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Para empezar, habría que replantearse de si todo best-seller debería ser adaptado por el cine. Está claro que esto es una herramienta de salvación circunstancial para la industria, pero aún así se deberían imponer algunos límites. La razón del planteo es que algunas novelas deberían quedarse solo en papel.
Las series de Cassandra Clare han construido un mundo tan vasto de fantasía que en la primer adaptación cinematográfica de The Mortal Instruments, City of Bones, esto le juega en contra porque simplemente no se puede explicar todo y el guión deja en suspenso muchos detalles que al espectador medio le va a molestar. Por lo que la serie se convierte en un producto meramente para los fanáticos de los libros y no mucho más que eso.
TMI cuenta la historia de Clary, una neoyorquina que ve cosas que el resto no puede ver y se debe a que es hija de cazadores de sombras, quienes se dedican a matar todo clase de monstruos y demonios para mantener el balance entre el bien y el mal. Clary aprende sobre su naturaleza a los golpes, mientras busca a su mamá que ha sido secuestrada por la misma persona que está tras sus pasos. Y por supuesto que está la historia de amor que resulta ser aparentemente un poco más trágica que la de Twilight.
Vista desde una perspectiva, no abalada por la lectura del libro, la adaptación de The Mortal Instruments quiere explicar torpemente todo y de una sola vez, para que al final tenga un final cerrado, pero le toma demasiado para explicar otros sucesos de menos importancia. Así es como obtenemos un guión lleno de defectos, que tienen una explicación, pero que solo está al alcance de los lectores. Claro está que potencia al máximo la química entre Clary (Lilly Collins) y Jace (Jamie Campbell Bower) para atraer mucho más al público, y la frustración de Simon (Robert Sheehan, de la serie británica Misfits) el amigo que está estancado eternamente en la friend zone.
El film de Harald Zwart, quién había dado un gran paso en la industria con la adaptación de Karate Kid, se agarra demasiado a la formula de TMI por los motivos equivocados y obtenemos un mashup de toneladas de fantasía, en una novela romántica demacrada por la sosedad.
No es noticia que Lilly Collins (Mirror Mirrror, The Blind Side) posee cero aptitud y actitud para la actuación, pero hay que darle el beneficio de la duda. En tanto, Jamie Campbell Bower tiene la libertad de expresarse un poco como Jace, a diferencia de los papeles que ha tenido en su corta filmografía (Harry Potter, Twilight). La adaptación de The Mortal Instruments tiene personajes secundarios más interesantes que los principales, y solo da vestigios de que en un futuro tendrán una mayor importancia, a excepción del brujo Magnus Bane.
The Mortal Instruments: City of Bones (Cazadores de Sombras: Ciudad de Huesos), como muchas otras adaptaciones, no tiene la inteligencia suficiente para convertir a la historia en algo apetecible para el resto de los mundanos (léase espectador medio), quienes no han caído bajo el hechizo de los libros. Y como muchas veces pasa, su adaptación no es seguridad de que posea la ‘magia’ de los libros, es algo imposible que se consiga atraer a todos los lectores para que vean la película (y lo mismo sucede con los cómics). Esto nos hace volver a preguntarnos: ¿es necesario adaptar al cine todo best-seller? Definitivamente no, pero esperemos que Hollywood se lleve por delante varios fracasos hasta que entiendan la razón por la cual algunas novelas deberían quedarse en su formato original.