porque si hay algo en lo que la película no escatima es en clichés.
A los problemas del film hay que sumarle la presencia de The Joker, con un Jared Leto pasado de rosca y desesperado por destacarse, que no tiene razón de ser. No forma parte del conflicto central del film y termina convirtiéndose en un personaje de lo más molesto, cuya aparición lo único que hace es demorar el avance de la trama.
El pobre desarrollo de ciertos personajes (Boomerang podría no estar en el film y es exactamente lo mismo) y la constante necesidad de pintar a estos chicos malos como héroes para que el espectador logre empatizar con ellos, terminan de arruinar una película sumamente ambiciosa que, más allá de algunos momentos inspirados con buenas dosis de acción y una premisa que podía ser interesante, hace agua por todos lados y ni siquiera sabe qué tono manejar. Por momentos es comedia (los chistes son obvios), por momentos es un drama, cada tanto es una parodia y luego es un rejunte de todo y a la vez nada.
Con los cameos de Ezra Miller (The Flash) y Ben Affleck (Batman), Suicide Squad busca entusiasmar al fan que ya se está preparando para la catarata de films que se vienen, desde Justice League y Wonder Woman pasando por The Flash y Aquaman. Quizás la redención llegue con alguno de estos títulos. Habrá que esperar.