Te recomendamos:
Fotos: Josefina Chalde
¿Cuál es el sueño máximo de todo fan de Harry Potter? (Además de que J.K Rowling escriba más libros y se hagan películas por toda la eternidad). Ser testigos de la magia podría ser la respuesta. Pero la magia no existe dirán muchos.
Es verdad, pero la realidad es que en el mundo de Harry Potter, nosotros nos dejamos llevar por la fantasía, lo maravilloso, lo espectacular y lo que experimentamos al leer los libros y ver los films es verdaderamente mágico. Acá hay magia: The Making Of Harry Potter, es una experiencia mágica y única que todo fan de esta magnífica saga debería vivir.
“We do not need magic to change the world, we carry all the power we need inside ourselves already: we have the power to imagine better.” J.K Rowling.
El 4 de Julio, casi cuatro meses después de comprar los tickets por internet, llegaba el día, iba a visitar los estudios de Warner Bros. donde la magia había cobrado vida. El predio es enorme, pero nosotros sólo visitamos la parte destinada al tour. Al llegar al hall, mientras muchas personas hacían cola para entrar, yo miraba deslumbrada las paredes del lugar, colmadas de fotos de los personajes y de los actores, en distintas etapas de su vida. De un lado, una confitería/bar, y del otro, el shop con todo lo que un fan de Harry Potter sueña ver y comprar.
Cuando llegó el turno, y luego de realizar la cola correspondiente, entramos al lugar. Previo a eso, ya observábamos el primer lugar significativo en la vida de Harry: la alacena debajo de las escaleras, donde Harry durmió durante años, sin saber quién era, sin saber qué era.
Luego de cruzar unas puertas, llegamos a un cuarto oscuro, donde se podían vislumbrar los posters de todas las películas en distintos idiomas, y donde, tras apagarse las luces, fuimos testigos de unos videos donde hablaban el productor David Heyman, el guionista Steve Kloves y los encargados de descubrir los libros y llevarlos a la pantalla. Tras un corto video donde mostraron imágenes de premieres y lo que significó el fenómeno, comenzaron a caer las primeras lágrimas. Si empezaba así… ¿Qué esperar del resto del recorrido?
Luego de eso accedimos a una sala de cine, donde nos pasaron un video del trío protagonista hablando de la experiencia de filmación, contando algunas anécdotas y dando detalles de los lugares que íbamos a visitar. Tras ese momento, donde pudimos ver la evolución de estos tres chicos desde que tenían 12 años hasta la actualidad, y donde las lágrimas seguían cayendo, la pantalla se levantó para darnos la bienvenida oficial, estábamos en el Gran Salón.
En el Gran Salón estaba obviamente el comedor, las mesas, los platos, los vasos, el atril de Dumbledore, las figuras de los profesores expuestas con sus respectivas ropas, y las cuatro casas bien diferenciadas. De allí accedimos a un sector dedicado a los directores de las películas y luego, a una parte de utilería, donde estaba el vestuario usado en el baile de Harry Potter y el Cáliz de Fuego, banquetes de chocolate, esculturas de hielo y demás.
Siguiendo el recorrido, nos topamos con la sala de Gryffindor. Todo estaba ahí, el sillón, los diarios, las lámparas, las ropas (siempre expuestas en cada set), la chimenea, la mesa…en fin, todo lo que recuerdan. A partir de ese momento, todos los sets estaban dispuestos en forma de exposición con barandas que prohibían el ingreso a los mismos y que la gente toque las cosas.
La oficina de Dumbledore con los cuadros en las paredes, la oficina de Dolores Umbridge, la casa de los Weasley (con el detalle de las agujas tejiendo la ropa, los cuchillos cortando la comida), la cabaña de Hagrid, la sala de Pociones, el reloj de Hogwarts, el Ministerio de la Magia, son algunos ejemplos de lo que podemos encontrar en este recorrido.
Avanzando encontramos la parte técnica, objetos utilizados en las películas como la moto de Hagrid, las escobas, las pelotas de quidditch, los uniformes, el baúl de Ojoloco, la entrada a la Cámara Secreta y todo lo que imaginen. Una vitrina mostraba los diarios, revistas, cuadernos, libros y demás cosas usadas en los films. Todo estaba pensado, perfectamente diseñado, para el deleite de los fans.
Luego llegamos al exterior, donde teníamos el auto volador, el autobús noctámbulo, las piezas de ajedrez, el puente de Hogwarts y la famosa casa de los Potter y los Dursley. Es impresionante estar en la puerta de los Dursley, porque es real, es eso que ves, eso que tocás, estás ahí, por más increíble que parezca.
Se acercaba el final del recorrido, y todavía quedaban muchas cosas por ver. Accedemos a la parte más interesante de todas. Primero la sección dedicada al arte, maquillaje y efectos especiales: máscaras de todo tipo y tamaño, pelucas, figuras, criaturas en movimiento (impresionante lo de Voldemort), animales colgados de los techos, los dementores, Dobby, y demás.
De acá partimos a Diagon Alley o el Callejón Diagon. Caminar por ese lugar y ver esos locales, fue fuertísimo: Gringotts, Ollivanders, Flourish & Blotts, Madam Malkin, el Emporio de la Lechuza…en fin, todos esos lugares que primero imaginamos y caminamos en nuestra mente, y luego tomaron forma en la película, estaban ahí.
Pasamos a una sección donde están todos los bocetos usados para recrear el mundo Potter. Planos de todo tipo, dibujos, cuadros, pinturas, modelos a escala de ciertos sets, y luego, Hogwarts. ¿Cuántas veces soñamos con ese lugar? Verlo en escala fue impresionante.
Para finalizar el tour, un pequeño cuarto, repleto de cajas de varitas, con los nombres de todos los que participaron de esta maravillosa historia, desde Rowling, pasando por los actores hasta equipo técnico, todos, absolutamente todos los que le dieron vida a esta saga. El cierre de oro fue el shop, donde cualquier fan podría estar horas y horas mirando, y con algunos galleons en el bolsillo (…o más que algunos yo diría bastantes, porque todo es caro), también comprando.
Después del shop, hubo que salir del predio, subirse al micro, y volver a la realidad aburrida, no – mágica de siempre.
¿Las sensaciones? Muchas, difíciles de expresar en palabras. Los fans sólo se entienden entre fans, eso está claro. Entrar a este lugar fue pasar diez años en cámara rápida, a la velocidad del recorrido. Todo vuelve a la mente, la primera vez que agarraste el libro, la primera vez que te sentaste a ver la película, todo.
Creo que la mejor frase para resumir esta sensación la escribió J.K Rowling, y merece cerrar la nota:
«The stories we love best do live in us forever. So, whether you come back by page or the big screen, Hogwarts will always be there to welcome you home.”