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La obra de Alexandre Dumas, Les Trois Mousquetaires, es posiblemente una de las piezas literarias más difíciles de trasladar al formato audiovisual. Y no es que hayan faltado intentos: la creación del dramaturgo francés ha transitado por diversos escenarios en todas las artes, de maneras más o menos precisas. Pero lo cierto es que se trata de una novela cuya adaptación siempre puede generar grandes desacuerdos, especialmente para los ávidos seguidores de los textos originales.
Sumándose a la nueva tendencia de reflotar clásicos de la literatura, la BBC realizó una apuesta interesante abordando las aventuras de Los Tres Mosqueteros. Si bien la nueva versión cumple de manera eficiente con su cometido, hay que admitir que durante los primeros momentos en los que nos acercamos a esta serie, hay unos instantes de duda en el espectador. Es como si en algún punto existiera el miedo a que una trama lenta y un diálogo superficial echaran por la borda el encanto y la narrativa de Dumas.
Pero la incertidumbre puede dejarse de lado al instante, si recordamos que la dirección de The Musketeers ostenta nombres como el de Toby Haynes, responsable entre otras cosas de The Raichenbach Fall, el memorable episodio de Sherlock, además de varios de Dr. Who. De hecho, otros de los nombres que resuenan, como el de Richard Clark o Saul Metzstein, han estado al frente de muchos episodios de la aclamada serie de ciencia ficción.
En esta co-producción a cargo de BBC One y BBC América podemos apreciar una historia que le sigue el paso a la original (tomándose ciertas licencias, como es de esperar). No hace falta decir, viniendo de dónde viene, que la construcción de las escenas, el espacio temporal y la musicalización están muy bien logrados. En contrapartida, debemos saber excusarle el hecho de que ciertas piezas de la historia parezcan prefabricadas y se envuelvan en el tedioso manto de lo predecible.
Por un lado tenemos a Luke Pasqualino, como D’Artagnan; por el otro aparecen Athos, Porthos y Aramis en las interpretaciones de Tom Burke, Howard Charles y Santiago Cabrera. Y es muy posible que exista un riesgo en esta serie a futuro: quizás los cuatro jóvenes no se tomen en serio lo que significa interpretar a la creación del escritor francés, o quizás los cuatro personajes ficticios les terminen quedando demasiado grandes a los actores.
Este relato comienza con un misterio para resolver, una trampa tendida a los Mosqueteros y el –corto- viaje de D’Artagnan hasta llegar a unirse al leal grupo de tres (todos para uno, y uno para todos). Vale aclarar que el inicio de la historia tiene algunas diferencias en cuanto a lo planteado por su autor original: veremos a D’Artagnan cruzarse con el infortunio y un falso Athos, que tras asesinar a su padre, terminará despertando en él un ardiente deseo de venganza.
Desde el primer episodio comienzan a aparecer los sórdidos romances y a dividirse a los buenos y los justos de los villanos. En este último rubro, vale la pena mencionar la actuación de Peter Capaldi como el Cardenal Armand Richelieu. Es que ninguna buena historia está completa sin uno de esos villanos que nos despiertan un amor-odio tan seductor (en eso, siempre nos sacamos el sombrero ante los guiones que provienen de la BBC).
De la misma manera, en esta adaptación convive la personificación de un Luis XIII (de la mano de Ryan Gage) que busca acercarse a las interpretaciones artísticas que se conocen del monarca, pero concediéndole un tono de dramatismo que lo logra hacer risible y hasta vulnerable: en el primer episodio puede verse cómo el rey le suplica a Richelieu -de un modo casi infantil- que limpie el desastre que él ha provocado con sus pobres decisiones. La propia construcción del personaje parece intentar hacer caso a los rumores históricos que se propagaron con los años acerca de la sexualidad del soberano francés.
Es cierto que Dumas se basó en algunos hechos históricos reales tomando personajes de la época, pero al momento de construir el relato se tomó ciertas licencias: muchos sucesos están contados con modificaciones cronológicas y a la vez están dotados de cierta inexactitud. Es importante tener en cuenta estos detalles, especialmente para aquellos que demanden una fina precisión en la narración de los hechos pertenecientes a la historia real.
No hay mucho en las aventuras de The Musketeers que no sepamos ya: de una manera u otra, todos nos hacemos una idea de lo que esperamos ver en las adaptaciones de obras clásicas; y si bien esto es un punto de apoyo que puede ayudar al guion a mantenerse en línea recta, puede presentar también una suerte de arma de doble filo, ya que de ese modo, como espectador, es más fácil decepcionarse.
La serie tiene a su favor un gran trabajo desde lo estético y una indiscutible dirección, que puede incluso ayudar a que en algunas escenas el trabajo actoral o los diálogos queden un poco pequeños, si los pensamos dentro del marco de la que fue y será una de las grandes novelas de todos los tiempos. Afilando un poco más las espadas y valiéndose de la gran cantidad de recursos que tiene a su favor, The Musketeers puede ser otro gran golpe de calidad de parte de BBC.