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Le doy play al soundtrack de The Hunger Games por primera vez completo mientras busco en mi cabeza las palabras adecuadas para contarles lo que en verdad me dejó la película. Como bien el título lo adelanta, podría decir que esta adaptación no me encantó ni disgustó, por lo menos no en grandes proporciones.
Es extraño cuando uno viaja y se pierde entre las páginas de los libros, imaginándose, sin siquiera darse cuenta, ese mundo al que nos invitan las palabras y que es aún más extraño verlo reflejado desde el punto de vista de otra persona, de su imaginación. Es tan extraño como excitante. La curiosidad por ponerle “una cara” a lo que la mente crea es algo que no se puede explicar a menos que hayas estado en ese lugar.
Cuando empecé a leer esta trilogía simplemente no pude parar. Una trama poderosa y atrapante que nos mantiene expectantes y con un nivel de adrenalina constante página tras página mientras nos preguntamos cómo, y si, Katniss Everdeen, de 16 años logrará sobrevivir a los Juegos del Hambre. La idea de un Reality Show sangriento con adolescentes (y niños) como protagonistas suena enfermo, pero Suzanne Collins logra contarnos estos escalofriantes acontecimientos de una forma que nos convierte en propios participantes, luchando por nuestra propia vida, o más bien, luchando por la de Katniss.
Quiero dejar en claro que el guión fue bastante fiel al libro, quizás tuvo mucho que ver que la mismísima Collins estuvo a cargo de gran parte de él. En general se manejó bastante bien la explicación de la situación gubernamental de Panem; el contraste entre la forma de vida de los distintos distritos, sobre todo entre el 12 y el Capitolio. Visualmente el traslado desde el distrito de Katniss y Peeta hacia el Capitolio es impactante.
El hecho de que en el primero viven en la miseria, hogar de los mineros, teniendo que salir a cazar animales e intercambiarlos por otros bienes para poder sobrevivir y de pronto subir a un tren bala salido de un mundo inimaginable para cualquiera, y llegar a esa ciudad cosmopolita-futurística a lo Spielberg y mezclarse con gente salida de un desfile cuasi circense, me resultó “chocante” y hasta “cursi” (?), por ponerlo de alguna manera. Sí, por las descripciones en el libro no es que no me imaginaba algo muy alejado a esto, pero hay algunas cosas que no siempre resultan como las imaginábamos.
Cabe resaltar la forma en que mostraron la producción y desarrollo del Reality Show; los extremos a lo que la gente puede y/o está dispuesta a llegar por conseguir un poco más de audiencia y de venderle lo que ésta quiere ver permanentemente. Si bien la temática de este reality no se asemeja con los que estamos acostumbrados a ver en la televisión (¿llegaremos a este extremo alguna vez?), Suzanne Collins estudió muy bien los efectos que éstos producen en los televidentes: por ejemplo, el favoritismo, acá- en los Juegos del Hambre– nadie recibe votos, pero sí sponsors. Sponsors que envían ayuda en forma de productos (por más banales que resulten ser en la vida diaria) que en momentos de vida o muerte hacen la diferencia.
Por otra parte, la reacción de la gente hacia los acontecimientos que ocurren dentro y fuera de la arena con sus participantes es un fiel reflejo de nuestra sociedad, donde llega un momento en el cual nos preguntamos si lo que vemos es realidad o ficción, o que tal vez elegimos creer para nuestro propio entretenimiento.
Lo interesante de esta trilogía son sin duda los Juegos, y como tales, le dieron su importancia pero considero que se podría haber evitado la prolongada pre-preparación y armado de los mismos. Creo firmemente que hasta podría sentarme a ver una película minuto a minuto sobre el desarrollo total de los Juegos tal y como se describen en el libro. Es fascinante, y la adrenalina se siente casi como si estuviera pasando en realidad.
En cuanto a los efectos visuales, muchos dejaron qué desear. Sin embargo, en lo que concierne a la creación del distrito futurístico del Capitolio, y la maquinaria utilizada para crear y manejar los Juegos me pareció bastante acertado, siendo este uno de los aspectos que más me despertaba curiosidad por ver cómo lo traducían.
No hay ninguna duda, y nunca la hubo (de mi parte) de que Jennifer Lawrence era la indicada para este papel desde el día uno que se confirmó que interpretaría a Katniss Everdeen. Lo demostró de la única manera que podía hacerlo, con su capacidad actoral demostró la valentía, habilidad, orgullo, personalidad y por sobre todas las cosas, la humanidad y generosidad que caracterizan a la joven del Distrito 12. Desde el momento, que eriza la piel, en que Katniss se ofrece a ocupar el lugar de su hermana en los Juegos del Hambre, Jennifer es la perfecta Chica en Llamas.
Josh Hutcherson también convenció como el tierno, solidario y “chico de pueblo” de Peeta Mellark. No tuvo tanta relevancia en la película como en el libro pero ya seguro veremos mucho más en su continuación, Catching Fire (En Llamas).
En los papeles “secundarios”, Stanley Tucci fue quizás otro de los personajes mejor realizados. Tucci interpreta al excéntrico conductor de televisión Caesar Flickerman, que resulta ser el responsable de los pocos momentos cómicos, simplemente por la mezcla de su persona y aspecto.
Elizabeth Banks es Effie Trinket, que bien te hace odiarla por su frialdad al momento de elegir a los tributos con probabilidades de morir en días. La Effie de Banks es aceptable, pero esperemos ver algo más que su llamativa vestimenta e irritante modulación a la hora de hablar en las próximas adaptaciones.
Después de ver la primera imagen de Woody Harrelson como Haymitch Abernathy prometía convirtirse en el perfecto borracho y mentor de Katniss y Peeta en Los Juegos del Hambre.
Gale, personificado por Liam Hemsworth, pasó a más que un segundo plano y casi no tuvo relevancia en esta primera película. Yo le daría otra oportunidad para demostrar que también es el indicado para Katniss.
La primera reacción al enterarme de que Lenny Kravitz sería Cinna, el estilista amigo y creador de la Chica en Llamas fue “¿¡Qué hace Kravitz acá!?” Cinna es un personaje con gran relevancia en la trilogía y en la vida de Katniss así que el cantante, ahora actor, deberá trabajar duro para convencernos.
Para cerrar, lo que puedo decir con certeza es que como lectora de libros que se llevan al cine, a esta altura debería saber que difícilmente puedan satisfacer todas mis expectativas, pero uno nunca pierde las esperanzas. Uno quiere que todo sea tal y como lo imaginábamos.