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Una cámara oculta a las oficinas del comité de campaña del gobernador, una secuencia de las tramas y los traspasos de poder como caramelos. The Ides of March revuelve las miserias de la política y pone en evidencia que, para llegar a la cima, no importa nada. O todo. Entonces, se habla de valores como la lealtad al tiempo que se corre con los típicos recursos bajos para aplastar al contrincante. Y se habla con un reparto de lujo, con George Clooney dirigiendo y co-protagonizando junto a Ryan Gosling.
El gobernador interino de Ohio, Morris, se prepara para el súper martes frente a Pullman, otro demócrata un tanto mas ortodoxo que le enviara al mismísimo diablo para sacar a relucir las tramas de una campaña egoísta y a contrarreloj. Ahí esta el primer punto a favor de Ides of March: retrata con éxito la vorágine de la carrera presidencial en Estados Unidos, en épocas en donde se acercan las primarias. No seria casualidad que la Academia se valga de ese argumento como primera instancia para sumarle puntos.
George Clooney, el actor más maduro de Hollywood por estos días, vuelve a dirigir después de la aclamada Buenas noches y buena suerte, y demuestra porque detrás de cámara es tan bueno como frente a ella. En The Ides of March hace un papel que responde a su prontuario de tipo maduro, seductor y con buen discurso; el del gobernador Morris. Eso si, cuando a Clooney se le viene la noche, se le cambia la cara.
El esfuerzo, sin embargo, fue reclutar a una verdadera constelación de estrellas y que todo engrane perfectamente entre ellos. La jugada de Ryan Gosling como protagonista fue riesgosa, aunque termina por sorprender sin llegar a convencer del todo. El tipo mas popular de Hollywood por estos días, sin embargo, demuestra que puede coquetear perfectamente con el drama (político en este caso) y hacer quepar su sonrisa de winner.
En mi opinión, a Ryan le falta pero está en el camino. Gosling es el baby face de una organización tan ancestral como necesitada de cambios, la política gubernamental. Un hombre capaz de conseguir lo que se proponga pero que se debate entre sus propios miedos y su arrogancia. El hombre más influenciador de la prensa que se ve atrapado por ella, un rol bien expuesto por la gran Marisa Tomei, que retrata perfectamente como el quinto poder tiene igual o más poder.
La cuota de reverencia actoral la pone Phillip Seymour Hoffman, un tipo subvalorado en Hollywood por no responder a ciertos estereotipos, pero que sin embargo rinde hasta la ovación en cada aparición. La suya es una interpretación brillante, contradictoria y crédula a la vez. El hombre de valores, que supo tener éxito y es desplazado poco a poco en una jungla tan visceral como la política. El es el contraste perfecto para Gosling, un muchacho de aspecto seguro que sin embargo se vera seducido por el poder y por Evan Rachel Wood, una de las actrices con mas proyección por estos tiempos.
Rachel Wood es la cuota joven e inquietante del film. Su belleza es expuesta como la causa de todos los males. Evan (debilidad de este escriba) se luce, una vez mas, controvertida y abrumada entre tanto egoísmo y vorágine política. Ella es quien le aporta la cuota la pizca necesaria para que la película en algún momento no se torne monótona. La frescura y el drama, de su mano y de la súper taquillera habilidad de Ryan Gosling de capturar espectadores.
Mientras tanto, el comité de campaña de Morris, cuenta como un hecho la victoria en Ohio que le permita la carrera directa por la presidencia. Una serie de hechos invierten el destino de sus protagonistas, que junto al espectador conocen el peligro del juego. Un drama político atípico, mas estadístico que accionario, pero que sin embargo mantiene la tensión, se adapta al libro, cuenta la historia y logra atraparte. Tal vez por los mismos roles de un tema tan tabú para la sociedad, bien expuesto por Clooney, o por las buenas actuaciones y los grandes nombres. O por la suma de muchas cosas, lo cierto es que The Ides of March termina cumpliendo. George Clooney ya conoce lo que es estar nominado por un Óscar en la categoría, y el tipo, por las dudas, ya estudió el guión perfectamente.