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Palpitando el final de Breaking Bad

Por Gonzalo García Berrotarán

Arranca la segunda parte de la quinta y última temporada de Breaking Bad, la historia del fracasado profesor de química que demuestra que cualquiera puede ser peligroso. Creada y producida por Vince Gilligan y protagonizada por Bryan Cranston (quien ya ha ganado tres premios Emmy por su papel como Walter White), esta historia ha sabido generar una suerte de adicción entre sus seguidores.

La primera mitad de la temporada, la cual AMC muy audazmente cortó en dos pedazos emitidos en dos años diferentes, nos dejó hace casi once meses con los pelos de punta cuando Hank (Dean Norris), el cuñado de Walter White (Bryan Cranston) y agente de la D.E.A, empieza a sospechar que en realidad el verdadero Heisenberg sigue suelto y puede estar tan cerca como la habitación de al lado. Un infartante final que nos dejó con la conclusión de que el primer paso hacia el inevitable final ya está dado.

Una vez más, Breaking Bad nos brinda una apertura fría en el primer capítulo, con un flash forward de eventos futuros, dejando más preguntas que respuestas, atina a dar un pantallazo de la montaña rusa que nos espera a los fanáticos en los últimos capítulos de la serie. Muchas expectativas y pocas certezas.

Walt, habiendo depositado el trabajo en otras manos, intenta dejar el pasado atrás y retomar la vida con su familia, a pesar de que su enfermedad ha vuelto a manifestarse, así como su antigua asociada Lydia Rodarte-Quayle (Laura Fraiser). Al mismo tiempo se ve a Jesse Pinkman (Aaron Paul) con la conciencia abatida, como ya lo hemos visto otras veces, y sin saber qué hacer con el dinero sucio.

Para cortar la seriedad del capítulo, con una escena muy al estilo Tarantino, Badger (Matt L. Jones) le describe a Skinny Pete (Charles Baker) el guión de Star Trek que escribió y sugiere que seguramente conseguiría muchos adeptos.

Finalmente, el primer episodio de la temporada, dirigido por el mismo Bryan Cranston, deja entrever con un poco de luz los intrínsecos recovecos de un excelente guión que nos deja a los fanáticos con tantas ansias por los siguientes siete domingos de Heisenberg. Así también, preso de su propio éxito, hay altas expectativas para el final de la serie, la cual no sólo debe estar a la altura del resto de los episodios, sino que debe brindar un cierre para todas las cuestiones planteadas. Los fanáticos no nos vamos a conformar con menos.

Gonzalo García Berrotarán

Programador y estudiante de Ciencias de la Computación. Aficionado al slackline y a su bici. Un buen libro y una buena serie son suficientes.