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Corría el año 2009 cuando un grupo de adolescentes de 18 años decidió entrar en las mansiones de diversas celebridades de Hollywood (Lindsay Lohan, Paris Hilton, Megan Fox) y llegó a robar casi 3 millones de dólares, entre joyas, ropa y dinero. La historia de estos jóvenes, apodados The Bling Ring, se publicó en el 2010 en un artículo de la revista Vanity Fair titulado “Las sospechosas llevaban Louboutins”. Este artículo captó la atención de Sofía Coppola, y así fue cómo surgió la idea de llevar este hecho a la pantalla grande.
Hasta ahí, todo bien.
El problema es, precisamente, lo que se ve en la pantalla grande. Uno pensaría que, acostumbrada a narrar y retratar adolescentes conflictuados con vacíos existenciales, Sofía Coppola podía sacarle jugo a esta historia que en los papeles no prometía nada. Lamentablemente, nada de eso sucedió.
The Bling Ring es una larga, aburrida y tediosa anécdota sobre estos adolescentes que lo único que hacen es robar (bueno, robar, y tomar y drogarse un poco). ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Cuáles eran sus motivaciones? Eso no lo sabemos. Parece que de un día para otro dijeron “Hey, vamos a robarle a Paris Hilton y compañía. No nos van a atrapar y será divertido”. Incluso el personaje masculino que al principio parecía negarse a tales actitudes delictivas, necesitó de tan solo un abrir y cerrar de puertas para convencerse de que no estaba tan mal la idea.
Sofía Coppola se sitúa en una posición “neutral”, no juzga a los personajes, no los defiende ni tampoco los ataca, los deja ser. Entonces queda en el espectador decidir qué sentir o cómo sentirse respecto a los que estos chicos hacen. Si los meten presos, bien, si los pisa un auto, bien. Los personajes (a los que con suerte les conocemos el nombre y algo de sus familias) son tan huecos, superficiales y aburridos, que a uno como espectador nada le importa, excepto que el tiempo pase a mayor velocidad y el film termine de una vez.
Super rich kids with nothing but fake friends canta Frank Ocean en unos de los temas del film. Chicos bien que aman el lujo, la noche, la droga y el alcohol. ¿Y? El tráiler muestra todo eso de manera más sintética y entretenida. Noventa minutos de solo robos y fiestas sin otra cosa que contar no parece un buen plan. De hecho, la película no cambia en ningún momento, es chata, y por sobre todo, superficial.
Lo único destacable (y hasta ahí) es la música, mayormente rap y hip hop, con participaciones de Kanye West y Frank Ocean. Pero el resto, incluso las actuaciones, son olvidables. Una de las peculiaridades del film es que la mayoría de los actores son totalmente desconocidos e inexpertos. Quizá el protagonista masculino (interpretado por Israel Broussard) es la única grata sorpresa, pero al pobre chico no le dieron precisamente el mejor papel de su vida. Personajes vacíos sin historia aparente, de los cuales no se sabe nada.
The Bling Ring es simplemente un hecho mediático transformado en un bodrio de noventa minutos. Todo el trasfondo, la crítica a la cultura Hollywoodense, al poder de las redes sociales, al lujo, la fama, la falta de contención familiar, etc que podemos deducir (no hay que ser un genio para entenderlo) queda opacado por el ir y venir de estos adolescentes sin cerebro.
Es sentarse frente a un film esperando que vaya más allá de la anécdota y toparse con la anécdota misma. Con la lectura del artículo de Vanity Fair era suficiente. De hecho, muchas veces los tráilers revelan demasiado y le quitan el encanto y la gracia a muchas películas. En este caso, el tráiler es la mejor síntesis de la misma: 2 minutos, eso era todo lo que necesitábamos.