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Eléctrica, una serie para exorcizar estereotipos

Por Victoria Barberis

A veces no hay mejor motivo para hacer algo que el no tener motivo. No hay nada más noble que trabajar al servicio de lo que se elige todos los días, sin más vínculo que el amor y el compromiso hacia una tarea. Un poco de esto hay en los orígenes de todas las grandes ideas: el inmenso mundo de posibilidades que abre el querer algo y hacerlo porque sí, porque es bueno, porque gusta, porque tiene un enorme corazón por detrás. Claro que con voluntades no siempre es suficiente y en virtud de toda buena idea, debe existir el trabajo que sirva de motor al entusiasmo por dar lo mejor y no guardarse nada.

Esta es una pequeña pieza de la maquinaria que pone a Eléctrica en movimiento. La otra, está en la creatividad y en la precisión de un guion que tiene mucho de aquellas grandes comedias de culto que nos cautivaron en la TV. Eléctrica nació del ingenio de Esteban Menis y su primera temporada fue producida por UN3.TV, el canal de la Universidad Tres de Febrero. Para la segunda temporada, los seguidores se habían multiplicado y la idea había tenido un alto impacto en una audiencia que compartía el proyecto a través de las redes, lo que posibilitó el financiamiento colectivo a través de la plataforma Ideame.

En esta propuesta hay mucho de su creador, no solo en el personaje que compone, sino en el humor que sabe reírse de uno mismo (y de todo) sin que importen demasiado las solemnidades. «Mi estilo es así: viene alguien y yo me río de eso. Me río de Lali (Espósito), a quien considero una amiga, de su popularidad y hasta de su altura; me río de (Jorge) Drexler intentando intercambiar seguidores con Liniers, eso me parece de lo más divertido. Los que vienen tienen esa capacidad de reírse de sí mismos. Ahí todos los elementos confluyen» nos cuenta Esteban Menis mientras nos deja espiar un rincón del set donde se desarrolla esta historia.

Esta comedia recorre brevemente los días de Eléctrica, una pequeña productora de televisión con pretensiones risibles. Jonathan Mayer (Esteban Menis) aparece como un jefe insoportable, violento y déspota que, luego de regresar de Miami, se propone llevar adelante un programa con aires culturales y filosóficos conducido por el propio Ricardo Siri (Liniers). «Ricardo tiene una zona más oscura de la que suele trabajar en sus tiras, y eso es lo que más me divierte de él. La gente que lo conoce sabe que tiene un humor bastante negro«, agrega Esteban con respecto a la participación del dibujante haciendo una suerte de (genial) cameo en la serie. «Él tenía desconfianza, porque no es actor. Pero yo no estaba buscando un actor: estaba buscando que él me cuente un cuento sobre la idea de fama y celebridad y los supuestos beneficios de eso. La idea era ironizar con ese tema y yo sabía que él lo podía hacer porque es muy histriónico«.

Al igual que Liners y Mayer, aparecen otros personajes que se sirven de los estereotipos para construir una crítica honesta y divertida sobre los ejemplares que habitan cualquier oficina: una secretaria un tanto sometida a los delirios de su jefe (Paula Grinszpan) y un eterno pasante meritorio que sueña con escalar algunas posiciones (Iair Said). Para Menis, la base que le da vida a Eléctrica tiene que ver precisamente con eso, «experiencias propias, de amigos, de gente conocida, situaciones absurdas que se dan cuando uno trabaja desde hace tiempo en medios y va distinguiendo algunos estándares. Acá nos reímos de toda esa pretensión de aquel que supone que está cambiando el mundo cuando en verdad no está haciendo nada. Los personajes se sirven de un cúmulo de experiencias transformadas en algo positivo«.

Claro que con mostrar grandes nombres del ambiente artístico nacional como estrellas invitadas y con realizar un trabajo prolijo y estético no siempre es suficiente. Si bien los contenidos pensados y producidos para plataformas online requieren otro tipo de atenciones, un buen guion no deja de ser fundamental en cualquier pieza audiovisual que se precie de serlo. Después de todo, es el libro el que le da vida a toda idea.

¿Cómo se trabajó el guion de Eléctrica?

La temporada uno se escribió junto a Sebastián Rotstein (Casados con Hijos), un excelente guionista. Es muy difícil escribir buenos guiones, en general, la mayoría de los problemas se remiten a eso. Cuando algo no te gusta es porque el guion no te genera empatía, no está elaborado. Es algo que yo respeto mucho y aunque no lo trabajo, me rodeo de gente muy talentosa que sabe mucho de eso. Liniers nos dio la idea de trabajar con temas en cada capítulo (el amor o la muerte, por ejemplo) y eso fue un disparador para construir. Y con mucho timing, porque la comedia es timing. Después, lo que pasaba en el medio, siempre fue un poco de improvisación.

