Te recomendamos:
“No hay nada más importante en democracia que un electorado bien informado. La ausencia de información o el relato tergiversado sólo busca arruinar el debate social serio y fructífero”. No, no se trata del debate sobre el rol de los medios de comunicación argentinos, si no del principal argumento detrás de la nueva obra de arte del genial Aaron Sorkin: The Newsroom.
La acción de la serie transcurre en la redacción de News Night, noticiero emitido de 20 a 21 en la ficticia cadena de noticias por cable Atlantis Cable News (ACN). El periodismo resulta una profesión atractiva para la ficción de televisión y cine, inclusive para el mismo Aaron Sorkin que creó dos programas con la misma temática: Sports Night y Studio 60 on the Sunset Strip.
Todo empieza con crisis, disrupción y cambios. El conductor del noticiero, Will McAvoy (interpretado por Jeff Daniels) es tildado de “popular por no molestar a nadie”, por no declarar su afiliación republicana ni demócrata, por su tibieza. Durante una conferencia ante estudiantes universitarios comete un exabrupto: dice que Estados Unidos no es el mejor país del mundo, y que los medios son grandes responsables de que haya dejado de serlo.
Tras unas obligadas vacaciones, Will McAvoy vuelve a su trabajo para descubrir que la mayor parte de su equipo de producción lo abandonó para trabajar con otro conductor. Charlie Skinner, presidente de ACN, designa a MacKenzie McHale (la bella Emily Mortimer) como productora ejecutiva. MacKenzie había realizado esa tarea antes de partir como corresponsal a Afganistán e Irak, pero además, es la ex pareja del conductor. Es allí cuando se comienza a descubrir lo bueno y lo malo de la trama.
Como suele suceder cuando Aaron Sorkin está al mando, son los valores los que predominan y marcan el mensaje detrás de las imágenes. The Newsroom presenta un periodismo en crisis, regido por el rating, por el show y dominado por la lógica de los focus groups que determinan cómo quedar bien con la mayoría, dejando de lado el contenido y la verdad. Esto se traduce en un electorado desinformado, en debates políticos pobres y en un peor país.
MacKenzie reaparece en la vida de Will para llevar a la práctica profesional su verdadera visión sobre la realidad estadounidense, planteada en la conferencia. En una acalorada discusión con el objetivo de que la acepte como producto ejecutiva, MacKenzie dice que es hora de retornar a un periodismo con contenido, “tenemos que volver a ser el cuarto poder”. Estados Unidos no es el mejor país del mundo, pero podría serlo con un mejor periodismo, así podría resumirse el argumento de la periodista (y de la serie).
Ya lo hizo en The West Wing desde adentro, y ahora va por los medios. Aaron Sorkin busca mostrarle al pueblo estadounidense cómo pueden ser y estar mejor, siempre partiendo de valores claros: la verdad, la lealtad, la tolerancia y un plus de superioridad moral que suele incomodar a varios.
En medio de la discusión, una noticia, una tragedia que localiza cronológicamente a la audiencia: 20 de abril de 2010, fecha en que se produce la explosión de una plataforma petrolera en el golfo de México, que derivó en uno de los derrames de petróleo más importantes de la historia.
Es en el momento en que el periodismo entra en acción cuando la serie decepciona o deja esperando por más. A lo largo del primer capítulo se muestra poco del funcionamiento de una redacción ante la producción de un programa tras un evento de último momento con graves consecuencias. Periodistas corren y hablan por teléfono, jefes dudan de la fuente de los nuevos periodistas… todo sucede en pocos minutos.
Finalmente, el programa al aire, sin guión ni teleprompter resulta un éxito y lo diferencia de los restantes de la misma franja horaria. La verdad triunfa, los valores se llevan a la práctica, pero deja sabor a poco en la audiencia.
Más allá de que los críticos alabaron el casting, los actores resultan demasiado lindos y demasiado jóvenes para una serie dramática que pretende mostrar una realidad negativa y refundar el periodismo. Sí, es televisión, pero comparándolo con otros elencos de series de Sorkin, parece demasiado.
Un capítulo parece poco para juzgar al desarrollo de los personajes, pero por lo que se puede observar se repiten clichés algo obvios e innecesarios. El presentador de noticias carismático ante las cámaras en realidad es un ser amargado, triste y no querido por sus empleadores, quien tiene la máxima autoridad es un veterano de guerra que conserva valores ya perdidos. Hay asiáticos, hindués, negros y una chica rubia que sufre por amor. Y dos historias románticas parecen demasiado para el arranque de una serie que se presenta con grandes ambiciones.
A pesar de las decepciones, la marca positiva de Aaron Sorkin se observa claramente y le da un gran potencial a la serie. Extraordinarios diálogos, rapidez en la acción y la presentación de una distopía que puede transformarse a lo largo de la serie con la participación de personas capacitadas, honradas y leales.
The Newsroom se estrenó en los Estados Unidos el domingo 24 de junio por HBO con récord de audiencia de la cadena para una premier (sólo superada por Games of Thrones y Boardwalk Empire). La primera temporada tendrá sólo diez capítulos para “reivindicar el periodismo como una profesión honorable” tal como lo dice uno de los personajes.