Cine

Transformers 3: Dark of the Moon, abarca mucho y aprieta poco

Por Milly Sur Bianchiman

| Por Milly Bianchiman Sur

Transformers: Dark of the Moon, la nueva película producida por Steven Spielberg y dirigida por Michael Bay, es sentenciada por los vicios del director en querer exponer todo lo que sabe sobre explosiones  y efectos en una sola película, descuidando elementos esenciales de la misma. Poniendo todo el arsenal visual sobre la mesa, a Bay siempre se le pasa muy por alto el guión, discutible si es más o igual de importante que lo visual, el cual en este caso, no solo carece de líneas decentes, si no que exagera en banalidades y clichés.

La historia cuenta que en realidad el hombre viajo a la Luna en 1969 debido al aterrizaje de una nave que no pertenecía a nuestro planeta. En la incursión del hombre en el satélite, se descubre que hay inteligencia alienígena, y los Autobots una vez que conocen esta parte de la historia, se sienten ofendidos por que el gobierno ocultó que se sabía de su existencia antes de que ellos abordaran La Tierra, y ahora temen que esto signifique otra lucha contra los Decepticons. El sabio de Optimus Prime (Peter Cullen) tenía razón, y detrás de las apariciones de Decepticons por todo el mundo, inclusive en Chernóbil, está el malvado de Megatron (Hugo Weaving), quien quiere reconstruir Cybertron utilizando nuestro planeta y un arma secreta guardada por años en el Arca, la nave que aterrizó en el lado oscuro de la Luna. El único que puede manipular esta arma, es Sentinel Prime (con la voz de Leonard ‘Spock’ Nimoy), el mentor de Optimus, quien yacía dormido en el Arca y ahora que ha vuelto a la vida, pero su llegada no será nada grata para nosotros, los humanos.

Y Sam Witwicky? El hazme reír de Shia LaBeouf terminó la universidad e intenta obtener un trabajo, regodeándose de la medalla que le dio Obama por sus aventuras en las otras dos películas, mientras finge un enamoramiento con la insulsa de Rosie HuntingtonWhiteley, que cada vez que puede, se hace una pose de pasarela (pobre, no le explicaron que esto era una película, no una sesión fotográfica de Victoria’s Secrets). Y Bumblebee? Bien, gracias. Lamentablemente, el personaje favorito de la audiencia, el camaro amarillo, casi no aparece frente a la pantalla en esta entrega, pero cuando se muestra, y junto a LaBeouf, conforman las únicas escenas que realmente transmiten algo de emoción y sentimiento. En cuanto al resto de los lazos entre humanos y Transformers es igual o más artificial y frígido que los mismos juguetes de HASBRO.


Michael Bay como siempre da casi todo lo que se quiere ver en un blockbuster, pero cuando la película termina, y si es que uno se puede recuperar del mal estar que tanta acción visual produjo, se analiza más fríamente que es lo que se vio y el vacio te invade, junto con la incertidumbre de saber de qué trataba realmente Transformers: Dark of the Moon.

Esta vez Michael se excedió con los efectos y la acción, que realmente son impresionantes, y seamos honestos, son pocos los que pueden meterse en sus zapatos y manejar semejante proyecto, con tanto contenido de todo tipo (tecnología, efectos visuales y sonoros, personajes), pero a estas alturas y después de haber visto que directores como Christopher Nolan y James Cameron, nos dieron películas como The Dark Knight, Inception y Avatar, es posible exigir que una película con subtítulo de blockbuster, tenga un correcto guión y una historia coherente.


Quizás mi comparación, o la cita de ejemplos es inadecuada, pero me resulta una forma de aprender (y enseñar a quienes lean esto) a valorar lo que se ve, y ser más pretensioso a la hora de esperar por los resultados. No los voy a engañar. Amo Transformers y los recuerdos de mi infancia incluyen pasar mis meriendas viéndolos, seguido de los Halcones Galácticos; pero resulta muy penoso que en esta secuela final, Michael Bay, no haya hecho otra cosa que meternos el dedo en la boca con sus explosiones, falsos sentimientos y puro supuesto patriotismo.

Transformers: Dark of the Moon tiene mucho de todo: 154 minutos de pura adrenalina, explosiones, implosiones, planetas, personajes, un sinfín de historias dentro de la historia y obvio, los efectos que se te ocurran, pero esto no es suficiente. No debería haber sido tan larga, no debería haber tenido tantas historias como personajes, y definitivamente se debería haber puesto la misma cantidad de creatividad que se utilizo para los efectos y demás, en la historia.

Hasta que Michael Bay no deje de querer abarcar tanto, no recibirá una buena crítica sobre sus trabajos.

 

 

Milly Sur Bianchiman

Cinéfila. Cómic fan. Amante y defensora del hábito de leer y los animales. Detallista a ultranza. Apasionada de los recovecos del séptimo arte.