La serie tiene algo de sitcom, algo de reality show, algo de falso documental ¿Por qué apostar a un formato tan poco trabajado a nivel local?

Hoy en día, con los contenidos que dan vueltas por todo el mundo a través de Internet, poco importa donde se origina un producto. Lo que importa el contenido y la penetración cultural que hace años que va en aumento, gracias a las plataformas o redes. Es un formato que me gusta, que me entretiene, muy conocido y que me parecía que podía contener una verdad divertida, para reírnos un poco de ése género también.

Todas las aristas del humor han sido muy trabajadas en la carrera de Esteban –aunque él se defina como un tipo bastante hostil– desde el sitio Lloro de Felicidad o en Dilemas Existenciales. En Eléctrica nos muestra una propuesta novedosa en un formato que, para que funcione, necesita ser brillante. «Me gustaría ver algo como Eléctrica en TV. Cuando hay un programa distinto, la gente agradece eso«, reflexiona. Aunque advierte que no ve mucha televisión, no desde una postura snob sino por aquello de tener que esperar para ver un programa o de no poder elegir, una barrera que Internet nos ha ayudado a sortear.

La segunda temporada estuvo financiada por crowdfunding y recibió un gran apoyo de parte de los seguidores ¿Qué sensación te produjo?

No esperaba lo que pasó, fue algo muy mágico. Vos preparás el terreno para que la gente disfrute algo, para que aquel que lo vea sienta que respetás al espectador tratando de dar algo bueno, pensado, trabajado. En un momento decía «¿Qué está pasando?». No me sorprendió la cantidad de dinero en sí, sino que me parece increíble que gente que no conozco haya puesto cinco mil pesos para que la serie se siga produciendo o que alguien haya puesto dinero para que un personaje lleve su nombre. En realidad el objetivo final es poder ayudar a que algo se realice, fue fuerte porque le dio un condimento especial. A esto lo produjo la gente, literalmente lo produjo la gente. Es un lindo antecedente, no sé si lo voy a repetir.

En relación a la segunda entrega, Menis completa: «fui mucho más crítico con la segunda temporada que con la primera, donde hubo un proceso más azaroso. Era un material nuevo y yo no sabía bien qué estaba haciendo. Me pasó que lo vio un amigo por primera vez, no se rió nada y me preocupé mucho, lo cual habla de que la mirada de afuera siempre tiene una incidencia importante. Yo soy muy crítico y te puedo decir que a mí me gusta más la temporada uno que la dos. Me parece que tiene otra frescura, otra naturalidad y otro desarrollo«.

¿Hay un poco de inspiración tomada de otras series? Hay quienes dicen que Eléctrica recuerda en algunas cosas a The Office.

Todos me decían que había un parecido y eso me molestaba un poco, aunque claro que estamos hablando de una de las mejores comedias del mundo, pero hay un cúmulo de influencias más subterráneas para mí que tienen que ver con algo un poco más british. A mí, más que eso me gusta el estilo de Louis C.K., consumo ese humor. Come Fly With Me es otra gran serie: hay una voz en off que conduce y ése elemento, por ejemplo, estaba en una primera versión de Eléctrica, pero finalmente la sacamos. También hubo mucho de una escritura inspirada en Arrested Development, que es una genialidad muy adelantada a su tiempo y que tiene como cinco chistes sonando a la vez y tenés que retroceder para entender. En Eléctrica nos pasaba que hay un gag que no se entiende porque aún te estás riendo de otro. Eso es manejo de timing.

De todas las cosas que componen a una gran serie, Eléctrica tiene bastante. Como dice su creador y protagonista, es lo que sucede cuando algo se defiende solo. No se trata solamente de los artistas invitados, o de un tipo de humor que encaja perfecto en una plataforma y que se vende sin necesidad de grandes artilugios. Se trata de que, cuando algo es bueno, no hay que explicarlo. No alcanza con etiquetar a Eléctrica como una serie diferente, atrevida, irónica, absurda y hasta inteligente: muchos de estos calificativos no le hacen justicia. Quizás esa maravillosa dupla Menis-Liniers esté llena de eso que nos pasa cuando vemos a brillantes comediantes que saben hacernos reír a carcajadas (y sonrojar de incomodidad). No se sabe definitivamente cuál será el destino de esta serie, pero mientras tanto, la tenemos ahí para ir a buscarla cuantas veces sea necesario.

Victoria Barberis

Es periodista de profesión y escritora de corazón. Es "seriéfila" y una aficionada a las sagas. Su pluma a veces es sarcástica, pero siempre divertida.